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» Diario Cordoba
Fecha: 24/08/2025 13:15
Tras la ola de incendios que ha golpeado a España durante este verano, se ha vuelto a encender el debate sobre cómo se debe planificar el paisaje para reducir el riesgo de grandes incendios que pongan en riesgo a la población, como ha sucedido estas últimas semanas. Algunas de las medidas más repetidas son la necesidad de gestión forestal para eliminar combustible en los bosques y el fomento del mosaico en el medio natural, es decir, la combinación de bosques, pastos, cultivos y espacios abiertos para disponer de un entorno heterogéneo y más resiliente ante las llamas. ¿Pero es viable actuar en toda la masa forestal y potenciar la vida rural de hace décadas para recuperar cultivos y pastos abandonados? La mayoría de expertos consultados consideran que lograrlo a gran escala es muy complejo y que se deben priorizar las áreas en las que las personas y los bienes están en riesgo. Además, proponen mejorar la autoprotección y empezar a trazar planes para acercarse a una convivencia estratégica con el fuego. "Es urgente comenzar a diseñar qué papel ha de tener el fuego en nuestro medio natural como ya están haciendo Canadá, Estados Unidos o Australia" Lluís Brotons — Investigador (CSIC, CREAF, CTFC) experto en incendios ¿Qué significa una convivencia estratégica con el fuego? Disponer de paisajes resilientes, aplicar medidas urbanísticas como las franjas de protección que aumenten la seguridad y no ver siempre al fuego como a un enemigo, sino como un elemento que puede tener consecuencias positivas para los ecosistemas y con el que se puede coexistir. Todo puede arder Los últimos fuegos han evidenciado que en ciertas circunstancias, el paisaje en mosaico también puede propagar los incendios. En el oeste de España, las llamas no han calcinado solo arboledas de elevada densidad. Una parte de lo que ha quemado son zonas que normalmente solían ser húmedas, en las que los matorrales (con arbustos de gran tamaño) se combinaban con los árboles, formando algo parecido a este paisaje en mosaico, aunque muy seco y en unas condiciones ambientales extremas. Los últimos fuegos han evidenciado que, en ciertas circunstancias, el paisaje en mosaico también puede propagar los incendios "Las altas temperaturas derivadas del cambio climático facilitan que el fuego llegue a velocidades en las que controlar el incendio se hace muy complicado", explican fuentes de los bomberos de la Generalitat de Catalunya. "En condiciones de muy baja humedad todo está listo para arder y libra una cantidad de energía difícil de contener", añade Luis Berbiela, ingeniero de montes. Los expertos coinciden en que con el cambio climático, plantear una gestión que evite los incendios es difícil Con este telón de fondo, plantear una gestión que evite los incendios se hace difícil. "Es necesario ser conscientes de los lugares en los que vivimos y comenzar a asumir el riesgo inevitable de convivir con el fuego", sugiere Lluís Brotons, científico de varios centros de investigación (CSIC, CREAF, CTFC) experto en incendios. "El fuego es parte inherente del ecosistema forestal y la naturaleza está adaptada a estas perturbaciones, pero los humanos todavía no", añade Berbiela. El ingeniero de montes propone "establecer una cultura del riesgo" más realista: "A ningún japonés se le ocurre vivir en una casa sin unos cimientos que estén preparados para un seísmo". "Cuando compras una casa, no sabes el riesgo de incendio que tiene asociado", señala Brotons. "El fuego es parte inherente del ecosistema forestal y la naturaleza está adaptada a estas perturbaciones, pero los humanos todavía no" Luis Barbiela — Ingeniero de montes Para Berbiela, es posible actuar y "eliminar combustible", sobre todo en las áreas de interfaz urbano forestal. O sea, en las zonas en las que viviendas y árboles están en contacto (pueblos rurales, urbanizaciones...). Brotons admite que ha faltado gestión del paisaje, pero considera que el fuego se debe incluir en esta gestión: "Como el objetivo siempre ha