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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 04/09/2025 02:52
Cada especie despliega capacidades cognitivas orientadas a sobrevivir y prosperar según su adaptación a contextos naturales y sociales diversos (Imagen Ilustrativa Infobae) El interrogante sobre cuál es más inteligente, el perro o el gato, ha impulsado una amplia producción de estudios en el campo del comportamiento animal y la psicología comparada. Los análisis realizados muestran que cada especie desarrolla capacidades cognitivas propias, dirigidas a adaptarse de manera eficiente a sus contextos naturales y sociales. Las investigaciones académicas documentan diferencias importantes en comunicación, resolución de problemas y estrategias sociales. Estas no reflejan una desigualdad, sino que señalan la manera en la que despliegan distintos tipos de inteligencia de acuerdo con su evolución, su relación con los humanos y sus necesidades para sobrevivir y prosperar. Los estudios académicos muestran diferencias clave en comunicación y resolución de problemas, sin que esto implique superioridad de una especie (Imagen Ilustrativa Infobae) Anteriormente, un trabajo analizó el cerebro de varias especies carnívoras, y concluyó que los perros poseen un número significativamente mayor de neuronas en la corteza cerebral que los gatos. Según los datos, un perro puede tener hasta más del doble de neuronas corticales que un gato. La corteza cerebral es la región del cerebro asociada a funciones cognitivas superiores, como la percepción, la toma de decisiones y la planificación. En el caso de los perros, el número de neuronas corticales se sitúa en torno a 500 millones, mientras que en los gatos ronda los 250 millones. Esta diferencia sugiere que los perros podrían tener una mayor capacidad para procesar información compleja, aunque los autores advierten que el número de neuronas no es el único factor que determina la inteligencia. Si bien los perros presentan una mayor cantidad de neuronas en la corteza cerebral, los resultados no implican que los gatos carezcan de inteligencia o de habilidades cognitivas sofisticadas. Diversas investigaciones señalan que muestran capacidades notables para resolver problemas, adaptarse a diferentes entornos y comunicarse con los humanos mediante comportamientos complejos. El estudio -publicado en Frontiers in Neuroanatomy- también menciona que factores como la estructura cerebral, la experiencia individual y la relación con su entorno influyen en el desarrollo de habilidades cognitivas, por lo que la inteligencia en los gatos puede manifestarse de formas distintas a las observadas en los perros, sin depender únicamente del número de neuronas corticales. Comunicación con humanos y resolución de problemas La capacidad de comunicación con humanos es otro de los aspectos clave en la comparación entre perros y gatos. Anteriormente, científicos plantearon que ambas especies pueden interpretar gestos humanos, como la señalización con el dedo para indicar la ubicación de un objeto o alimento. Ante problemas insolubles, los perros alternan la mirada entre el dueño y el objeto, interpretado como una solicitud activa de ayuda (Imagen Ilustrativa Infobae) En experimentos de elección de objetos, tanto perros como gatos lograron encontrar comida oculta siguiendo las indicaciones de una persona, sin diferencias significativas en el rendimiento general. Sin embargo, los expertos también identificaron diferencias en la forma en que cada especie busca la atención humana. Los perros, ante un problema que no pueden resolver, suelen mirar a su dueño y alternar la mirada entre la persona y el objeto de interés, un comportamiento interpretado como una solicitud de ayuda. Los gatos, en cambio, muestran menos tendencia a buscar la atención humana y persisten más tiempo en intentar resolver el problema por sí mismos. Un estudio publicado en Animal Cognition profundizó en la comunicación social de los gatos y su capacidad de referencia social. Los resultados indicaron que los gatos alternan la mirada entre el objeto y la persona, pero la frecuencia y duración de este comportamiento depende de la disponibilidad del humano para la interacción visual. Cuando el tutor está atento, los gatos inician el contacto visual más rápido y lo mantienen durante más tiempo. El estudio concluyó que “la alternancia de la mirada es un comportamiento que indica de forma fiable la referencia social en los gatos y que la comunicación social de los gatos con los humanos se ve afectada por la disponibilidad de la persona para la interacción visual”. Estrategias cognitivas: independencia felina y sociabilidad canina Los experimentos muestran que perros y gatos pueden interpretar gestos humanos, como señalar con el dedo la ubicación de un objeto u alimento (Imagen Ilustrativa Infobae) La resolución de problemas y la persistencia ante desafíos también fueron objeto de comparación. Según las investigaciones, los gatos tienden a ser más independientes y persistentes cuando enfrentan una tarea difícil. En experimentos donde el acceso a la comida se vuelve imposible, los gatos dedican más tiempo a intentar resolver el problema por sí mismos y muestran menos conductas de búsqueda de ayuda en comparación con los perros. Por su parte, los perros, tras un primer intento fallido, suelen recurrir rápidamente a la interacción social al buscar la mirada del humano y alternar la atención entre la persona y el objeto. Esta diferencia se atribuye tanto a la historia evolutiva de cada especie como a su proceso de domesticación. Los perros, descendientes de animales sociales y cazadores en grupo, desarrollaron una mayor predisposición a la cooperación y la comunicación con humanos. Los gatos, con un pasado de cazadores solitarios, conservan una mayor autonomía en la resolución de problemas. Los gatos tienden a persistir más tiempo con el problema y muestran menor tendencia a buscar la atención humana en comparación con los perros (Imagen Ilustrativa Infobae) La evidencia científica converge en una conclusión: la inteligencia de perros y gatos no es superior en uno u otro sentido, sino que se expresa de formas diferentes. Los perros destacan en la cantidad de neuronas corticales y en la capacidad de comunicación y cooperación con humanos, mientras que los gatos sobresalen en la persistencia y la independencia para resolver problemas. La ciencia invita a valorar la diversidad de capacidades cognitivas y sociales de cada especie, y reconoce que tanto perros como gatos desarrollaron formas singulares de interactuar y adaptarse al entorno humano.
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