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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 23/08/2025 04:19
Cada vez que se acerca una elección, tanto legislativa como presidencial, surge un escenario de volatilidad en el que el dólar deja de ser una simple divisa En Argentina, el ciclo electoral no solo marca momentos clave en el plano político; también impone tensión sobre el mercado financiero. Cada vez que se acerca una elección, tanto legislativa como presidencial, surge un escenario de volatilidad en el que el dólar deja de ser una simple divisa y se transforma en un termómetro de las expectativas económicas. Desde 2015, este fenómeno se instaló como un patrón repetido: la proximidad de los comicios suele llevar a que el gobierno de turno intervenga, procurando evitar un salto brusco en el tipo de cambio. La herramienta elegida para este propósito es, en la mayoría de los casos, la tasa de interés. Durante la última década, ya sea con controles o con mayor flexibilidad cambiaria, la política monetaria sirvió como principal ancla para contener la cotización del billete estadounidense y evitar que la incertidumbre propia de los procesos electorales se traduciría en una depreciación abrupta del peso. En todos los ciclos recientes, apostar al plazo fijo resultó más beneficioso que buscar refugio en monedas extranjeras. Los datos respaldan esta tendencia: incluso en situaciones de devaluación, la tasa efectiva anual superó el avance de los diferentes tipos de cambio -MEP, blue y contado con liquidación- en promedio. En todos los ciclos recientes, apostar al plazo fijo resultó más beneficioso que buscar refugio en monedas extranjeras Las elecciones de 2015 ilustran con claridad este comportamiento. El control de cambios estaba plenamente vigente: el dólar oficial permaneció alrededor de $9, mientras el paralelo se ubicaba entre 13 y 15 pesos. A pesar de la expectativa por el recambio tras 12 años de kirchnerismo y la llegada de Mauricio Macri, no se produjo una devaluación significativa a corto plazo. El ajuste fuerte ocurrió después, en diciembre, tras el levantamiento del cepo, cuando la cotización oficial saltó de $9,84 a $13,95 pesos. A pesar de la expectativa por el recambio tras 12 años de kirchnerismo y la llegada de Mauricio Macri, no se produjo una devaluación significativa a corto plazo (Foto: NA) Sin embargo, durante la etapa electoral, entre las PASO de agosto y la segunda vuelta de noviembre, el oficial casi no se movió y la tasa efectiva anual de los depósitos venció ampliamente la variación del dólar blue. De ese modo, la moneda local salió beneficiada. En 2017, con las legislativas, el dólar oficial pasó de $17,68 a $18,37, lo que significó un incremento marginal del 3,9%. El mercado informal acompañó la tendencia. La tasa promedio de plazo fijo se ubicó en 23,19% anual en términos efectivos, superando ampliamente cualquier depreciación. Otra vez, quienes optaron por quedarse en pesos obtuvieron mayor rentabilidad. En 2019, la dinámica variaría parcialmente, pero no el resultado final. Tras las PASO de agosto, que anticiparon la victoria de Alberto Fernández, el mercado reaccionó con sobresalto. El dólar oficial saltó de 46 a 57 pesos, se restablecieron las restricciones cambiarias y las tasas de interés aumentaron con fuerza para evitar desbordes en las reservas. Tras las PASO de agosto de 2019, que anticiparon la victoria de Alberto Fernández, el mercado reaccionó con sobresalto. El dólar oficial saltó de 46 a 57 pesos Si bien la cotización del dólar se fortaleció en cuestión de días, la tasa efectiva de los plazos fijos terminó ganando el partido. A pesar de saltos del 37% en el blue y del 44% en el MEP tras las primarias, la tasa de interés para quienes invirtieron en pesos superó el 72% anual. De nuevo, el saldo favoreció a la moneda nacional. A pesar de saltos del 37% en el blue y del 44% en el MEP tras las primarias de 2019, la tasa de interés para quienes invirtieron en pesos superó el 72% anual (Foto: Reuters) El patrón persistió en 2021. Durante las legislativas, el dólar oficial se mantuvo estable y el