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  • Mensaje multinodal en clave Tianjin

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 06/09/2025 06:52

    Xi Jinping encabeza un desfile militar con Putin y Kim Jong-un para desafiar a Occidente y consolidar su alianza autoritaria (AP) El mundo multinodal, reunido en Tianjin, le ha manifestado claramente a Occidente, que un proceso irreversible, diferente al reparto de áreas de influencias al estilo Yalta, se ha puesto en marcha y que intentará poner las bases de una nueva doctrina de gobernanza global, con poderes más distribuidos. Las potencias intermedias existen y deberán ser escuchadas. Está claro que el proceso no estará exento de dificultades, por ser países con cosmovisiones culturales muy diversas, y también con intereses contrapuestos o divergentes. La OCS, Organización para la Cooperación de Shanghái, reúne a China, Rusia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Uzbekistán, India, Pakistán e Irán. Su presidencia es rotativa y en 2025 le tocó a China. A la reunión en Tianjin también fueron invitados Bielorrusia, Serbia, Turquía, Malasia, Camboya, Vietnam y muchos otros países de Asia Central, y al secretario general de la ONU Antonio Guterres. Se trata de un bloque cuya importancia global no deja de aumentar. No es ni una alianza militar como la OTAN, ni una zona de libre comercio como la APEC o la Unión Europea. En dos décadas, la participación de la OCS en el PBI mundial pasó del 5% en 2001 a más del 24% y representa al 42% de la población mundial. Durante la reunión se celebró el 80º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, así como el 80º aniversario de la ONU y se debatió la hoja de ruta para la OCS con horizonte en 2035. La importancia de esta cumbre se refleja en una imagen realmente poderosa: la presencia de unos 26 líderes extranjeros, que juntos representan casi 4.000 millones de habitantes en el planeta, consensuados contra el “hegemonismo y la política del más fuerte”. Prometen “asumir juntos la responsabilidad común de promover paz, la estabilidad y la prosperidad, para enfrentar las turbulencias y los cambios que aumentan la tensión internacional”. El Sur Global debe defender “un mundo multipolar ordenado, protegiendo el libre mercado y un sistema global de gobernanza más justo y razonable”. Un lenguaje en código para decir que los países, respetando sus diferentes formas de gobierno, deben unirse en nombre de su desarrollo, económico y humano, enfrentando las imposiciones de un Occidente, demasiado errático y en retroceso. Este nuevo bloque de países, en proceso de consolidación, con mayoría de países emergentes, presenta un claro desafío del multilateralismo, en orden a prevenir o mitigar eventuales aislamientos frente a ataques de Washington. Una propuesta que pretende mostrar que “otra globalización” es posible, aprovechando las erráticas propuestas arancelarias de EEUU. Muestra que un orden mundial alternativo está en marcha, y que todos los esfuerzos de Washington para condicionar a China, Irán, Rusia y ahora India, Brasil o México, no han tenido el efecto esperado. Parecieran tener una posición más defensiva que ofensiva contra EEUU. En plena guerra tecno-comercial con EEUU y la UE, Beijing aprovechará para mostrarse como una potencia estable y razonable, garante de un nuevo orden mundial más favorable a los países emergentes que el construido por los occidentales hace 80 años, tras la Segunda Guerra Mundial. El desfile de líderes mundiales visitando China revela una estrategia exitosa de política exterior de Xi. Con esta visita también Putin, reconocido como un líder mundial por Trump en su encuentro en Alaska, consigue alejarse aún más de su aislamiento internacional, pero también indica que su acercamiento a Trump, no implica un alejamiento de China. La principal estrategia china se centra en las relaciones económicas, pero incursiona también en garantías de vigilancia y de seguridad a lo largo de la llamada Franja Económica de la Ruta de la Seda. Pero China no ha mostrado demasiada voluntad de involucrarse en la mayoría de los conflictos regionales, como Ucrania, Palestina, Líbano, Irak, Siria, Irán. Se interesa fuertemente en las economías asiáticas, ya que es el mayor socio comercial de la mayoría de ellos, sacudidos por los amplios aranceles de Trump. Los futuros desafíos para India, China y Rusia también son económicos; los tres países aspiran a ampliar su independencia de Occidente, profundizando sus intercambios económicos. India ya lo hace al continuar importando masivamente petróleo ruso que paga en rupias y no en dólares. Tras la cumbre de la OCS, se celebró un gran desfile militar en la plaza de Tiananmen, para conmemorar el 80º aniversario de la victoria de China sobre Japón en la Segunda Guerra Mundial, y la victoria en la guerra contra el nazismo, al que asistió el norcoreano, Kim Jong-un, así como Vladimir Putin, entre otros principales dignatarios. Los desfiles forman parte de la guerra por la memoria de los millones de muertos rusos y chinos durante la guerra contra el Eje. También fue una demostración del actual poder militar chino y del avance de su modernización. Tema a tener en cuenta en cuanto al equilibrio de fuerzas sobre el tema Taiwan. Relaciones