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Concordia » El Heraldo
Fecha: 06/09/2025 16:33
A veces resulta alentador comprobar que, cuando el talento se manifiesta no importa ni los antecedentes, ni los condicionantes ni la edad para que una trayectoria comience. Es cierto, no es frecuente. Bien lo saben numerosos artistas que le es absolutamente difícil trascender la mera intimidad de sus talleres o estudios. Andrea Camilleri es uno de los casos anómalos. Nacido hace un siglo, el 6 de septiembre de 1925 en Porto Empedocle, cercano a Agrigento, en la costa sur oeste de Sicilia, recién en 1994 consiguió publicar un libro “La forma del agua” con el que empezó a ser conocido. Ubicado en Vigatà (nombre ficticio creado por Camilleri, que no obstante hace unos años se lo adicionó al nombre oficial de Porto Empedocle, considerando la enorme popularidad que el autor le confirió a esa zona del sur de Italia), las mayorías de sus libros abordan conflictos policiales. Su principal protagonista es Salvo Montalbano (homenaje de Camilleri al autor policial español Manuel Vázquez Montalban, el creador del investigador Pepe Carvalho, amante como Montalbano de la buena mesa), agente policial que se involucra con la mafia y por ende la prostitución y la droga en una de las zonas más marginadas de la península itálica. Montalbano es el personaje central de 34 libros de Camelleri. Desde “La forma del agua” hasta “La conciencia de Montalbano” publicado en 2022 en forma póstuma, dado que el autor había fallecido el 17 de julio de 2019. El comisario Montalbano, en “La forma del agua” (no hay que confundir con la excelente película homónima y con temática fantástica de Guillermo del Toro estrenada en 2017), debe investiga el crimen de un político y empresario que aparece muerto semidesnudo en el interior de un automóvil en un descampado. Como es tradicional en las tramas policiales deductivas nada es tan claro como parece y la investigación de Montalbano, desnuda las miserias de una sociedad que consiente más de lo esperable a las conductas mafiosas. Sobre todo, influida por las tradiciones culturales que sazonan la idiosincrasia de esos pueblos. La extraordinaria repercusión de esa novela y la publicación de la siguiente de la saga Montalbano, “El perro de terracota” (1996) catapultó a Camelleri. En una entrevista televisiva el autor afirmó que no había quedado del todo conforme con el libro anterior y, para definir el personaje, escribió “El perro de terracota”. Lo envió a la editorial Sellerio (que había publicado el anterior) considerando que, con ello, conseguía el objetivo de publicar un libro más acorde a sus aspiraciones. Luego, el editor viendo la repercusión que los libros generaban lo incitó a continuar con el personaje en otros libros. Aparecen, como en los otros libros de Montalbano, su ayudante Catarella, el telefonista de la comisaría, que no responde a las formas, pero es sumamente fiel usando habitualmente el dialecto local; el subcomisario Mimi Augello, adicto a involucrarse en asuntos amorosos; el inspector Giuseppe Fazio, efectivo en sus investigaciones pero abusivo en involucrarse en la vida privada y el agente y chofer Galluzzo. También forman parte de los personajes habituales, el jefe superior de Montalbano, Luca Bonetti-Alderighi, con el que mantiene una relación frecuentemente tirante porque el comisario tiene por prioridad la justicia (aunque ésta no pase necesariamente por la Justicia); el médico forense Pasquano y el fiscal Tommaseo. Adelina Cirrinciò, la asistente de Montalbano y Enzo, el dueño de la trattoria, donde el comisario da rienda suelta a sus necesidades alimenticias. Párrafo aparte, pero no menos importante por su implicancia afectiva, Livia Burlando, con quien Montalbano mantiene una relación sentimental, en el tiempo y en el espacio ya que ella reside en Génova. Según declaraciones de Camilleri, para configurar a Montalbano, “se inspiró en el filósofo francés Merleau-Pontuy cuando sugiere que el verdadero héroe de nuestros días es el hombre común y corriente contemporáneo. Un héroe hoy es quien consigue cumplir con su deber. Seguramente todos conocemos a algunos de esos héroes, de esas personas honestas, leales y comprensivas con los demás que cumplen con su obligación.” Indudablemente que Camilleri también consideró para la elaboración de la personalidad de su héroe y su ácida visión crítica de la sociedad además de su posición política desde la juventud. Desde 1944 permaneció afiliado al Partido Comunista Italiano, del que nunca se alejó, más allá de todas las fintas que la estructura formal del partido tuvo desde la reinstauración de la democracia italiana y hasta su desaparición. “Mi corazón sigue siendo del PCI, a pesar de la muerte del PCI. Yo soy un viudo fiel”, ha manifestado en un reportaje en 2007. El notable éxito de Montalbano, derivó en una serie televisiva que desde 1999 y hasta 2021 a lo largo de 37 episodios tuvo 15 temporadas por la RAI con Luca Zingaretti en el papel del comisario, como su protagonista principal y dirigidos en su mayoría por Alberto Sironi. Camilleri, por su parte, ha escrito guiones para series de TV, realizado la dirección de producción en 3 series (una de ellas vinculada con el inspector Maigret, el personaje creado por Georges Simenon) y ha dirigido 7 producciones para televisión, series o películas, entre 1970 y 1982, antes que fuera conocido como escritor policial. Camilleri, asimismo, ha escrito además numerosas novelas con otros personajes, incluso algunas anteriores a Montalbano y en todas ha mantenido una sostenida preocupación por retratar principalmente los seres de su región, utilizando en muchos casos los dialectos de rigor, intercalando lo cómico con lo grotesco, lo ridículo con lo trágico y desentrañando el misterio del alma humana, impulsada muchas veces a la comisión de delitos. Fiel a su personalidad divertida y simpática, cuando se lo ha consultado respecto a sus libros preferidos, ha dicho: “Don Quijote es uno de los libros más grandiosos que la humanidad haya concebido jamás, un inmenso regalo hecho al hombre. Pero yo no querría ser Don Quijote. Si acaso, me gustaría ser Sancho Panza. Porque no tengo el valor abstracto y la locura de Don Quijote. Creo que prevalecerá en mí el jodido sentido común”. Ads Ads
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