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» El Ciudadano
Fecha: 01/09/2025 11:10
*Por Luciana Mangó y Daniel Zecca El intendente de Pérez y convencional constituyente, Pablo Corsalini, analizó el cierre de listas para las elecciones legislativas de octubre. Señaló que la lista que encabeza la actual concejala de Ciudad Futura Caren Tepp es una muestra de unión y renovación del partido, que mantuvo la lógica de las elecciones a convencionales donde lograron la victoria de la mano de Juan Monteverde, también concejal de Ciudad Futura. Para Corsalini, que lidera el grupo de intendentes y presidentes comunales denominados “Vamos”, el objetivo es frenar las políticas de ajuste del gobierno nacional de Javier Milei. En ese sentido, destacó la vocación de articulación y pluralidad de los diferentes sectores del peronismo para posicionarse como la primera fuerza opositora en la provincia. Por otro lado, desde su rol de convencional, cuestionó que la reforma constitucional que se debate en Santa Fe no incluya una autonomía plena con reparto equitativo de recursos para todas las ciudades. En diálogo con el stream El Ciudadano Política, analizó el panorama político de la próxima contienda electoral y repasó la situación de la provincia en función a la reforma constitucional. —¿Cuál fue el rol del grupo de intendentes que integran «Vamos» en la negociación para la lista de candidatos a diputados nacionales por el peronismo en Santa Fe? —El desafío era mantener la unidad y la renovación, siguiendo la lógica del armado de la lista de convencionales constituyentes, que logró el triunfo del peronismo en la provincia. Este proceso nos permitió consolidarnos como la primera fuerza opositora en Santa Fe. Como líderes territoriales no podíamos dejar de hacer los esfuerzos para sostener criterios de armado de unidad y renovación dentro del justicialismo, entendiendo que la renovación es un proceso y no una imposición, y así lo planteamos en la mesa de discusión política. Logramos esta lista de unidad que no solo contempla a todos los sectores del Partido Justicialista, sino que hemos logrado que vuelvan a la mesa otros sectores, como Activemos, que lidera (el senador nacional) Marcelo Lewandowski. Nos vuelve a dar esa mística y energía militante para salir a enfrentar este gran desafío que tenemos de cara a las elecciones de octubre. —¿Cómo se logra la renovación del peronismo con figuras extrapartidarias, como Caren Tepp y Juan Monteverde? —La renovación se aborda de forma pragmática, entendiendo que el escenario actual exige la unidad para frenar el avance del presidente (Javier) Milei y su política de destrucción del Estado. Para lograrlo, hay que tener la capacidad de ampliar el frente y sumar a nuevos actores. Cuando uno empieza a repasar la trayectoria, lo que nos encuentra son los territorios, la militancia y la política de acción. Figuras como las de Ciudad Futura, que lideran Caren y Juan, tienen una fuerte trayectoria de trabajo territorial y de transformación real, lo que nos permite sentirnos identificados y ser parte de un proyecto más amplio. Esta renovación también implica nuevas formas de hablar y de encontrarse con la gente, buscando la innovación política para conectar con las nuevas generaciones. Tenemos el gran desafío de seguir ampliando este frente sumando nuevos actores y ponerle un freno a Milei. Lo vemos los que gobernamos todos los días. Hoy los municipios y las comunas somos el soporte y el sostén principal de la inacción del gobierno nacional en políticas públicas. Nuestros vecinos tienen nombre y apellidos, tienen historias y en función de eso gobernamos y decidimos. —¿Cómo analizás el cambio en el escenario político a nivel nacional, especialmente la pérdida de popularidad del gobierno de Milei? —El proceso que veníamos observando se aceleró. El gobierno se encontró de frente con la realidad, y la gente ya no le da más el «granito de esperanza» que le daba al inicio. Muchos de los cambios que ellos plantearon lo podrían haber hecho de una manera distinta y sin que lo tenga que sufrir tanto nuestra nuestra sociedad. Además, con la baja participación en las elecciones (cercana al 50%), un síntoma de una crisis de la democracia, ningún gobierno puede decir que le está yendo bien. Como oposición, nuestro desafío es hablarle a ese