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Parana » Paginajudicial
Fecha: 25/08/2025 13:13
Un tribunal de casación rechazó los recursos de la defensa y ratificó la condena a Marino Oscar González, ex integrante del Destacamento de Inteligencia 121 de Rosario, por el robo de los mellizos de Raquel Negro y Tucho Valenzuela. El represor participó del secuestro de ambos, coordinó el traslado de la mujer para dar a luz en el Hospital Militar de Paraná y fue el organizador de su custodia. Juan Cruz Varela De la Redacción de Página Judicial La Cámara Federal de Casación Penal confirmó la condena para el represor Marino Héctor González, acusado por los delitos de sustracción y sustitución de identidad de los mellizos de Raquel Negro y Edgar Tulio Valenzuela, nacidos en el Hospital Militar de Paraná durante la última dictadura cívico-militar. El tribunal integrado por los jueces Juan Carlos Gemignani, Gustavo Hornos y Mariano Borinsky rechazó el recurso de casación interpuesto por la defensa y, en consecuencia, ratificó la condena de trece años de prisión para el represor. Los magistrados consideraron que los hechos “ocurrieron en el marco del plan sistemático de apropiación de menores ejecutado durante la última dictadura militar instalada en nuestro país, en el que los niños nacidos en cautiverio eran separados de sus familias y despojados de su identidad”. González, ex integrante del Destacamento de Inteligencia 121 de Rosario, había sido juzgado y absuelto en 2011; pero la Corte Suprema de Justicia de la Nación revocó la absolución y ordenó un nuevo juicio, en el que fue declarado culpable. El tribunal de casación sostuvo ahora que “se consideró así probada su responsabilidad penal en calidad de coautor funcional, al haber cumplido un rol esencial dentro del plan criminal, sin que fuera necesario que estuviera físicamente presente en Paraná” y agregó que “su intervención desde Rosario fue decisiva para la consumación del hecho”. Secuestro y después Raquel Negro y Tucho Valenzuela fueron secuestrados el 2 de enero de 1978 en Mar del Plata y trasladados a la Quinta de Funes, un centro clandestino de detención en las afueras de Rosario. Con ellos estaba Sebastián, el hijo de Raquel, que además estaba embarazada de siete meses. El parto en el Hospital Militar se habría producido el 3 de marzo; las enfermeras dijeron que fue atendido por médicos que no pertenecían al nosocomio y, tras el alumbramiento del varón, la madre lo arropó durante unos instantes hasta que unos hombres se lo llevaron; luego nació la nena. Enseguida los mellizos fueron internados como NN en la sala de terapia intensiva, porque supuestamente presentaban problemas respiratorios y cardíacos, y luego derivados al Sanatorio del Niño, adonde la nena ingresó el 4 de marzo y el varón el 10 de marzo, desconociéndose dónde estuvo en esos días. Ambos egresaron el 27 de marzo. La nena fue dejada esa misma noche en el Hogar del Huérfano y luego dada en adopción legal. Sabrina Gullino recuperó su identidad en diciembre de 2008. El varón continúa desaparecido. El 21 de octubre de 2011, el Tribunal Oral Federal de Paraná condenó a Pascual Oscar Guerrieri, Jorge Alberto Fariña, Juan Daniel Amelong, Walter Salvador Dionisio Pagano, todos integrantes de la patota del Destacamento de Inteligencia de Rosario; y al médico Juan Antonio Zaccaría, ex jefe de terapia intensiva del Hospital Militar, por la sustracción y sustitución de identidad de los mellizos. González resultó absuelto. En tanto, el 23 de octubre de 2018, el mismo tribunal oral condenó a los médicos Miguel Alberto Torrealday, David Vainstub y Jorge Eduardo Rossi, propietarios del Sanatorio del Niño, como partícipes de la sustracción y sustitución de identidad. Alias Pepe González, que en la Quinta de Funes se hacía llamar Pepe, desempeñó un rol determinante en ese esquema represivo, ya que formó parte de la patota que secuestró a Raquel Negro y Tucho Valenzuela. Por esos hechos fue condenado a prisión perpetua. Además, fue acusado de haber sido el coordinador del traslado de Raquel Negro a Paraná para dar a luz y el organizador de su custodia en el Hospital Militar, haciéndola pasar como sobrina del dictador Leopoldo Fortunato Galtieri. “No sé quién ordenó el traslado de Raquel a Paraná; supongo que fue ‘la cúpula de arriba’, Galtieri, (Luciano) Jáuregui o el mismo Guerrieri, pero quien se encargó de todos los trámites, de organizar las guardias, fue Marino González”, declaró el “arrepentido” Eduardo Rodolfo Costanzo, que también integraba el grupo de tareas. Costanzo dijo que González se había encargado de todos los trámites de su traslado al Hospital Militar de Paraná, que organizó las guardias con un oficial de inteligencia llamado Paúl Alberto Navone y que era quien disponía sobre las medidas para custodiar a Raquel Negro mientras estaba internada. ¿Por qué en Paraná? Porque era el único hospital militar que estaba bajo la jurisdicción del Segundo Cuerpo de Ejército. Navone era un oficial de inteligencia que se suicidó de un disparo cuando fue citado a declarar en esta causa. Su participación, sin embargo, fue reconocida por su hijo en una entrevista periodística en la que ratificó los dichos de Costanzo. El tribunal oral sostuvo que “de no haberse suicidado el día en que debía declarar, es probable que Paúl Alberto Navone también hubiera sido juzgado; no obstante, su eventual responsabilidad no eximía a González de la propia”. En su defensa, González esgrimió que durante el mes de enero habría estado de licencia por treinta días en la ciudad de Santa Fe. Efectivamente en su legajo personal consta una licencia a partir del 4 de enero de 1978; pero ex detenidos políticos que declararon en los juicios que se celebraron en Rosario lo ubicaron en los centros clandestinos de detención y participando de sesiones de torturas. Por esos años, González revestía como capitán de artillería, era jefe de una sección de “actividades especiales de inteligencia” en el destacamento de Rosario y su tarea consistía en buscar informaciones sobre distintas personas, es decir, pertenecía a una estructura especialmente montada para detectar y aniquilar a los llamados “subversivos”. El fiscal general José Ignacio Candioti dijo en su alegato en el juicio que “González formaba parte de un aparato de poder, podía dictar órdenes y, como integrante del Destacamento de Inteligencia, tenía poder sobre los centros clandestinos y sobre la vida y la muerte de las personas” y agregó que el represor “dio las órdenes para el traslado de Raquel Negro, que estuviera en el Hospital Militar (de Paraná), el parto y que posteriormente se suprimieran los estados civiles de los mellizos”. CFCP – Marino Gonzalez by Página Judicial
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