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» tn24
Fecha: 23/08/2025 11:12
Desde Funes, en la provincia de Santa Fe, llega la inspiradora historia de Lara Ghione, una niña con altas capacidades que sorprendió desde sus primeros meses de vida y que, a los 12 años recién cumplidos, ya cursa una diplomatura universitaria mientras continúa el sexto grado de la primaria. Lara comenzó a destacarse desde muy pequeña: a los tres meses se sentaba, a los cuatro empezó a gatear, y a los seis ya hablaba. Al cumplir un año, mantenía conversaciones completas, lo que encendió las alarmas —y las preguntas— en su familia. Sin embargo, el diagnóstico de altas capacidades y un coeficiente intelectual de 132 recién llegó cuando tenía 10 años. “Yo me la pasaba llorando porque preguntaba cosas que no eran normales para su edad, como qué es un país en democracia”, recordó Yamila, su mamá. La familia también tuvo que lidiar con las dificultades del sistema educativo, que no estaba preparado para acompañar su ritmo. Durante la pandemia, cuando cursaba primer grado de forma virtual, le pidieron que no asistiera más a clases porque ya sabía leer y escribir, lo que terminó aislándola del grupo. Después de varias búsquedas, encontraron una escuela, el colegio Biró de Fisherton, donde pudo adaptarse sin necesidad de adelantar grados. “Ella es feliz con sus amigos y eso para nosotros es lo más importante”, explicó su madre. Universidad a los 12 años Aunque su familia decidió que Lara mantuviera su escolaridad habitual, ella no dejó de buscar desafíos. Interesada en el mundo de la comunicación, el marketing digital y la edición de video, decidió anotarse en una Diplomatura en Community Management en la Universidad Abierta Interamericana (UAI). Lo hizo ocupando el lugar que su madre había planeado tomar. Tras presentar el aval psicológico que confirmaba que podía afrontar los contenidos, la universidad le abrió las puertas. Tuvieron que crearle un legajo especial porque el sistema no acepta menores de edad, pero hoy Lara es oficialmente la única niña inscripta en una institución de educación superior en Santa Fe. «Los profesores y compañeros me recibieron muy bien. Al principio se quedaron perplejos, pero ahora ya se acostumbraron», contó con naturalidad. Una niña, muchos talentos Lara no solo estudia en la universidad y la primaria, sino que también tiene una vida activa: baila, canta, actúa y juega al vóley —donde ya fue sumada a la categoría Sub 14—. A pesar de su rutina exigente, insiste en que es “una nena más”. “Lo que más me gusta es la locución, el periodismo, el streaming. Me quiero dedicar a la comunicación”, afirmó. Un diagnóstico que trajo alivio Además de sus altas capacidades, Lara fue diagnosticada con TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad). Para ella, entender lo que le pasaba fue un alivio. “Me sentía mal, rara. Cuando me lo dijeron pude decir ‘tengo esto’. No sé si es bueno o malo, pero voy a aprender a convivir con eso”, expresó. Su mamá agregó: “La facultad le cambió la vida. Me decía ‘mamá, no le encuentro sentido a nada’. Pero ahora se transforma cuando está en clase, está feliz”. Un mensaje para otros chicos como ella Lara también dejó un mensaje a quienes, como ella, sienten que no encajan o que su potencial no está siendo comprendido: “No tengan miedo de empezar cosas nuevas, no importa la edad. Si tienen que pedir ayuda, háganlo y sigan. No están solos.” Una historia que no solo emociona, sino que también invita a reflexionar sobre los desafíos que aún enfrentan los niños con altas capacidades en el sistema educativo argentino.
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