entre Rusia y China China se ha convertido en el principal comprador de recursos energéticos rusos y el principal proveedor de autos y otros bienes a Rusia después de la salida de las compañías occidentales. La guerra en Ucrania ha fortalecido los vínculos entre Rusia y China, ya que las sanciones contra Rusia, la mantiene alejada de Occidente. Lo mejor para Beijing es una Rusia fuerte para hacerle frente a Occidente, pero no tanto para que no se aleje de China. Rusia es un socio útil de China. Le ayuda a Xi a mantener la estabilidad tanto dentro como fuera del país, especialmente en la región de Asia Central. China y Rusia, alineadas sin ser aliadas, ambas ven Asia Central como su esfera de influencia, aunque sus intereses divergen. Desde hace algunos años, los gobiernos de Asia Central son mucho más respetuosos con las necesidades de Beijing que con las de Moscú. Pero por ahora no se visualiza algún distanciamiento entre China y Rusia, pese a las fantasías que circulan en Washington. Relaciones entre China e India Esta edición 2025 de la OCS tiene una importancia política y simbólica particular para China por la reanudación del diálogo trilateral entre China, Rusia e India, que se detuvo después de que las tropas chinas e indias se enfrentaron en 2020. India ha tenido una relación tempestuosa con Beijing, incluyendo enfrentamientos militares en las fronteras del Himalaya y también por su estrecha relación con su antiguo enemigo, Pakistán, al que China le provee armamentos. Por eso la reunión de Xi y Modi es muy significativa. Trump ha impuesto elevados aranceles a los productos indios como castigo por comprar petróleo ruso, lo que ha hecho que se acerquen dos países que parecían enemigos. Xi debería agradecerle a Trump que haya acelerado la distensión entre China y la India. Xi y Modi intentarán reflotar un ambiente de paz y estabilidad. Han manifestado: “Ambos países deberían ser socios, no rivales; e intercambiar oportunidades para el desarrollo mutuo, en lugar de amenazas; ser amigos es la decisión correcta para ambas partes”. Pero seguramente India no desmantelará la intensa diplomacia de décadas que la ha acercado a EEUU, por lo que no se sumará a una alianza anti EEUU. Antes de llegar a Beijing, Modi hizo una escala en Japón, aliado de EEUU, seguramente para analizar juntos las futuras intenciones de EEUU. Modi espera que el actual clima de tensión entre India y EEUU sea sólo una anomalía temporal. Anteriormente, India se había negado a firmar un comunicado de la OCS por el que se condenaron los ataques de Israel contra Irán. Obviamente Modi no concurrió al desfile militar en Beijing. Relaciones entre Rusia a India Modi y Putin reforzaron su alianza en la cumbre en China y acordaron otro encuentro en Nueva Delhi. Rusia e India han mantenido, desde el inicio de la independencia de India (1947) y durante toda la Guerra Fría, relaciones especiales, de confianza mutua, amistosas, y privilegiadas. Son relaciones absolutamente apartidistas, apoyadas por la abrumadora mayoría de los dos pueblos. India valora a sus socios estratégicos antiguos y confiables y tiene suficiente autonomía estratégica en su política exterior para mantener y fortalecer su visión multidimensional. India compraba la mayor parte de su crudo en Medio Oriente, siendo un fuerte importador de crudo, pero desde el conflicto en Ucrania ha comenzado a comprar petróleo ruso disponible a precios con descuento. Rusia ahora representa alrededor del 37% de las importaciones totales de petróleo de India. El comercio entre India y Rusia ha aumentado fuertemente en los últimos años, alcanzando un récord de 68.700 millones de dólares en el año 2024-25, durante una fuerte cooperación energética. Las dos naciones aspiran a aumentar el comercio a 100.000 millones de dólares para 2030. Relaciones con Estados Unidos La consolidación de un bloque euroasiático liderado por China, Rusia e India podría ejercer un fuerte contrapeso al dominio occidental en los asuntos internacionales. Pese a haber estado inactivo en los últimos cinco años, el bloque fue favorecido por la guerra comercial de Trump, que a esta altura parece demasiado simplista. La convergencia de varios líderes de decenas de economías emergentes, como Turquía, Egipto, Malasia, Pakistán y otros, junto a los tres grandes, contrasta con la creciente discordia de EEUU con sus aliados europeos y asiáticos. Algunos de esos países consideran cada vez más que EEUU es una fuerza desestabilizadora del orden internacional, aún más complicada que China. La imagen de Occidente parece algo devaluada; EEUU corriendo detrás del narcotráfico y la UE con fuertes contradicciones internas. Es probable que Trump sea el más interesado en diseñar un mundo bi o tripolar y por eso visitará a Xi Jinping en los próximos tiempos, seguramente para negociar el proceso de competencia y colaboración mutua en los temas de la hightech, que tanto preocupan a Washington. Para congraciarse, preventivamente Washington se ha comprometido a emitir 600.000 visas para estudiantes chinos en los próximos dos años, aunque fiel a su estilo, Trump retomaría su discurso antichino y abandonaría estas políticas si no logra encontrar un punto de acuerdo con Xi.

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