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Concepcion del Uruguay » La Calle
Fecha: 24/08/2025 03:10
De la cocina de la nona, a los alimentos ultraprocesados. El cambio a las comidas chatarras en la urgencia por disfrutar el tiempo conduce a un deterioro complejo de revertir. Las dificultades gastroenterológicas comunes que afectan a los uruguayenses. Sin rodeos, directo al estómago. Que nos duela y sea un llamado de atención. La forma de alimentación es primordial para una vida sana y es claro que mucho de esto, “por a o por b”, no pasa en la sociedad argentina actual. La Calle dialogó con el médico gastroenterólogo Oscar García Pinasco (MP 7913) quien se refirió a los desafíos de la especialidad, los problemas comunes que atraviesan aquellos que asisten a consulta y el contexto social, que muchas veces dificulta poder mejorar la calidad con la que nos alimentamos. -Reza una frase que somos lo que comemos… ¿Y cómo comemos los uruguayenses? -En Concepción del Uruguay, la alimentación se caracteriza por seguir un patrón occidental, donde predominan los alimentos de preparación rápida y una alta presencia de productos ultraprocesados, principalmente a base de harinas, pastas y snacks, con un bajo consumo de frutas y verduras. Las razones principales suelen estar relacionadas con la priorización de la reducción de costos y la rapidez en la preparación. En contraste, las comidas tradicionales elaboradas por nuestras abuelas requerían procesos complejos y una cocción lenta, utilizando frutas y verduras frescas, lo que resultaba en platos más saludables gracias a su mayor contenido de fibra y la ausencia de conservantes. En la actualidad priman los costos bajos, las harinas refinadas tienen costo inferior a frutas y verduras frescas. Por otra parte los alimentos ultraprocesados son productos que suelen estar presentes en la alimentación diaria de muchas familias. Ejemplos de este tipo de alimentos elaborados por la industria son refrescos, bebidas lácteas, postres, papas fritas, snacks, embutidos, hamburguesas, platos congelados como pizzas o sopas instantáneas, pan lactal, así como salsas y aderezos como mayonesa, kétchup y manteca. También la televisión y redes promocionan la comida chatarra. -¿Cómo influye todo eso? -La alimentación tiene una influencia directa y fundamental en la microbiota intestinal modificando su composición y diversidad de forma constante. La microbiota intestinal incluye bacterias, hongos y parásitos que se encuentran en el intestino delgado y grueso. Una dieta rica en fibra, frutas, verduras, legumbres y granos, así como en alimentos fermentados como yogur, favorece una microbiota diversa y saludable. Por el contrario, el consumo excesivo de azúcares, alimentos ultraprocesados, grasas saturadas y alcohol puede alterar el equilibrio de la microbiota, promoviendo la inflamación crónica de bajo grado,y esa inflamación crónica participa en: enfermedades metabólicas: Diabetes tipo 2, obesidad, hígado graso no alcohólico; enfermedades cardiovasculares: Ateroesclerosis, enfermedades cardíacas; enfermedades neurodegenerativas: Alzheimer, Parkinson; Cáncer: La inflamación puede promover el crecimiento y la diseminación de células cancerosas; enfermedades autoinmunes: Artritis reumatoide, lupus-Diabetes Enfermedad Celiaca. –¿Qué dice la experiencia clínica en el consultorio? -La experiencia clínica muestra que la mayoría de la población consume alimentos ultraprocesados, es decir, productos industriales con altos contenidos de azúcar, grasa, sal y aditivos sometidos a varios procesos. Bebidas como refrescos, jugos azucarados, bebidas energéticas, bebidas deportivas. Snacks tipo bollos, galletas, cereales azucarados, productos de panadería industrial, papas fritas, palomitas de microondas. Comidas preparadas congeladas, precocinadas, productos cárnicos procesados como salchichas, nuggets, etc. A eso se le suman otros procesados como helados, caramelos, productos de confitería, margarinas, salsas preparadas. -Es difícil contra todo eso… -Es que estos alimentos se caracterizan por su sabor agradable, alto contenido de sal y elevado valor calórico. Generalmente, las calorías provienen de ingredientes como el jarabe de maíz de alta fructosa, que mejora la consistencia y apariencia del producto, además de los conservantes añadidos por la industria, cuyo impacto en la salud a largo plazo ha sido objeto de debate respecto a su posible toxicidad. Una dieta que promueva una microbiota saludable debe incluir vegetales, frutas, legumbres, frutos secos y cereales integrales. Se recomienda consumir lácteos, pescado, aves y huevos con moderación, y limitar la carne roja y los procesados altos en azúcar y grasas no saludables. El aceite de oliva debe ser la grasa principal, acompañada por agua y el uso de hierbas y especias para condimentar, como en la dieta mediterránea. -¿Ha mejorado la asistencia de los vecinos a controles en el correr de los años? -Aunque ha habido mejoras, aún estamos lejos del objetivo ideal; sin embargo, ahora existe una intención de prevención que no se