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  • Día contra las falsas denuncias: el testimonio de Andrea Guacci, cuyo esposo fue víctima de ese delito

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 07/09/2025 04:36

    Carolina Losada y Andrea Guacci, contra el flagelo de las falsas denuncias “Sané gracias a la justicia. Y eso es lo que pedimos, no pedimos impunidad. Pedimos justicia. Buscamos ser escuchados. No podemos permitir que se destruya la vida de un inocente”, decía Andrea Guacci en su intervención en el Senado en la Jornada sobre falsas denuncias, organizada por Carolina Losada, senadora por Santa Fe que presentó un proyecto para agravar las penas por este delito en auge a partir del MeToo y su consigna contraria al principio de inocencia y de igualdad ante la ley: “Yo te creo, hermana”. Diego Guacci era entrenador de la Selección Femenina de Fútbol de la Argentina, sub 17 y sub 15, cuando la FIFA lo notificó, en octubre de 2021, de que estaba siendo investigado desde hacía dos años por la autoridad mundial del fútbol a partir de la denuncia de cinco mujeres por acoso y comportamiento abusivo. Diego Guacci, cuando era DT del fútbol femenino. Una falsa denuncia le hizo perder todos sus trabajos “Uno nunca imagina que una mentira puede llegar tan lejos y hacer tanto daño”, dice hoy Andrea, evocando la vida que ella y su esposo tenían antes de que éste fuese denunciado por hechos supuestamente ocurridos cuando trabajaba en el club River Plate. “Cuando todo esto empezó, mi esposo estaba en la cumbre de su carrera, había logrado lo que siempre quiso: ser técnico de la Selección Femenina de Fútbol de la Argentina. En ese momento, teníamos otro proyecto en marcha: agrandar la familia. Desgraciadamente, en el medio pasó todo esto y ninguno de los dos proyectos llegó a buen término”, dice Andrea, que perdió un embarazo durante el difícil período que atravesaron. Luego de dos años de investigación, el Comité de Ética de la FIFA hizo un juicio, cuyo resultado fue la absolución de Diego Guacci. Se destacó en el fallo, publicado el 25 de mayo de 2022, que “ninguna de las acusaciones específicas es reportada por más de una persona”. Es decir que esos testimonios no podían ser considerados “coherentes, consistentes y confiables” en la medida en que “se refieren individualmente a conductas separadas y específicas”, que no fueron corroboradas por al menos dos personas. Una página de la decisión de la FIFA sobre el caso de Diego Guacci, en la cual desestima las denuncias en su contra “Eran sólo relatos”, resumió Andrea Guacci a Infobae. Además, ninguna de las denunciantes se presentó al juicio, a pesar de que la FIFA les garantizó el anonimato. Tampoco presentaron otras pruebas ni apelaron el fallo. La FIFA contactó a las testigos aportadas por Guacci en su defensa, las que afirmaron no haber visto nunca una conducta inapropiada por parte del entrenador. El fallo, lejos de poner fin al problema, lo exacerbó, y apenas cinco días después, el 30 de mayo de 2022, un grupo de activistas se plantó frente a la puerta de la AFA para exigir la destitución de Diego Guacci, lo que de hecho consiguieron. Andrea apunta contra Mónica Santino, ex jugadora y referente del fútbol “feminista”, y Agustina Vidal, periodista deportiva, como las principales instigadoras del escrache. Mónica Santino (foto: Santiago Saferstein) “Las jugadoras de Diego me alentaron a meterme en esta pelea -recuerda hoy Andrea Guacci-. Ellas crearon un hashtag #YoTeCreoDG, con la idea de desactivar ese escrache. También difundimos extractos de la resolución de la FIFA. Logramos bastante porque solo fueron 28 personas. Todas llevadas por Santino. De todos modos, Diego perdió toda su actividad laboral. Él había sido instructor en FIFA durante 17 años, muchos de sus cursos estaban online. Era un apasionado de su trabajo. Hoy le causa dolor hablar del tema”. “Hoy para FIFA Diego Guacci es inocente. Para las pibas, un acosador sexual”, decían los carteles que llevaron las organizadoras del escrache y que también difundieron en redes. Además, difundieron los testimonios de las denunciantes pero no los fundamentos de la resolución del Comité de Ética de la FIFA. Esto demuestra que hay un sector del activismo feminista que se considera por encima de la ley, investido de una autoridad que le permite juzgar -a priori- y condenar sin pruebas. Denuncia es igual a condena de acuerdo al nuevo credo de género y no importa lo que diga la justicia. Andrea Guacci, durante su intervención, desde Italia donde reside actualmente, en la presentación del proyecto de ley sobre falsas denuncias, junto al ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona y los senadores Carolina Losada y Juan Carlos Pagotto “Mi marido era un profesional mundialmente reconocido, había llegado al puesto máximo del fútbol femenino, era jurado del Balón de Oro, había trabajado en el exterior, lo habían convocado desde EEUU, por ejemplo”, dice Andrea Guacci, que cree que esas falsas denuncias se hicieron con la venia de otro integrante del cuerpo técnico del fútbol femenino con la finalidad de excluir a su esposo de la institución. “Demostré mi inocencia pero igual me castigaron”, decía el propio Diego Guacci en una entrevista televisiva, convencido de que la finalidad era sacarlo del cargo. Con el tiempo, la lucha que llevaron adelante, en especial su esposa, les mostró que ésa suele ser una motivación frecuente detrás de las falsas denuncias, pero también los divorcios conflictivos y el interés pecuniario. “Esta proliferación de falsas denuncias las promueve un sector del feminismo radical para obtener beneficios materiales o de prestigio y posición; todo fogoneado por el Ministerio de la Mujer”, decía Diego Guacci. Esa cartera disponía de