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  • La leyenda de Martín Karadagian: el misterio del hombre de la barra de hielo y sus peleas con Gatica y Piluso

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 27/08/2025 03:18

    Martín Karadagián, el creador de Titanes en el Ring Su partida no fue fácil. Ese 27 de agosto de 1991, cuando murió, Martín Karadagian llevaba 8 años fuera del ring. Su última pelea había sido el 30 de diciembre de 1983, cuando cerró la temporada de Titanes en el ring enfrentándose al personaje de Nerón. Se suponía que, aunque en Canal 11 no habían cerrado su continuidad, pasado el verano volvería al ruedo. De hecho, había asumido algunos compromisos junto con su troupe, con la que se presentaba en distintos escenarios. Pero su salud no se lo permitió. El final del Campeón del Mundo El luchador ya venía bastante complicado por su cuadro de diabetes. Y terminó sufriendo la amputación de una de sus piernas, lo que hizo imposible que pudiera seguir haciendo lo que más amaba. Finalmente, con 69 años de edad, falleció de un edema pulmonar en la clínica Agote de la ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, al día de hoy, se siguen recordando algunos hitos de lo que fue su carrera en el mundo del catch. Hijo del armenio Hamparzun Karadayijan, quien había llegado al país escapando del genocidio turco, y de Paulina Fernández, de nacionalidad española, Martín había llegado al mundo el 30 de abril de 1922 en un conventillo en el barrio de San Telmo. Y no le quedó más remedio que crecer de golpe. Después de dejar sus estudios en primer grado inferior, empezó a ayudar a su padre en la carnicería del Mercado Proveedores del Sur. Y, al mismo tiempo, comenzó a hacer changas para ayudar económicamente en su hogar. Al mismo tiempo, empezó a practicar lucha grecorromana en la Asociación Cristiana de Jóvenes, soñando con llegar a vivir de esa pasión en algún momento. Con 18 años, decidió acercarse al Estadio Luna Park, donde todos los martes, jueves y domingos se disputaban batallas de catch, disciplina que amenazaban con desplazar al boxeo tradicional. Karadagian (un apellido simplificado para beneplácito de los medios) decidió incursionar en la televisión y montar un show pensado para toda la familia pero, en especial, para los más chicos. Karadagián pelando con el Mono Gatica El ciclo que vio surgir personajes como El Caballero Rojo, encarnado por Humberto Baby Reynoso, o El Ancho Rubén Peucelle, entre tantos otros, debutó el 3 de marzo de 1962 en Canal 9. Pero, a modo de promoción, el 12 de noviembre de 1961 Martín disputó una recordada pelea contra el Capitán Piluso, el personaje que ya había consagrado a Alberto Olmedo dentro del rubro infantil en la misma pantalla, quien terminó venciendo a su rival con la ayuda de Coquito, el marinero encarnado por Humberto Ortiz. La idea era que quienes no estaban habituados a frecuentar la meca del box tuvieran un primer acercamiento a esta deporte. Y, con Pipo Mancera como maestro de ceremonia, cuentan que más de 40 mil personas se agolparon en el estadio. El inicio de Titanes en el ring El programa se emitió en horario nocturno durante siete temporadas. Luego, tras un breve impasse, regresó en la pantalla de Canal 13 y Canal 11, con altos picos de rating. En los encuentros, obviamente coreografiados, los niños alentaban a los buenos por sobre los malos. Y Karadagian, que al principio se presentaba como un armenio malo y que, desde que nació su hija Paulina, decidió pasarse al bando de los buenos, nunca perdía. ¿Cómo iba a perder? De hecho, yendo un poco atrás en la historia y antes de crear su mítico programa, Martín había planeado un encuentro ni más ni menos que con José María Gatica en un improvisado ring montado en la cancha de Boca. Era el 10 de agosto de 1957. Y el clima no los ayudó, ya que el frío y las nubes habían desanimado a los espectadores que se esperaba llenaran el lugar para presenciar el que se anunciaba como “El combate del siglo”. Pero, así fuera para las pocas personas que sí habían asistido, los dos se pusieron a pelear en una mezcla de catch y boxeo previamente guionado. Hasta que el Mono se encegueció y se salió de libreto. Entonces los golpes terminaron siendo reales. Tan reales, que Karadagian se consagró vencedor y su rival terminó con una lesión en la pierna que lo dejó rengo de por vida. En el otro extremo de la historia, muchos recuerdan que Alejandro Rodrigo, el encargado de personificar a Mister Moto, dejó la troupe en 1982 en medio de una disputa con el Campeón del Mundo (título con el que se presentaba Karadagian), porque no estaba dispuesto a perder con él. Sabía que en el catch todo estaba ensayado o, según sus propias palabras, era un “tongo”. Pero aseguraba que el creador del ciclo estaba “muy viejo” como para pretender ganarle. Y hasta terminó en la Justicia argumentando que los detalles de su personaje, empezando por la ropa que tuvo que buscar a último momento cuando se lesionó quien iba a hacer ese rol y se lo terminaron dando a él, eran un invento suyo. Desde entonces decidió seguir su propio camino, aunque nunca logró la trascendencia de Martín. Martín en un combate con La Momia El personaje más misterioso de Titanes fue siempre La Momia. Es que nadie sabía quién se encontraba debajo de esas vendas. ¡Podía ser cualquiera! De hecho, fueron al menos tres los encargados de usar ese traje: Iván Kowalski, El Gitano Ivanoff y Juan Manuel Figueroa. Pero cuenta la leyenda que, en oportunidad de presentar en sociedad a este luchador, Karadagian fue citado por el entonces presidente de la Nación, Arturo Illia, quien lo convocó a la Casa Rosada solo para preguntarle quien se ocultaba debajo de ese disfraz. O si era solo un muñeco. Los mitos de Titanes Otro llamado similar fue hecho por el presidente de facto Alejandro Agustín Lanusse. ¿El motivo? Quería saber cuál era el sentido de El hombre de la barra de hielo, que caminaba alrededor del ring. El hombre era ni más ni menos que Juan Carlos Agostinacchio, un ayudante que un día pasó sin querer frente a las cámaras llevando hielo para el hombro luxado de Peucelle y que generó tanto fervor en el público, que se transformó en un fenómeno sin explicación alguna. Una incógnita. Karadagian fue, también, un genio del márketing. Basta con recordar algunos de los personajes con los que impuso los PNT (publicidad no tradicional) en su legendario ciclo, como Yolanka, el nombre de un yogur, o Dink C, una marca de jugos. Eso, sin contar los ábumes de figuritas, las revistas, los discos, los muñequitos y todo el merchandising con el que invadió el mercado. Pero estaba claro: no había que copiar nada de lo que se veía en el programa. “Chicos, no lo hagan en sus casas”, repetía Rodolfo di Sarli, locutor del programa y encargado de generar el clima para cada enfrentamiento. Tras la amputación de su pierna, sin embargo, Martín no pudo volver a pelear. No es que no quisiera. De hecho, hasta había empezado a delinear el personaje de un pirata que pudiera “justificar” la falta de su miembro. Pero los médicos lo convencieron de que no era conveniente que volviera subirse a un ring. Sin embargo, en 1988, volvió a estar con sus luchadores, esta vez, ocupando el rol de jurado. Y, en determinado momento, se acercó al cuadrilátero, tiró su bastón, besó la lona y gritó: “¡Gracias, estoy bien porque estoy con ustedes! ¡Estoy vivo!”.

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