observaba en 1996 cuando llegué a Concepción del Uruguay. Gracias a campañas y a la concientización del personal médico y, en menor medida, del gobierno, más pacientes asisten a controles preventivos de cáncer de colon. Las personas mayores de 50 años deben hacer prevención mediante un test de sangre oculta en materia fecal o una colonoscopia cada diez años. La adherencia a los controles es mayor entre familiares de pacientes con cáncer de colon. -Celiaquía, SIBO, colon irritable entiendo que son diagnósticos cada vez más comunes en los pacientes. ¿Por qué se da este proceso? -Las tres enfermedades mencionadas están relacionadas con las condiciones de vida actuales, el estrés y los hábitos alimentarios. Tanto el colon irritable como el SIBO están influenciados por la alimentación; una dieta inadecuada puede afectar negativamente la microbiota intestinal, lo que a su vez favorece la aparición y frecuencia del SIBO y sus síntomas. Asimismo, los malos hábitos alimenticios junto con el estrés pueden contribuir a la manifestación de síntomas del colon irritable mediante la interacción entre el cerebro y el intestino. Estamos crónicamente estresados, tenemos una mala alimentación y el cerebro manifiesta molestias a través del sistema digestivo. La microbiota intestinal influye en enfermedades cardiovasculares, como la ateroesclerosis, y aumenta la predisposición a trastornos autoinmunes como la celiaquía, el hipotiroidismo y la diabetes. Una dieta poco saludable y alta en calorías afecta negativamente la microbiota, causa obesidad y agrava enfermedades cardiovasculares y metabólicas. La enfermedad celiaca, el SIBO o sobrecrecimiento bacteriano y el colon irritable son más frecuentes actualmente. -¿Cuáles son las características del SIBO? -El sobrecrecimiento bacteriano es una condición caracterizada por el aumento anormal de la población de bacterias en el intestino delgado. Este desequilibrio puede manifestarse a través de síntomas como la distensión abdominal, producción excesiva de gases, diarrea, dolor abdominal, estreñimiento y alteraciones en la absorción de nutrientes, lo que puede conducir a anemia y deficiencias vitamínicas. El colon irritable es una enfermedad intestinal crónica y benigna, relacionada con el estrés y el funcionamiento cerebro-intestino. Sus síntomas principales incluyen dolor abdominal asociado a evacuaciones, diarrea, constipación o alternancia de ambas, y pueden variar en intensidad. Estos síntomas deben aparecer al menos una vez por semana durante los últimos tres meses, habiendo comenzado seis meses antes de la consulta. No implica riesgo de muerte ni predispone a tumores. A veces, el SIBO y el colon irritable ocurren juntos. El colon irritable se diagnostica descartando otras enfermedades como celiaquía, enfermedad inflamatoria intestinal, intolerancias alimentarias o cáncer de colon. Ciertos alimentos pueden provocar síntomas en personas con colon irritable, como café, gaseosas, chicle y comidas grasas o picantes. El stress por si solo genera y desencadena síntomas. -¿Y la celiaquía? -La enfermedad celíaca es una intolerancia permanente al gluten, presente en trigo, cebada, centeno, avena y sus derivados, que afecta a personas con predisposición genética. Esta condición daña el intestino delgado por un mecanismo autoinmune, lo que altera la digestión y absorción de nutrientes. Los síntomas varían desde desnutrición en la infancia hasta anemia leve en adultos, e incluyen problemas digestivos como diarrea, dolor o distensión abdominal, constipación, aftas bucales y manifestaciones extradigestivas como lesiones en la piel, trastornos ginecológicos, infertilidad y anemia. -Claramente afectan la dinámica social y la forma de vida de cada paciente el surgimiento de estas enfermedades. -Las enfermedades como la celiaquía y el colon irritable afectan la vida diaria. La dieta sin gluten para celiacos implica evitar trigo, cebada, centeno y avena no descontaminada, lo que limita el consumo de panificados y aumenta los costos al reemplazarlos por harinas alternativas. Además, dificulta la integración social y reduce la calidad de vida. En SIBO o colon irritable, las dietas restrictivas y el dolor pueden causar problemas laborales y limitar a quienes las padecen. -Algunas de ellas pueden devenir en posibles casos más complejos como el cáncer de colon. ¿Cuáles son las recomendaciones para evitar un cuadro más grave? -En la enfermedad celíaca, no seguir la dieta puede asociarse con una mayor incidencia de tumores digestivos, ginecológicos y otras enfermedades autoinmunes. Cumplir con una dieta sin gluten es la forma recomendada para prevenir estas complicaciones. En el caso de SIBO y colon irritable, aunque no se cumpla el tratamiento, no se observa afortunadamente un aumento en la incidencia de tumor de colon”, concluye explicando el gastroenterólogo Oscar García Pinasco, graficando así la necesidad de trabajar en mejorar la alimentación y realizar controles para evitar problemas mayores en lo cotidiano y a futuro.
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