fondos para subsidios a mujeres víctimas de violencia de género, término al que se le daba un sentido cada vez más amplio. Andrea Guacci: "Mi marido era un apasionado de su trabajo. Lo perdió todo. Hoy le causa dolor hablar del tema” Cabe señalar que las jugadoras que acusaron a Guacci nunca lo denunciaron en una comisaría ni en un juzgado, ni siquiera en el club donde decían haber sido maltratadas o violentadas por el DT. Se limitaron a presentar su acusación ante la AFA. Eso no les impidió promover luego acciones para obtener la condena mediática y social que no habían podido conseguir ante la justicia. “Nos destruyeron, destruyeron la vida y la carrera de mi esposo”, dice Andrea. Con la resolución firme de la FIFA en la mano, los Guacci se presentaron ante el Juzgado Civil Nº 55 para pedir una acción declaratoria de la inocencia de Diego, lo que convirtió a este entrenador en el primer hombre oficialmente declarado víctima de falsa denuncia de violencia de género. Consecuencia de esta declaratoria fue que la TV Pública dio de baja los contenidos referidos al caso para que no se siguiera difamando al entrenador. Pero tal vez lo más importante es que esta acción declaratoria habilita a Diego Guacci a accionar contra las denunciantes pero también contra aquellos que se hicieron eco de la difamación, reproduciendo el delito. “Diego no pudo recuperar ninguno de sus trabajos. Las falsas denunciantes, en cambio, siguen vinculadas al fútbol femenino”, dice Andrea Guacci. El caso de su esposo la llevó tomar conciencia de este flagelo: “Cuando nos pasó esto, tomé dimensión del tamaño y extensión del crimen de las falsas denuncias de violencia de género. Y decidí emprender una acción en contra de esto”. Andrea Guacci creó el Frente de Mujeres Argentinas para sumar voluntades contra las falsas denuncias En ese derrotero, se encontró con otras víctimas directas e indirectas y formó el Frente de Mujeres Argentinas. También golpeó muchas puertas en el Congreso, hasta que logró que la senadora Carolina Losada tomara el tema y presentara un proyecto para agravar las penas por este delito, para que reciba incluso cárcel efectiva en determinados casos. La reciente admisión por parte del joven Tomás Ghisoni acerca de cómo, siendo menor de edad, fue manipulado por su madre para acusar falsamente a su padre de abuso sexual puso el tema sobre el tapete: existen las falsas denuncias y el daño que causan es difícilmente reparable, incluso luego de la absolución judicial. Tomás Ghisoni contó cómo fue manipulado por su madre para denunciar a su padre, confirmando la existencia de las falsas denuncias y su modus operandi Andrea y Diego Guacci alientan a quienes son víctimas de estos delitos a no bajar los brazos. Con frecuencia, quien es objeto de una falsa denuncia no emprende luego acciones legales contra sus acusadores para demostrar el dolo. El sufrimiento que representa el ser inocente pero quedar señalado públicamente, las pérdidas materiales e inmateriales que se sufren, el tiempo que lleva demostrar que no se hizo lo que no se hizo -porque en estos casos queda invertida la carga de la prueba y se es culpable hasta demostrar lo contrario: todo ese calvario deja a la persona agotada y sin fuerzas para emprender una demanda. Sin embargo, sería saludable que las víctimas de estas infamias empiecen a buscar reparación legal. Es el caso de los Guacci, que han decidido demandar a las jugadoras que hicieron las denuncias, a la abogada que las patrocinó, Alexandra Gomez Bruinewoud, y también a las organizadoras del escrache: Santino y Vidal. El ex DT de la selección femenina quiere restablecer su honor y recuperar sus trabajos. Hoy los Guacci viven en Italia, donde Diego trabaja en cuestiones deportivas pero ajenas al fútbol femenino que fue su pasión y su especialidad. “Hasta los fallos absolutorios son injustos -dice Andrea Guacci- porque suelen decir ‘prueba insuficiente’, pero queda instalada la sospecha. Y no, no hubo pruebas porque no existió el delito”. “Por eso estas denuncias no pueden ser tratadas como simples palabras al aire. Una falsa denuncia de violencia de género es un arma que destruye vidas, carreras. Hay gente inocente conviviendo con delincuentes condenados y los jueces tardan años en resolver”, afirma. Este sentimiento de injusticia es el que la mueve a seguir luchando, más allá de que su caso está en cierta medida resuelto. El Día Internacional contra las Falsas Denuncias fue instituido a partir del caso de un profesor, locutor de radio y presentador televisivo, Simon Warr, falsamente acusado de abuso sexual. Estuvo casi dos años preso y otros dos en libertad bajo fianza, hasta ser declarado inocente de todos los cargos. Warr escribió primero un ensayo titulado “Algo bueno tiene que salir de esto”, y luego un libro “Presunto culpable”. Pero durante esos años, enfermó de cáncer y murió poco después de su absolución. En su honor, desde 2018, el 9 de septiembre, día de su nacimiento, se convoca a una jornada de concientización y lucha contra este flagelo. El objetivo de la convocatoria del Frente de Mujeres Argentinas, que no es una organización sino más bien una red que une a las víctimas primarias y secundarias de este delito, es mostrar que no se trata de casos aislados sino de un modus operandi y asistir a otras víctimas: pasamos por esto, te podemos ayudar, es el mensaje. Frenar las falsas denuncias ayuda a las verdaderas víctimas, sostiene Andrea Guacci. Y una frase de Simon Warr debería ser tenida en cuenta por las fanáticas de la perspectiva de género, que en el fondo es sesgo y prejuicio: “Una de las mayores tragedias de casos como el mío es que dificulta que se crea a las personas que realmente han sufrido abusos”.

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