otro 50% de la gente que no está participando por la desesperanza que siente, y construir un proyecto político que les devuelva la esperanza. Cuando hay un gobierno presente, que acompaña, que escucha y que garantiza, la gente lo vuelve a elegir. Si hacés un repaso de las localidades de la provincia de Santa Fe donde hubo reelecciones, tienen que ver con los gobierno presentes, con los Estados facilitadores. Es mentira que la gente quiere que el Estado vuele en mil pedazos y desaparezca. Hay más un mensaje de barricada y de propaganda que se instaló en decir que eso era corrupción. Bueno, claramente los jubilados necesiten de un Estado que los acompañe, y que les los remedios, y que los discapacitados necesitan que se los siga asistiendo. Hay que volver a construir este relato y transformarlo en un proyecto de poder. Ese es el desafío que tiene el peronismo a lo largo y a lo ancho del país, no solamente en la provincia de Santa Fe. Y eso es lo que entendimos a la hora de trabajar esta unidad en la provincia de Santa Fe. —¿Qué escenario vislumbras para las elecciones de octubre? —El gran problema hoy lo tiene el gobernador (Maximiliano) Pullaro, al generar una expectativa de una ancha avenida del medio, en donde están disputando el mismo electorado que Milei. También hubo un error de cálculo que es creer que el peronismo no iba a lograr esta síntesis y unidad. Cuando el oficialismo aprieta a fondo para sacar la Caja (de jubilaciones) y plantear un escenario de transferencia en el mediano y corto plazo, cuando libera una autonomía sin redistribución o rediscusión de los recursos para los municipios, para seguir teniendo a los gobiernos sometidos y en cautiverio bajo el poder del gobernador, cuando uno ve todo lo que se está dando en función del autoritarismo en la no discusión de paritaria para los docentes, es Milei con otra cara. Hay un escenario donde tenemos muchísimo para reconstruir y donde podemos sembrar y cosechar un buen proceso. —¿Cuál era la propuesta que llevaste sobre la autonomía municipal en la convención constituyente y cómo creés que resultó ese debate? —Entendíamos que era una gran oportunidad para la provincia trabajar sobre una autonomía plena, no sólo declamativa. Para ello, era necesario devolverle a los pueblos sus recursos, es decir, distribuir mejor lo que ya se recauda. Esto no significa crear nuevos impuestos, sino distribuir mejor lo que ya se recauda. Necesitábamos discutir autonomía con recursos claros, dándole previsibilidad a los gobiernos locales, que cada comunidad pueda decidir dónde invertir en infraestructura y servicios. Esta era la Constitución de las autonomías. Si no lo hacemos con los recursos necesarios, la autonomía no se va a dar de una manera real y eficiente. —¿Por qué consideras que la autonomía que resultó de la reforma no es plena? —Lamentablemente, no se logró dejar parámetros y bases claras para la aplicación de la autonomía. En otras provincias, como Córdoba y Entre Ríos, sus constituciones sí establecen pisos o bandas para la coparticipación, garantizando un reparto equitativo de los recursos. Tiene que ver con cómo se logra un equilibrio en el desarrollo de los territorios, desde el pueblito más chiquito hasta la ciudad más grande para que tengan obras de infraestructura. Eso es porque hay transferencia de recursos, no porque hay mejores o peores gestiones. Nadie gestiona lo que no tiene. —¿Qué impresión general te dejó la convención constituyente? —Me queda la sensación de que se perdió una oportunidad. El proceso se dio en un marco de poco tiempo y no se abrió la participación a la sociedad, limitándose a ser un «simulacro» con sólo tres audiencias. Fue una reforma de la política para la política, que deja la reelección posible del gobernador Pullaro, la autonomía de Rosario y Santa Fe, y el poder absoluto en el Poder Judicial en manos del gobernador. A esto se le suma la incorporación de algunos derechos que la sociedad actual demanda. Entendemos que la reforma tenía que legitimarse con un proceso de participación muchísimo más activo y con consensos entre el oficialismo y las distintas oposiciones. Los dictámenes de mayoría son dictámenes del consenso de Unidos. Va a carecer de valor de legitimidad institucional o social de la comunidad.
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