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  • Conor McGregor y su pasado futbolero antes de romperla en la UFC: metía todos los goles.

    Concordia » Hora Digital

    Fecha: 04/09/2025 19:23

    Son muchos los deportistas que tras una larga vida dedicada a un ámbito, cuelgan las botas, raqueta, guantes o palos y deciden dedicar tiempo a otra. Hace unos días, se dio a conocer que Robben, el exfutbolista de Países Bajos del Real Madrid o el Bayern Munich había empezado a competir en pádel, aunque no es el único. Otro caso conocido es el de Conor McGregor, aunque su caso es todo lo contrario, comenzó en fútbol para después dar el salto a las Artes Marciales Mixtas (MMA. Lo que está claro es que no se equivocó con el cambio, aunque apuntaba maneras en el deporte rey. Nacido en Dublín, Irlanda, Conor McGregor creció en un entorno familiar marcado por las restricciones financieras. Su familia, alejada de privilegios, dependía de empleos manuales y ajustes cotidianos para sortear las dificultades económicas. Como era habitual en muchos jóvenes de los barrios obreros de la capital irlandesa, el deporte jugaba un rol de escape y posible plataforma de crecimiento. La pasión de McGregor por el fútbol se reflejaba en su incansable seguimiento al Manchester United, club donde se imaginaba algún día jugando. Al dejar los estudios, siendo todavía menor de edad, siguió los pasos de su padre en la fontanería, un trabajo compatibilizaba con el deporte rey. Fue así como se integró al plantel del Yellowstone FC, conocido más tarde como Stanaway Celtic, una de las entidades modestas de la liga local de Dublín. Los entrenadores y compañeros reconocían en McGregor a la figura del equipo. Ocupó el rol de goleador y líder en partidos clave, y su entrenador, David Glennon, lo describió como “el mejor jugador del plantel, inagotable y competitivo”. A pesar del potencial, la opción de avanzar hacia el fútbol profesional se vio empañada por las urgencias económicas y la presión familiar de contribuir con un salario. Esta realidad acercó cada vez más a McGregor a los oficios manuales del hogar. No obstante, la adolescencia de McGregor fue también un periodo complicado por episodios de acoso escolar. Más pequeño y débil físicamente que la media de sus compañeros, fue blanco de bullying durante los años de instituto. Esta situación lo incentivó a buscar refugio en los deportes de combate. A los 16 años, sin expectativas profesionales, incursionó en Artes Marciales Mixtas con el objetivo de aprender a defenderse. La transición hacia el boxeo amateur brindó a McGregor una oportunidad de ganar confianza personal frente a sus pares. Durante un tiempo su vida osciló entre el entrenamiento, la fontanería y los partidos de fútbol, sin una ruta clara definida. Los entrenadores identificaban su capacidad atlética y rapidez, aunque destacaban su falta de constancia en los entrenamientos durante la adolescencia. El motivo por el que la UFC ve imposible la pelea entre Topuria y McGregor en el Bernabéu: “No hay opción”. En 2008 llegó el punto de inflexión. McGregor dejó de lado el trabajo familiar y apostó todo al entrenamiento profesional en MMA. La promotora Cage Warriors reparó en su estilo poco ortodoxo y agresivo, brindándole la primera oportunidad internacional importante. El irlandés obtuvo títulos simultáneos en peso pluma y ligero. A pesar de sus triunfos deportivos, la estabilidad económica permanecía ausente. McGregor dependía de ayudas estatales, recibiendo asistencias económicas semanales equivalentes a 188 euros. Unos años más tarde dio el salto internacional al firmar su primer contrato con la Ultimate Fighting Championship (UFC), la organización de mayor crecimiento en el mundo del deporte profesional. El resto, como suele decirse, es historia. El irlandés llegó a convertirse en uno de los mejores luchadores de la UFC. Y ahora, tras varios años apartado del octógono, ha decidido volver a ponerse los guantes

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