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» Corrienteshoy
Fecha: 25/08/2025 11:20
Si fueran los últimos días de tu vida, ¿qué harías? Por María Antonia Galvaliz Pensar en la finitud de la vida no es un ejercicio de tristeza, sino de claridad, nos ayuda a distinguir lo esencial de lo accesorio, lo verdadero de lo impostado, lo urgente de lo importante. La conciencia de la muerte nos devuelve a la vida real: al aquí y ahora, a lo que late y pulsa en el instante presente. Vivir como si fueran los últimos días no significa renunciar a los proyectos o sueños de largo plazo, sino dar valor a cada momento, reconociendo que la vida es un regalo frágil y único. Te invito a Imaginar por un momento que el tiempo se acorta, que los días que quedan son pocos ¿Qué decisiones tomarías? ¿Qué cosas dejarías de lado? ¿A quién elegirías abrazar, llamar, perdonar o agradecer? Quizás elegirías disfrutar más de lo simple: mirar el cielo sin apuro, caminar descalzo en la tierra, escuchar la risa de un ser querido. Tal vez te animarías a decir lo que nunca dijiste: un “te amo”, un “te extraño”, un “gracias” o un “te perdono”. Seguramente dejarías de lado rencores y pendientes que hoy parecen enormes, pero que, en esa perspectiva se vuelven mínimos. El arte de soltar resentimientos: Cuando miramos la vida desde su final, comprendemos que el resentimiento es una carga inútil. Nada pesa tanto como lo que no se perdona. El rencor roba energía, acorta la alegría y nos mantiene atados a un dolor que ya pasó, pero que sigue latiendo dentro nuestro. Perdonar no significa olvidar, ni justificar lo que ocurrió; significa liberarnos del veneno interno para poder habitar con paz lo que queda por vivir. Perdonar, perdonarnos, aceptar perdones: Perdonar es elegir soltar la herida, aunque la memoria recuerde. Perdonarnos es dejar de castigarnos por errores cometidos, aprendiendo a mirarnos con ternura y aprender de las experiencias pasadas. Aceptar perdones es abrir el corazón a la humildad, permitiendo que otro alivie su culpa con su sinceridad. En esos gestos se juega gran parte del sentido de la vida: amar más y resentir menos, agradecer más y reclamar menos, reconciliarnos con lo que fue, con cómo fue y con lo que no pudo ser. Preguntas para el alma: ¿Qué estás postergando que merece ser vivido hoy? ¿Qué relaciones necesitan tu palabra, tu presencia o tu reconciliación? ¿Qué resentimiento podrías soltar para sentirte más libre y ligero? ¿Qué pequeñas cosas podrían llenarte de paz si te dieras permiso de hacerlas? Qué podamos decir como Amado Nervo en el cierre de su poema “EN PAZ”: Amé, fui amado, el sol acarició mi faz. ¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz! Al final, quizá el secreto no esté en esperar la muerte para descubrir qué haríamos, sino en atrevernos a vivir desde ahora con esa lucidez, presencia, responsabilidad y más conciencia. Te mando un beso inmenso TG. IG Tona Galvaliz. FB/LinkedIn. María Antonia Galvaliz. Counselor-Logoterapia-Biodecodificación- Coaching Ontológico y Sistémico- Speaker- PNL- Coaching WingWave- Escritora Columnista- Desarrollo Humano personal y organizacional.
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