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  • El boliche donde nadie se queda afuera: bailar, divertirse y romper tabúes después de los 50 años

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 26/08/2025 05:08

    Informe - Boliche 50 “Le damos alegría y diversión a la gente”, afirmó Claudia Grisolia, organizadora de Noches Exclusivas, un boliche para mayores de 50 años, quien desde hace más de once años impulsa una propuesta nocturna donde la edad es solo un número y la invitación es a disfrutar sin prejuicios. Las fiestas +50: origen y motivación La idea de crear un boliche para mayores de 50 años surgió de una necesidad personal y del deseo de ofrecer un espacio diferente. “Cuando me divorcié me di cuenta que no había un lugar donde estuviera la gente adulta. Había todos boliches para chicos, para jóvenes”, explicó. Esa ausencia de propuestas para quienes superan cierta edad, la llevó a idear, diseñar y poner en marcha sus propias noches. La organizadora recordó que, en aquel entonces, no era habitual que las personas mayores fueran a bailar. “Fui pionera. Yo hago feliz a la gente que ya está grande, a quienes ya criamos a nuestros hijos, ya hicimos todo lo que teníamos que hacer. Y ahora salimos a disfrutar”, afirmó. "Los hijos me pagan por adelantado la entrada de los padres. Me llaman y me dicen: 'Quiero que mi mamá vaya con las amigas'", confesó Claudia La transformación social: romper tabúes y redefinir la adultez Según Claudia, antes no era común ver a personas de 60 años o más en una pista de baile. “Antes la abuela se quedaba en casa, cocinaba. Ahora sale a bailar, a divertirse. Queremos ser felices”, explicó. Es que, pese a los avances, muchos adultos todavía sienten vergüenza o se encuentran atados a viejos prejuicios inculcados por generaciones previas: “El tabú siempre va a estar porque venimos de una generación donde a nosotros nos enseñaron a que muchas cosas no se debían hacer”, aclaró Claudia. Incluso relató cómo algunas abuelas dudan en asistir porque no se imaginan bailando, saltando o levantando las manos en una pista. Sin embargo, insistió en que es fundamental que crucen ese obstáculo. “Tienen que venir a vivirlo, cuando lo sientas en la pista te vas a dar cuenta que todo lo que te imaginabas no es”, advirtió. Para Grisolia, esta transformación es, sobre todo, una búsqueda de felicidad y libertad después de décadas marcadas por obligaciones y mandatos familiares. “No es una segunda adolescencia. Estamos viviendo una etapa donde queremos ser felices y nada más”, aseguró. Las fiestas generan romances, amistades y momentos memorables entre los asistentes mayores de 50 años El perfil del público y la dinámica en las noches de baile La propuesta atrajo a un público cuya única condición es el deseo de compartir una noche alegre y distinta. “Podés tener 40, 50, 60 o 70. No hay límite. Y yo te diría que asiste un promedio de 50 en adelante”, remarcó la organizadora. La pista de baile da la bienvenida tanto a quienes buscan compañía como a quienes acuden en grupos de amigos, celebran cumpleaños, personas que festejan su jubilación y matrimonios en busca de renovar la pasión por una noche. Claudia destacó la asistencia de habitués y el sentido de comunidad que se genera. “Nunca estamos solos. Venimos a divertirnos. Esto es como una comunidad”, afirmó. Además, remarcó la importancia de la socialización, alentando especialmente a las mujeres. El espacio promueve el encuentro, el intercambio y el acompañamiento, rompiendo con la idea de que la diversión nocturna pertenece solo a los jóvenes. La dinámica de las Noches Exclusivas está cuidadosamente pensada: el boliche abre sus puertas de 22.00 pm a 2.00 am. Funciona en Av. Córdoba 2988 todos los sábados y, a partir del 5 de septiembre, también los viernes en la misma dirección. El repertorio musical incluye rock & roll, cuarteto, cumbia, lentos, y clásicos de los años ’80 y ’90. “No pueden faltar los lentos. Se termina la noche con los lentos y la gente se queda en la pista hasta el final”, detalló. Entre los hits más esperados está El meneaito, elegido como himno de cada noche, que motiva salir a la pista. "Antes la abuela se quedaba en casa, cocinaba. Ahora sale a bailar. Hubo una época donde solamente teníamos que criar a los chicos y atender la casa", señaló Grisolia Experiencias, anécdotas y conexiones en la pista A lo largo de once años, Grisolia fue testigo y partícipe de innumerables historias. “Un muchacho que venía siempre, Fabián, me decía: ‘Espero este día para venir’. Fabián conoció a Anita, que venía sola, y hace más de un año y medio que están juntos. El año pasado casé a dos personas. Fueron dos matrimonios. Fui su testigo porque los presenté”, relató la organizadora sobre la trascendencia que pueden alcanzar sus noches. La pista de baile no solo es escenario para el romance, sino también para la amistad. “Conocés hasta amigos, no solo parejas. Encontrás gente copada. Acá se nota la buena vibra”, detalló Claudia. El recibimiento cálido es otra de sus marcas personales. “Yo les doy un beso cuando llegan, los recibo. Cuando llegás me encontrás a mí directamente”, aclaró. El rango de edad tampoco pone límites a la energía ni a las ganas de celebrar. “He tenido una señora de 98 años y cuando la vi dije: ‘Yo quiero llegar así, bailando’”, recordó orgullosa. En su boliche la única consigna es tener ganas de disfrutar, bailar y abrirse a lo nuevo, porque —como dice la organizadora—, si uno no sale, nada le pasa en casa. "No es una segunda adolescencia. Estamos viviendo una etapa donde queremos ser felices y nada más", explicó Claudia La importancia de la felicidad y la libertad a cualquier edad “No tenemos tiempo que perder, la vida es una sola. Es tan efímera, tan cortita. Cada segundo cuenta. Entonces en cada segundo te ofrezco un espacio para que te sientas feliz”, sentenció Claudia. Es que bailar y socializar no solo son actividades recreativas, sino verdaderas fuentes de salud emocional. “Los psicólogos le aconsejan a la gente que vengan acá. Antes de darte una medicación es mejor decir: ‘Andá a bailar, salí con gente’. Y eso es maravilloso”, compartió. Este espacio funciona como una red de contención y estímulo para quienes, después de años de obligaciones laborales y familiares, se animan a priorizarse y disfrutar. “Los hijos están felices. Ha cambiado tanto todo que los hijos son los que incentivan a los padres a esto, a una noche de alegría, de baile. Me llaman para pagarme las entradas con anticipación para que sus padres no se pierdan una noche”, relató. Al margen de su rol como anfitriona, Grisolia también es madre y abuela. Según su experiencia propia los abuelos de hoy cuidan a sus nietos durante la semana y, llegada la noche del viernes o sábado, se transforman en protagonistas absolutos de la pista de baile. “Ser abuela es lo más importante”, afirmó, y subrayó que la vitalidad y el deseo de seguir disfrutando no tienen fecha de vencimiento.

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