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» Notife
Fecha: 04/09/2025 16:23
Eran las 22.20 del miércoles cuando, en la penumbra de la esquina de Dr. Zavalla y Presidente Roca (Monte Vera), un automóvil estaba detenido, con dos ocupantes entregados a un paréntesis íntimo, lejos de la rutina de sus trabajos en Santa Fe. Ella, una enfermera de 40 y tantos años. Él, un empleado penitenciario de casi 50 años. Ambos buscaban un respiro, pero en cambio se toparon con el infierno. La escena fue interrumpida por la irrupción de dos motociclistas. Uno de ellos blandía un arma larga —una carabina, a juzgar por la descripción—. Sin demasiadas palabras, el caño golpeó contra la ventanilla: el cristal estalló en mil astillas y la pareja quedó expuesta. Los hombres actuaron con una frialdad quirúrgica. Bajo amenaza de muerte, obligaron a la mujer y al penitenciario a descender del vehículo. Luego vino la humillación: los despojaron de sus teléfonos celulares y les arrancaron hasta la ropa, dejándolos desnudos en plena calle. Como una postal de vulnerabilidad absoluta. Puede interesarte Cuando todo terminó, la moto se perdió en la oscuridad, llevándose el botín y dejando atrás a las víctimas con el cuerpo aterido y la dignidad hecha añicos. El llamado al 911 fue el último acto de esa noche de horror. La policía de la Comisaría 20ª de Monte Vera llegó minutos después. Redactaron un acta, registraron la denuncia, notificaron a la Fiscalía de turno. Hasta el momento no hubo aprehendidos ni se secuestró nada. Lo único que quedó fue el relato de las víctimas y el eco del miedo. En la jerga procesal se llama robo calificado. En la jerga de la vida real, es una cicatriz que los acompañará durante mucho tiempo.
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