sido fuego cero y hemos apagado todos los incendios, el combustible se acumula aún más". "Es urgente comenzar a diseñar qué papel ha de tener el fuego en nuestro medio natural como ya están haciendo Canadá, Estados Unidos o Australia", opina. Son estos países con grandes masas forestales y que han vivido recientemente importantes megaincendios. Trabajar y acompañar el fuego Después de que los incendios hayan entrado a los pueblos y hayan afectado decenas de miles de hectáreas, ¿es posible poner sobre la mesa esta visión positiva acerca del fuego? Brotons considera que es difícil pero que es necesario. "Lo prioritario, para recuperar el uso del fuego y trabajarlo, es saber qué queremos", sostiene el especialista. "Parece que el fuego sea un elemento que solo pueden utilizar los bomberos, cuando antes todo el mundo lo usaba", precisa. Su propuesta va en la línea de algunos planteamientos que la Fundació Pau Costa ya ha puesto sobre la mesa. La convivencia con el fuego incluye utilizarlo: Australia quema de forma controlada miles de hectáreas y aprovecha incendios inesperados para gestionar el paisaje Esta entidad reclama planificar el territorio teniendo en cuenta los riesgos y fomentando la heterogeneidad del paisaje: "Se debe conservar la naturaleza y aprovechar herramientas como la tala, los procesos de herbívoros (domésticos, de rebaños, y salvajes) y también el uso del fuego". En Australia, por ejemplo, se realizan quemas controladas de miles de hectáreas para tener un paisaje más protegido ante el fuego y conservar espacios abiertos para no tener únicamente cobertura forestal. No obstante, también es posible aprovechar fuegos inesperados para gestionar el paisaje y evitar después megaincendios que pongan en riesgo a la población, como ha pasado este verano, y como ya hacen Estados Unidos y Canadá. "Algunas comunidades empiezan a analizar cómo estar más protegidos. Estamos ante un nuevo escenario y no se puede dejar de lado el uso del fuego" Lluís Brotons Esta posibilidad se puso sobre la mesa hace pocas semanas en los Pirineos catalanes. Se declaró un fuego en un bosque de Alins, dentro del perímetro del parque natural del Alt Pirineu. El fuego se frenó gracias a un cambio en la vegetación. Pero los responsables del parque natural consideran que con un plan de Prevención de Incendios actualizado con un proyecto que está en marcha, este fuego se podría haber dejado crecer y contener el fuego hacia la zona de matorrales más densa. De esta forma, se habrían recuperado prados y pastos abandonados. Los efectos positivos de un fuego en una zona de los Pirineos. / Parc Natural de l'Alt Pirineu "Para tomar decisiones como esta, los bomberos deben tener un plan de gestión detallado elaborado y aprobado sobre cómo utilizar los incendios como procesos ecológicos", comenta Brotons. En Estados Unidos y Canadá ya se dejan quemar ciertos espacios protegidos para potenciar estos regímenes de fuegos. En Cataluña, una de las comunidades en las que se ha empezado a avanzar en esta dirección, solo existe este plan en el Val d'Aran. Pero se trabaja para extenderlo a lugares como el Cap de Creus y el Alt Pirineu. Además, el parque natural también está estudiando cómo generar espacios abiertos cerca de los pueblos para garantizar la seguridad de la población. "Ya se está hablando del tema y algunas comunidades empiezan a analizar cómo estar más protegidos ante un posible fuego, pero es evidente que con estos incendios es urgente empezar a aplicar medidas como estas", propone Brotons. "Estamos ante un nuevo escenario y no se puede dejar de lado el uso del fuego", subraya. El mundo rural ha colapsado en los últimos años y es buena idea recuperar rebaños y cultivos extensivos para potenciar el mosaico, opina el investigador. Pero advierte de que no será posible gestionarlo todo solo con maquinaria. "Devolver el fuego al paisaje en lugar de extinguirlo siempre puede contribuir a minimizar el peligro de catástrofes como la que hemos vivido", zanja. Suscríbete para seguir leyendo
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