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Parana » Informe Digital
Fecha: 02/09/2025 06:11
Irán enfrenta nuevas turbulencias económicas y políticas a medida que su moneda sufre una fuerte caída y las principales potencias europeas presionan para restablecer sanciones internacionales sobre su programa nuclear. Este lunes, el precio del dólar estadounidense superó los 1.060.000 riales en el mercado abierto de Teherán, cifra que es ligeramente superior al valor registrado antes del inicio de las negociaciones entre Teherán y Washington en abril. El gobierno iraní y el banco central sostienen que esta depreciación no es indicativa de una disminución en la actividad económica, sino que se trata de una reacción psicológica ante el deterioro de las condiciones políticas. Las autoridades de Francia, Alemania y el Reino Unido, los tres países europeos que aún participan en el acuerdo nuclear firmado en 2015 entre Irán y las potencias mundiales, han activado el procedimiento de “snapback”, lo que implica la posibilidad de restablecer automáticamente las sanciones de la ONU, levantadas anteriormente a cambio de la restricción del programa nuclear iraní. La medida de las potencias europeas otorga a Irán un plazo de un mes para negociar un posible acuerdo que podría posponer la reactivación de sanciones por un año o menos. Entre las condiciones establecidas se encuentran la reanudación del diálogo con Estados Unidos, el acceso de inspectores de la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) a las instalaciones nucleares y la justificación de los 408,6 kilogramos de uranio altamente enriquecido, según los datos de la OIEA. Irán sostiene que su programa nuclear tiene fines pacíficos y argumenta que las demandas occidentales deben surgir de negociaciones, no de requisitos previos. A pesar de que inspectores de la OIEA supervisaron el reemplazo de combustible en la central nuclear de Bushehr esta semana, no han recibido acceso adicional. Las autoridades iraníes han criticado al organismo internacional, acusándolo de facilitar posibles ataques de Israel y Estados Unidos en junio. Teherán también rechaza la legalidad de la activación del “snapback”, alegando que la retirada unilateral de Estados Unidos del acuerdo en 2018 y la imposición de duras sanciones —iniciadas bajo el mandato del entonces presidente Donald Trump y reforzadas por la administración de Joe Biden y nuevamente por Trump— invalidan la autoridad de los europeos para reinstaurar sanciones. La presión ha llevado a Irán a buscar alianzas con China y Rusia, también firmantes del acuerdo nuclear de 2015. Los ministros de Exteriores de los tres países emitieron este lunes un comunicado conjunto afirmando que la medida europea contradice la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que respalda el acuerdo nuclear, calificándola de “legal y procesalmente defectuosa”. Abogaron por abordar las causas fundamentales de la disputa y exigieron el cese de sanciones y amenazas de fuerza. El ministro de Exteriores iraní, Abbas Araghchi, acusó a los estados europeos de “traicionar” el mandato del Consejo de Seguridad y convertirlo en “un instrumento de presión”. Araghchi manifestó en la red social X que la prioridad debe ser restaurar la legalidad internacional y generar condiciones que favorezcan el éxito de la diplomacia. Por su parte, el presidente iraní, Masoud Pezeshkian, sostuvo una reunión de dos horas con el presidente ruso, Vladimir Putin, durante una cumbre de la Organización de Cooperación de Shanghai en la ciudad china de Tianjin. La tasa de inflación en Irán permanece por encima del 35%, una de las más altas del mundo. Nuevas sanciones internacionales profundizarían la exclusión del país de los mercados globales y dificultarían aún más la venta de petróleo y otras exportaciones. Irán enfrenta, además, diversas crisis internas exacerbadas por décadas de mala gestión y sanciones. La capital y amplias regiones del país sufren cortes diarios de electricidad debido al deterioro de la infraestructura y a la falta de capacidad para responder a la elevada demanda veraniega. Estas interrupciones afectan tanto a la ciudadanía como a sectores industriales que ya se encuentran debilitados por las sanciones. A ello se suma el grave problema de agua que afecta a grandes áreas urbanas y rurales, alimentado por la sobreexplotación de recursos y sequías crecientes en los últimos años. Desde el conflicto más reciente con Israel, la conectividad a internet en el país ha sido irregular, y muchos servicios y plataformas internacionales siguen bloqueados por el Estado. El sistema de posicionamiento global (GPS) continúa experimentando fuertes alteraciones, especialmente en la capital, sin que las autoridades hayan aclarado cómo estas medidas protegerán contra posibles futuros ataques de Israel ni la duración prevista de las restricciones.
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