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Parana » Uno
Fecha: 04/09/2025 13:35
En un deporte casi desconocido en Argentina, el paranaense Eduardo Nin se convirtió, junto a un grupo de compatriotas, en pionero al disputar por primera vez un Mundial de orientatlón, también llamado rogaine. La experiencia histórica tuvo lugar en España, donde recorrieron durante 24 horas montañas y bosques guiados solo por un mapa y una brújula. El orientatlón es una de las ramas del deporte de orientación, que se practica en más de 70 países y que en la Argentina aún lucha por abrirse camino. La premisa es tan simple como desafiante: recorrer un terreno desconocido, guiándose únicamente con un mapa y una brújula, en busca de balizas o “puntos de control” distribuidos en distintas zonas. Cada uno de esos puntos otorga una cantidad diferente de puntaje según su dificultad: los más cercanos o accesibles valen menos, mientras que los que están en la cima de una montaña, alejados de senderos o escondidos en la espesura, otorgan un valor mayor. La clave no es solo correr, sino estrategizar: en un tiempo límite —que puede ir desde 20 minutos hasta 24 horas dependiendo la categoría— los competidores deben decidir qué puntos ir a buscar, cómo dosificar las energías y cómo evitar perderse en medio de montes, quebradas o ríos. Orientatlón: Argentina tuvo su estreno mundialista Orientatlón 2 Orientatlón: Argentina tuvo su estreno mundialista. En Argentina, esta disciplina es incipiente. Si bien existen carreras de orientación desde hace unos 25 años, la mayoría de los torneos se concentran en provincias como San Luis, Córdoba, Mendoza o Buenos Aires. En Paraná y la región, son muy pocos los que se animan a practicarlo. “Acá no tenemos ni siquiera una federación formal, y mucho menos clubes específicos, como sí ocurre en Europa. En Brasil, por ejemplo, el deporte está mucho más desarrollado. En un Sudamericano había 500 competidores brasileños y apenas seis argentinos”, contó Eduardo Nin en una charla exclusiva con UNO. El pasado Mundial de Rogaine, disputado en Sierra de la Demanda (Burgos, España), fue un hecho histórico para la disciplina en nuestro país: por primera vez hubo representación argentina. Y entre los cinco equipos nacionales que se animaron a cruzar el Atlántico, estuvo el paranaense Eduardo Nin junto a su pareja. “Era la edición número 19 del Mundial y nunca habían participado argentinos. Esta fue la primera vez. Nos organizamos entre varios que competimos acá: había equipos de San Luis, Buenos Aires, Mendoza y nosotros, los únicos entrerrianos”, relató. La competencia fue durísima: 24 horas en la montaña, con frío, desniveles pronunciados y casi 800 participantes de 35 países. “El lugar era montañoso, boscosa la zona, muy parecida a la Sierra de Córdoba. Se parecía a lo que conocemos, pero con una organización y un profesionalismo que acá no tenemos”, describió Nin. El equipo de Eduardo participó en la categoría de parejas mixtas veteranos. Con la única compañía de su pareja, debieron recorrer un mapa que abarcaba más de 170 kilómetros cuadrados y que contenía 100 balizas distribuidas en distintos puntos. “Lo más importante era no perderse. Estuvimos 24 horas en la montaña y encontramos todos los puntos que fuimos a buscar. No nos pasó de quedar desorientados, que es algo que puede suceder. Dentro de lo que esperábamos, nos fue muy bien. El puesto es anecdótico: quedamos 40 de 47 en nuestra categoría. Lo importante fue la experiencia”, aseguró. En este tipo de competencias está prohibido el GPS. Los participantes solo cuentan con brújula, cronómetro y un mapa profesional con simbología internacional. Cada integrante lleva una pulsera electrónica que debe marcar en la baliza, y ambos deben hacerlo con menos de un minuto de diferencia para que el punto sea válido. “La estrategia es fundamental. Uno no puede ir a buscar todo porque es imposible. Entonces se elige cuáles balizas conviene priorizar: algunas valen 10 puntos, otras 110. Depende de dónde estén, cuán accesibles sean o si hay líneas guía cercanas como arroyos o senderos que faciliten encontrarlas”, explicó. Orientatlón: Argentina tuvo su estreno mundialista Orientatlón 1 El paranaense Eduardo Nin visitó la Redacción de UNO. UNOER/ Alan Barbosa Más allá del aspecto competitivo, el rogaine implica una fuerte conexión con la naturaleza y largos tramos de soledad. “En Argentina no es común que participen más de 80 personas en una carrera. Entonces, a diferencia de las carreras de aventura donde siempre vas en fila con otros corredores, acá muchas veces estás solo, o con tu compañero, durante horas en pleno contacto con la naturaleza”, dijo Nin. En España la experiencia fue distinta por la magnitud: “Éramos 800 participantes de todo el mundo. Igual, a la noche, en medio del bosque y con linternas frontales, la sensación de soledad y de estar en la montaña es muy fuerte. Nos enteramos después que en la zona había lobos, pero por suerte no tuvimos ningún problema”, recordó entre risas. El equipamiento también juega un papel clave. “Teníamos que llevar abrigo, linterna frontal —dos cada uno por las dudas—, comida para 24 horas, agua y un botiquín. No es como una carrera de trail donde cada cinco kilómetros hay un puesto de hidratación. Acá, en el mapa estaban marcados los lugares donde se podía juntar agua, que eran arroyos, o algún puesto muy lejano donde podías reponer provisiones”, detalló. En el país existe un Campeonato Nacional de Orientación, con unas seis o siete fechas al año. “Siempre que se puede, vamos. La logística no es sencilla, pero el hecho de estar ahí participando es algo magnífico”. En tanto, la diferencia con Europa es enorme. “Allá esto se practica desde fines de 1800, hace 150 años que es un deporte. Se enseña en las escuelas, hay clubes especializados, campeonatos provinciales, municipales, nacionales y europeos. Para nosotros estar ahí es como si un equipo de Islandia viniera a jugar al fútbol contra la reserva de Patronato. La diferencia de nivel es abismal. Pero la experiencia fue increíble”, comparó. “Esto fue un gusto que nos queríamos dar y lo hicimos. Estamos muy contentos. Ahora queremos seguir participando en el campeonato nacional y sumar puntos en el ranking argentino. El objetivo inmediato es ese”, aseguró. Para quienes quieran acercarse a la disciplina, Nin es claro: “No hace falta ser un atleta de élite. Hay gente que solo camina y lo hace muy bien. Se necesita un estado físico razonable y aprender lo básico de orientación. Lo fundamental es practicar. Nosotros entrenamos con un grupo de running en Paraná y además hacemos prácticas con mapas para mejorar la técnica”. Al cerrar, dejó esta invitación: “Este fin de semana vamos a organizar una práctica de orientación en el anfiteatro de Paraná. La cita es el domingo a las 9 de la mañana y está abierta a quienes quieran sumarse. Será una actividad informal, con las características de una pequeña competencia, ideal para que quienes no conocen el orientatlón puedan interiorizarse y vivir una primera experiencia. Comunicarse al 3434052365”. Para más información pueden ver el instagram @runforrest_2025 o por mail a [email protected].
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