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  • Radiografía del Senado: otra jornada difícil para un Gobierno que agotó el diálogo y llega tarde

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 05/09/2025 02:56

    El pleno de la Cámara alta durante la sesión de ayer (Fotos: Prensa Senado) “Cuando llevás el elástico hacia los extremos pasan dos cosas: se rompe o vuelve con toda velocidad y te la da de lleno en la cara”. La frase de un experimentado senador, al término de la sesión de este jueves en la Cámara alta, mostró una vez más que el lema de ir “por todo y contra todos” del Gobierno libertario encontró, en las últimas semanas, un paredón en el Congreso. Durante la jornada de ayer, la Casa Rosada rompió una barrera de más de 20 años: el rechazo a un veto del Ejecutivo. Fue sobre la ley que declara la emergencia en discapacidad hasta el 31 de diciembre de 2026 -prorrogable por 12 meses-, que quedó reactivada con dos tercios de los votos. Sobraron manos. La situación fue tan desoladora para el oficialismo que ni siquiera los libertarios se animaron a defender a su propio Presidente, excepto por su jefe de bloque, Ezequiel Atauche (Jujuy), y el riojano Juan Carlos Pagotto, siempre preocupado en aclarar que es amigo de todos. Es que, pese a los recientes ponchazos, a la oposición le resulta más fácil que nunca atacar a una administración central que, por momentos, piensa más en Victoria Villarruel que en la oposición más férrea. Es decir, al peronismo que comanda a control remoto, desde su prisión domiciliaria, Cristina Kirchner. El panorama es más grave: todavía quedan legisladores predispuestos a dialogar, pese a los constantes dardos que parten desde Balcarce 50. Un pequeño inconveniente: las sugerencias aterrizan demasiado tarde en la Cámara alta. Claro está que todo esto se encuentra maridado por el sangriento cierre de listas para las elecciones de nacionales de octubre próximo y comicios provinciales, como los ocurridos días atrás en Corrientes. Para el último caso, fue la pequeñísima diferencia entre ganar y salir cuarto. Estrategia pura y más “fuerzas del infierno” más que “del cielo”. Ni Gobierno ni oposición fueron buenos antes y/o malos ahora. El contexto y las circunstancias siempre importan. Por eso lo trascendental de mantener, de mínima, ínfimas líneas de comunicación. Hoy mismo no se trata sólo de “casta”, “ratas”, “coimas”, “censura”, “superávit fiscal”, etcétera. Es, para ciertos titiriteros, relleno. El jefe libertario en el Senado, Ezequiel Atauche Lo que entendió la oposición -una ensalada de kirchneristas, radicales, macristas y silvestres provinciales-, después de meses sin rumbo y en el clásico modo de “salto por el bizcocho”, es la vuelta a los orígenes: el poder. Sin caras frescas que representen una visión de autocrítica por el pasado y una propuesta alentadora hacia el mediano plazo, sólo queda lo esencial. E, incluso, con eso no basta. Al mercado no le interesan las payasadas que ocurren en Diputados ni la flamante sensibilidad de muchos legisladores a la hora de empujar propuestas sobre jubilaciones o discapacidad, que siempre sufrieron y alguien deberá enmendar. Con urgencia. Lo que quiere ver ese sector -siempre muy ganador, sea cualquiera el color de Gobierno- es un jefe de Estado que no sólo sepa controlar a su propia tropa, sino que navegue por las siempre juguetonas aguas del -malinterpretado- “consenso”. Hay una explicación. “No me importan las peleas. Yo necesito ver en diciembre el Congreso abierto todo el verano para una reforma de fondo, ya sea laboral, previsional o fiscal”, opinó semanas atrás, con cierta preocupación, uno de los principales actores del mercado a Infobae. Razón no le falta. En el Senado ya se ríen por los eventuales paracaidistas que debatirán estas potenciales y delicadas iniciativas desde el 10 de diciembre. Un tema no menor: no se puede llegar siempre tarde a las cosas. Es un recurso que un opositor no perdona a esta altura. El ejemplo más claro de ayer lo regaló la aprobación del proyecto que modifica la norma vigente que regula los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU). Para tener una idea, la creadora de la ley vigente desde 2006 es Cristina Kirchner. ¿Su objetivo de aquella época? Que ningún texto de este tipo fuese desactivado. Recién al mediodía apareció una propuesta que abrazó lo disparatado. Fue sugerida con discreción por un senador, pero era de la Casa Rosada. Planteaba algo impracticable desde lo parlamentario y en cuanto a cómo debe tratarse este asunto. “¿Quién escribió este engendro?“, fue lo primero que le consultaron desde un bloque a este medio cuando se conoció la idea. Lo último podría ser resumido de la siguiente forma: ya nadie reza para que el Gobierno entienda lo clave que podría ser -poca, muchas o siempre- la política. No siempre es así. Aunque sea, se prenden velas para que en la Casa Rosada aparezca, siempre en referencia a la relación Ejecutivo-Congreso, alguien semi profesional. Casi nadie cumple ese requisito hoy en día. Los poquísimos que existen no son escuchados desde el corazón del poder. ¿La mejor opción? Vencer en octubre. Queda un mes y medio.

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