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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 27/08/2025 10:35
La inteligencia espacial y la creación de entornos virtuales buscan potenciar la vida humana colocando a las personas en el centro de la IA El debate sobre el futuro de la inteligencia artificial se intensificó recientemente en el Ai4 Conference de Las Vegas, donde Fei-Fei Li, fundadora de World Lab y codirectora del Instituto para la IA Centrada en el Humano de Stanford, defendió que la tecnología debe estar al servicio de las personas y orientó la discusión hacia una IA que realmente cuide de los intereses humanos. Según relató Wired, Li ha centrado gran parte de su carrera en impulsar una inteligencia artificial que incorpore principios de empatía, responsabilidad y colaboración interdisciplinaria. Su visión parte de la convicción de que la IA no debe ser diseñada solo como una hazaña técnica, sino como una infraestructura global, capaz de mejorar la vida humana, ampliar la creatividad y favorecer la toma transparente de decisiones. Esta aproximación pone en primer plano la necesidad de una supervisión activa y de valores humanos integrados en el diseño de la tecnología desde el inicio. En contraste con posiciones que proponen reducir los riesgos de la IA otorgándole “instintos maternales”, como defendió Geoffrey Hinton durante el mismo congreso —recogido por Inc.com—, Li considera que la verdadera seguridad y el beneficio social surgen cuando los humanos permanecen en el centro del proceso. Para ella, simular afecto o protección en una máquina no sustituye la importancia de que las personas establezcan los límites y objetivos fundamentales. “Los humanos deben fijar las metas, los marcos y las restricciones, y mantener el control desde el primer día”, subrayó Li, recordando que ningún diseño “maternal” puede sustituir el análisis crítico y la supervisión de los propios usuarios. Durante su intervención, Li insistió en repensar la tecnología de manera radical. Abogó por un enfoque interdisciplinario, que reúna a expertos de áreas como las ciencias sociales, la medicina y la economía, y no solo de la informática. De acuerdo a WIRED, en la creación del Instituto de IA Centrada en el Humano, Li enfatizó que la tarea consiste en imaginar sistemas que ayuden y potencien a las personas, evitando riesgos como la desinformación, la concentración de poder tecnológico y la exclusión de voces diversas en la gobernanza de la IA. Fei-Fei Li impulsa el debate sobre una inteligencia artificial centrada en el ser humano, priorizando ética y control social Temas como la alfabetización en IA también ocuparon un espacio central. Li explicó, según Inc.com, que la educación debe ir más allá de la ingeniería de prompts o las habilidades técnicas: se trata de formar ciudadanos y profesionales capaces de evaluar y guiar la evolución de la IA con criterio propio. Esta perspectiva defiende que la tecnología debe estimular la curiosidad, la investigación y el pensamiento crítico, inspirándose en metodologías como el diálogo socrático y evitando que los sistemas se limiten a ofrecer respuestas rápidas y poco profundas. Li también llama la atención sobre los riesgos sociales y energéticos asociados a la IA. Desde la propagación de falsedades digitales hasta el consumo masivo de recursos por los grandes modelos, pasando por el peligro de generar sistemas opacos y de ampliar desigualdades en el acceso a los beneficios. Frente a estos desafíos, Li sostiene que la mejor protección consiste en valores claros, una regulación eficaz y el compromiso de que la tecnología amplíe la autonomía personal y el bienestar colectivo. A través de su trabajo en World Labs, Li impulsa la llamada “inteligencia espacial”, aplicada a la creación de entornos virtuales en los que la IA facilite tanto una cirugía precisa como el encuentro familiar a distancia. La integración natural entre lo físico y lo digital, según Li, solo tendrá sentido si coloca a las personas y sus decisiones en el centro de la ecuación. En definitiva, la postura de Fei-Fei Li, recogida por medios como WIRED e Inc.com, es clara: la inteligencia artificial debe ser una aliada, no un sustituto del ser humano. El reto actual no es dotar a las máquinas de supuestas emociones, sino asegurar que su desarrollo y aplicación responda a criterios de ética, transparencia y dignidad humana. Para lograrlo, insiste Li, es el momento de repensar radicalmente la tecnología y construir juntos una inteligencia artificial verdaderamente al servicio de la sociedad.
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