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» Misionesopina
Fecha: 06/09/2025 21:43
Diego Enriquez, el misionero que transforma instantes en recuerdos eternos Irrumpió en el mundo de la fotografía con una sensibilidad que lo distingue. Diego no es un simple fotógrafo de bodas: es un verdadero expresionista del ritual del amor. Con una mirada única en Enriquez studio weddings mezcla técnicas y avances con un estilo profundamente personal. Convirtiendo luces y sombras en cómplices para imprimir la esencia de los momentos de celebración. —¿Cómo empezó tu historia con la fotografía? —Desde chico ya me gustaba. En casa siempre había cámaras y yo era el encargado de los rollos y los álbumes familiares. Más adelante, un señor que vivía en Estados Unidos me vendió todo su equipo, dándome la posibilidad de pagarlo en cuotas. Con esa cámara empecé en este mundo y nunca más lo solté. Para Diego, la fotografía no es solo técnica, sino memoria y emoción. Sus imágenes son como poemas visuales que evocan la frase de Benedetti: “Te quiero para volvernos locos de risa, ebrios de nada y pasear sin prisa por las calles”. Cada imagen es un testimonio que atesora la alegría y el amor de un día irrepetible. —¿Qué descubriste en la fotografía de bodas que no encontraste en otros estilos? —Que ahí está todo. Retratos, moda, documental, producto, emociones… todo en un mismo día. Es como un torbellino de vida concentrado en 12 horas. Y lo que más me enamora es la gente, porque una boda es celebración pura: la alegría, los abrazos, las lágrimas. Eso me llena. —Tus fotos parecen contar historias de amor más allá de lo visible. ¿Cómo lo lográs? —Creo que una buena fotografía no se limita a mostrar lo que pasó, sino que transmite lo que se sintió en ese instante. Es como congelar un latido. Para mí, la cámara es una forma de vencer a la muerte: deja huellas de lo que somos y de lo que nos hace humanos. La previa: momentos de intimidad y conexión —¿Cómo trabajás con los novios antes y durante la boda? “Me gusta estar cerca desde la previa. Conocerlos, charlar, entender su historia y sus emociones. La sesión antes de la boda no es solo fotos; es un momento para que se relajen, se miren y se conecten. Durante la ceremonia, trato de ser invisible pero presente, capturando miradas, lágrimas, risas y abrazos, sin interrumpir la magia del momento. Cada gesto que capturo tiene que ser auténtico, porque esas imágenes van a ser recuerdos para toda la vida.” Vivir la fiesta con intensidad “Yo no solo observo, también vivo la fiesta —confiesa—. Me dejo llevar por la música, por la risa de los invitados, por los nervios de los novios y la ternura de los abrazos. Bailo, río, me emociono; necesito sentirlo para poder contarlo después con mi cámara.” Esa entrega transforma su trabajo en arte. Sus fotos no solo muestran lo que sucedió; transmiten cómo lo vivió él, con el corazón abierto y con la alegría de quien sabe que está registrando recuerdos que serán para los presentes y para los que llegaran. Es por eso que al final del día, una boda no se mide en la cantidad de fotos ni en la perfección técnica de cada toma. Se mide en los recuerdos que quedan, en la sonrisa de los novios cuando reviven ese instante, en las lágrimas de una madre que vuelve a ver el abrazo de su hijo. Con cámara en mano — Diario de un fotógrafo: Fuiste parte del Taller Nacional de Fotografía en Paraguay. ¿Cómo llegaste ahí? Es la tercera vez que participo. Llego ahí a través de Gerardo Miltos, asistí a varios workshop dictados por él y en la charla motivacional que daba al final de sus talleres habla del “Diario Fotógrafo” y a eso la transformó en formato en un congreso. Donde calculamos que éramos 500 personas entre expositores, asistentes y lo que ellos llaman instructores. ¿Qué significó para vos? —Muchísimo. Al principio fui como asistente, después como instructor y este año me convocaron como fotógrafo oficial. Allá lo que se respira es lo humano, más allá de lo técnico o lo comercial. Desde el 2023 me seleccionaron para que presente una instrucción en el 2024. Gustó mucho esa instrucción y en el 2025 me invitan para hacer la cobertura oficial. ¿Qué te deja esta experiencia? Me deja mucha satisfacción y esa sensación de crecimiento, una vez más. Esta invitación, además, fue la oportunidad de poder retratar con nuestra mirada lo que ese gran evento transmite desde lo humano. A todo el mundo gustó la cobertura que se hizo. Fuimos en equipo de Enriquez studio weddings y sumamos a Diego Bellocchio de la productora Montecine para hacer la producción audiovisual y ¡La rompimos! eso habla del gran potencial que tenemos los misioneros, la creatividad y el laburo con pasión. ¿Qué tiene de particular este Taller? Si bien están presentes las marcas de accesorios de fotografía más importantes de Paraguay, la mayoría de las charlas son motivacionales, de experiencias, testimoniales. Apelan mucho al lado humano y no tanto al lado técnico. Y eso es por ahí lo que la diferencia de los congresos normales. No son específicamente disertaciones sobre el poder de la venta o del marketing y el éxito, sino como trabajar en cada uno para poder implementar ese marketing o las estrategias de venta. Cada vez que voy siento que estoy más cerca de mi sueño: vivir la fotografía como una filosofía de vida. Si tuvieras que definir tu estilo, ¿cómo lo describirías y de quienes te inspiras? —Como un juego de luces y sombras que revela lo que hay debajo de la superficie. Me gusta pensar que mis fotos son como poemas visuales: hablan del amor, de la risa, de la ternura, del tiempo que pasa y de los instantes que quedan. Son momentos que me movilizan y es lo que se transmite. Fui buscando objetivos, formándome. La inspiración viene de muchos colegas, de acá en la provincia como de afuera. Tuve la suerte de conocerlos o hacer cursos en Uruguay con estudios que son mi norte, hasta que llega Gerardo Miltos, a quien admiro muchísimo. Para Diego, cada disparo es un acto de amor: un puente entre el presente y la eternidad. Sus fotografías no son solo imágenes; son memorias que respiran, latidos congelados que nos recuerdan que, aunque el tiempo pase, hay instantes que nunca dejan de brillar.”
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