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  • La grieta invisible: El tuit que desnuda la batalla entre el viejo y el nuevo mundo : ADN21

    Parana » Adn21

    Fecha: 07/09/2025 03:04

    La política argentina, acostumbrada a los acuerdos de cúpula y los conflictos de palacio, se trasladó a un nuevo ring. No hay fecha ni lugar exacto, solo una pantalla y un mensaje en X. Fue el Gordo Dan, Daniel Parisini, quien “fusiló” al jefe de gabinete Guillermo Francos. ¿El motivo? El funcionario había criticado al militante por ser muy duro con Luis Juez, un antiguo aliado que hoy ya no lo es más. Este episodio, que para muchos podría ser un simple chisme, es en realidad el disparador de un cambio de época. Es el símbolo de una batalla mucho más grande que se libra en Argentina y en el mundo: la de un viejo mundo que se resiste a morir contra uno nuevo que aún no sabe cómo gobernar. El dardo inicial del militante digital, que luego fue borrado, fue brutal. A modo de escarnio, apuntó contra la vida personal de Juez: “Luis Juez le acabó adentro a una mujer que no era su esposa y tuvo una hija. No se hizo cargo de la nena hasta que la justicia lo obligó. Y ahora la usa para hacer política poniéndole palos en la rueda al plan para sacar de la miseria a los argentinos del presidente Milei”. Luego, en una segunda estocada directa a Francos por repudiar sus palabras, le escribió: “Francos por ahí no entiende de la vehemencia y la frontalidad históricas para decir la verdad que caracterizan a LLA porque cuando nosotros estábamos haciendo campaña con todo el aparato kirchnerista en contra, él formaba parte del gobierno de Alberto Fernández”. 1. El fin del viejo mundo: La crisis de conducción como síntoma El cruce no es solo una pelea, es el reflejo de la incapacidad de la “nueva política” para construir poder de forma tradicional. El gobierno de Milei, con su desprecio por los acuerdos y las alianzas, ha demostrado que las herramientas que le sirvieron para ganar no son suficientes para gobernar. El choque entre la lógica de la “campaña permanente” y la necesidad de gestión revela que los viejos manuales de la política, basados en la negociación, los consensos y la construcción de equipos, se han vuelto obsoletos para este nuevo actor. Sin embargo, la ausencia de un nuevo modelo viable crea una parálisis. 2. La batalla por el poder: El choque de paradigmas comunicacionales La figura de “El Gordo Dan” simboliza el empoderamiento de un nuevo tipo de comunicador político . Ya no son los grandes medios ni los partidos los que definen la agenda. Un simple mensaje en X puede “fusilar” a un ministro, generando una onda expansiva que la “vieja política” no sabe cómo contener. Este cambio pone en jaque la intermediación tradicional. La política se hace en tiempo real, con hashtags y memes, y eso abre una brecha con una sociedad que, en su mayoría, todavía no ha completado el recambio generacional y sigue aferrada a las fuentes de información del “viejo mundo”. 3. El desafío de un nuevo mundo sin brújula La victoria del presidente es parte de un fenómeno global de rechazo a las élites. Pero la pregunta que flota en el aire es: ¿hacia dónde va este “nuevo mundo”? El gobierno se ha posicionado como el sismógrafo de esta era de incertidumbre, pero su única brújula parece ser la destrucción del “viejo Estado”. Mientras tanto, las potencias globales, enfrascadas en una nueva Guerra Fría y en una disputa por los recursos, también parecen navegar sin un plan claro. El descontento social que se vive en Argentina, lejos de ser un simple problema económico, es el reflejo de una sociedad que no ve un futuro claro . La incapacidad del oficialismo para ofrecer soluciones concretas, más allá de la “motosierra”, demuestra que el nuevo paradigma todavía está en construcción. 4. ¿Qué rol jugará la vieja política en el nuevo mundo? La crónica de este cruce no anuncia la muerte de la política tradicional, sino que le advierte que debe reinventarse. La vieja política, con sus estructuras y códigos, ya no puede gobernar sola. Pero, a su vez, el “nuevo mundo”, sin la experiencia y los cuadros de la política tradicional, parece incapaz de gestionar el Estado. El descontento social que hoy impacta en el gobierno podría ser capitalizado por la oposición, pero solo si logran entender que los viejos caminos ya no conducen a ninguna parte. La batalla no es por el poder en sí mismo, sino por la capacidad de construir un proyecto que conecte con la realidad de un mundo que ya no se rige por los paradigmas de ayer. Conclusión: El verdadero dato político

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