paralelo solo mostró leves variaciones, mientras que las tasas ofrecidas fueron sobresalientes en comparación a la depreciación del peso. El gobierno una vez más dispuso subir las tasas de interés como mecanismo para reducir la brecha cambiaria. En 2023, el mismo modelo. El dólar oficial, contenido de manera artificial, mientras los paralelos se disparaban por la incertidumbre; el Poder Ejecutivo respondió con mayores tasas, que llegaron a un 145% efectivo anual en el pico preelectoral. Aunque el dólar blue subió desde $493 hasta superar $900 después de las PASO, quienes mantuvieron su capital en moneda local obtuvieron rendimientos superiores. Durante campañas electorales, las autoridades buscan dar señales de estabilidad, y el valor del dólar actúa como el principal símbolo de esa calma Este comportamiento tiene una explicación esencialmente política. Durante campañas electorales, las autoridades buscan dar señales de estabilidad, y el valor del dólar actúa como el principal símbolo de esa calma. Para ello, sostienen tasas de interés en niveles elevados y ofrecen atractivos retornos en moneda nacional, desincentivando la dolarización de carteras. Analizando el patrón, queda claro que se apuesta por mantener un tipo de cambio estable antes de los comicios, posponiendo las posibles correcciones para después de las elecciones. De este modo, el ciclo de contención preelectoral y ajustes posteriores se repite. Este año, 2025, introduce un elemento novedoso: la suspensión de las PASO. Esa instancia, tradicionalmente generadora de incertidumbre y volatilidad financiera, quedó fuera del calendario. Esto podría modificar la dinámica habitual: sin la señal anticipada que ofrecen las primarias, la reacción del mercado podría concentrarse y manifestarse con intensidad poco antes de la elección general. De momento, el escenario parece estar más estable que en otros años similares. La tasa de interés continúa cumpliendo su función como regulador. ¿Tiene sentido volcarse al dólar o es preferible permanecer en pesos? (Foto: EFE) Frente a esto, surge una pregunta central: ¿tiene sentido volcarse al dólar o es preferible permanecer en pesos? La respuesta no es sencilla, pero el análisis del mercado de futuros deja algunas pistas. Considerando la curva implícita del tipo de cambio hasta abril de 2026, se puede comparar el rendimiento esperado de la moneda estadounidense con el ofrecido por los plazos fijos. Actualmente, la tasa nominal anual a 30 días se ubica en 44%. En contraste, el dólar futuro proyecta una tasa efectiva anual entre el 21% y 26% según el mes. Si estos pronósticos se cumplen y no aparecen sorpresas, las posiciones en pesos seguirían llevando ventaja. El mercado ya descuenta corrosiones moderadas en sus estimaciones actuales Este escenario, sin embargo, está cruzado por riesgos. Una baja en las tasas de interés podría restar atractivo al peso, y un giro político o económico repentino podría acelerar la devaluación, especialmente si las bandas de intervención pierden efectividad. No obstante, el mercado ya descuenta corrosiones moderadas en sus estimaciones actuales. Solo ante la expectativa de un salto mucho mayor al previsto cobraría sentido pasarse anticipadamente a dólares. De otra forma, los datos históricos muestran que el peso representó la opción más rentable en la última década de comicios. En definitiva, la evidencia de los últimos 10 años respalda la estrategia de mantener inversiones en moneda nacional durante los periodos electorales. Esta dinámica ha sido la consecuencia directa de políticas públicas que usaron las tasas como barrera para frenar episodios de tensión y proteger las reservas. Aunque no puede asegurarse que este año la historia se repita de modo exacto, la experiencia argentina demuestra que los intervalos de estabilidad tienen gran valor, aun cuando sean frágiles. La clave estará, como siempre, en interpretar correctamente las señales y ajustar las decisiones según la evolución de tasas y proyecciones cambiarias. El autor es Analista Económico y director de Focus Market
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