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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 04/09/2025 05:13
Argentina's President Javier Milei gestures during the closing campaign rally of the La Libertad Avanza party, days before the legislative elections in the province of Buenos Aires, in Moreno on the outskirts of Buenos Aires, Argentina, September 3, 2025. REUTERS/Agustin Marcarian Las dos jornadas previas al cierre de campaña para las elecciones en la Provincia de Buenos Aires estuvieron atravesadas, ya no por los audios de la corrupción en ANDIS o de las grabaciones de Karina Milei, sino por el clima de violencia política. El Gobierno se encargó, concienzudamente, de ensalzar los incidentes de la previa electoral, aunque en su propia tropa reconocieron por lo bajo el peligro de incentivar un ambiente pesado. “Se puede ir de las manos de un momento para el otro”, dijo anoche un asesor de la cúpula libertaria. Apegados a la polarización con el kirchnerismo, en Balcarce estaban más que conformes con el tono de la discusión y las imágenes que mostraban los canales de TV en la previa y durante el acto de cierre de campaña del Presidente en Moreno, de cara a las elecciones en la Provincia de Buenos Aires. Grupos de hombres encapuchados, con buzos a pesar de que hacían más de 20 grados, en las inmediaciones del club Villa Angela de Villa Trujui donde se presentaría Javier . Botellazos a movileros que terminaron ensangrentados y los gritos y pancartas con la palabra Milei asociada a ”muerte” eran música para los oídos. “Los orkos muestran su esencia, nada mejor que eso para exponer lo que hay del otro lado”, dijo un referente libertario. "Las imágenes controladas, donde quedan como energúmenos los que están enfrente, nos benefician", acotó otro. Las postales de anoche en el conurbano entre manifestantes y la policía, la gendarmería e incluso entre vecinos fueron incluso más favorables, creen, que los registros televisados de los cascotazos lanzados sobre el jefe de Estado, su hermana, y el armador bonaerense y candidato Sebastián Pareja en la caravana de campaña en Lomas de Zamora, la semana pasada. En esa tónica, en el tramo final de la campaña Milei resaltó cada vez que pudo la violencia, en sus redes, en entrevistas y en su evento proselitista más importante de cara a la batalla del próximo domingo. Anoche llegó saltando como en un pogo, rodeado de custodios, al escenario, al son de la canción de La Renga que siempre usan para recibirlo en los actos libertarios, y que reza: “Yo soy el rey, te destrozaré”. Y un minuto después empezar a hablar, se enfocó en las hostilidades que dijo recibir de la oposición. ”Cuando viene todo ese tipo de operaciones y uno sigue adelante y sigue luchando, porque sabe que uno está limpio, entonces proceden a la intimidación física (...) En Lomas de Zamora me tiraron un adoquín (...) Podrían haber matado a cualquiera (...) Para ellos, se trata de poder y si se tienen que cargar con vidas humanas no les importa", dijo. Y comparó con el asesinato del fiscal federal Alberto Nisman. Más temprano, en una entrevista con el hijo del ex presidente de Francia, Louis Sarkozy, el Presidente había dicho, directamente, que el kirchnerismo quiere asesinarlo. Y en redes sociales, la tropa libertaria azuzaba ese mensaje con crece. Mientras tanto, el kirchnerismo, en las voces de Axel Kicillof; su ministro de Seguridad, Javier Alonso, y la intendenta de Moreno, Mariel Fernández, buscó desvincularse de cualquier situación de brutalidad en el acto último acto violeta antes de los comicios. De hecho, el gobernador finalmente reforzó la seguridad con mayor cantidad de agentes, helicópteros y patrulleros para acompañar a la Casa Militar y a la Gendarmería y la PSA en las inmediaciones del evento. Finalmente sólo hubo incidentes menores y los funcionarios resultaron indemnes. Al fin y al cabo, toda esa discusión sobre la seguridad del Presidente y la comitiva del Gobierno sirvió sobremanera a los fines de desviar la atención pública del escándalo de corrupción por los audios de Diego Spagnuolo sobre supuestas coimas en la Agencia de Discapacidad (ANDIS), que pasó a un segundo plano en la conversación. De todas maneras, en el Gobierno hay matices, y no todos están tan convencidos de que les sea funcional que se proyecte una sensación de descontrol. “Veremos qué pasa el domingo”, dijo uno de los altos dirigentes más fieles a Milei sobre el ambiente de hostilidad. Varios referentes violetas que usualmente se envalentonan pasaron a asumir una posición de cautela en la previa de unos comicios que se aventuran difíciles en el distrito más poblado, donde el kirchnerismo suele ser más fuerte. “Estas imágenes nos benefician, siempre que no se desborde”, advirtió un colaborador nacional, también con precaución. “Si se te desmadra la calle, o la situación pasa de lo medianamente manejable, el Gobierno, en tanto dueño del monopolio legítimo de la violencia pasa a ser el responsable”, agregó. En el oficialismo nacional comparan el clima actual con las semanas previas a la detención domiciliaria de Cristina Kirchner, cuando la calle se calentó entre marchas en el centro porteños y manifestaciones frente al departamento de San José 1111. “Si se te desmadra la calle es tu responsabilidad, y no está bueno. La línea es muy delgada, porque cuando se te va de las manos pasa de un momento al otro, no es algo tan quirúrgico que se pueda manipular a gusto”, dijeron los libertarios más racionales.
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