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  • La lupa sobre la infidelidad ajena: de la Kiss Cam de Coldplay a la confesión de Gime Accardi

    » La Capital

    Fecha: 22/08/2025 17:17

    ¿Es puro morbo? ¿Es necesidad de encontrar culpables? ¿Qué se juega en la obsesión sobre la infidelidad? El concepto de "mala mujer". Del amor romántico a "monogamia o bala" El caso de la pareja capturada por la Kiss Cam en el concierto de Coldplay , que resultó pasto para las fieras de las redes sociales, sumado a la reciente confesión de Gimena Accardi sobre su "desliz" con un "random" abren algunas preguntas respecto a la mirada de los otros. ¿Por qué nos obsesiona conocer los detalles de la infidelidad ajena? ¿Mirar afuera nos tranquiliza para volver más mansos al universo propio? ¿Es puro morbo? ¿Es necesidad de encontrar culpables? ¿Qué se nos juega en esa diatriba? ¿Se trata de condenar el comportamiento sexoafectivo de los demás? “Gimena Accardi rompió el silencio” , titularon los medios esta semana. Y entonces, acto seguido, apareció la confesión. En un abrir y cerrar de ojos, Nicolás Vázquez, sobre el que caían desde hace más de un mes los rumores de un supuesto engaño se diluyeron. ¿Quién resiste el archivo que lo vinculaba hasta hace poco con una y con otra de las compañeras de elenco en la obra Rocky? ¿Alguien pedirá perdón por las conjeturas? Todos los rayos acusadores desde estos últimos días fueron a parar sobre ella: Gimena Accardi. De víctima a villana sin escala. La actriz tuvo que salir a dar explicaciones, primero en Olga, y luego en todos los micrófonos que la esperaron a la salida del trabajo o en la puerta de su casa. Y si bien era algo que la pareja ya tenía charlado, lo hizo –según contó– con el único fin de salvar del desastre a su compañero de obra -señalado como tercero en discordia - que está casado, tiene un bebé de meses y una mujer en pleno puerperio. En el streaming, Gimena asumió que ella fue la que cometió el desliz y que lo que más le duele es haber lastimado a otro, ni más ni menos, que su compañero de hace 18 años que desde la separación se estaba comiendo el “hate de infiel” pero que ahora pasó a ser el “cornudo”. Leer más: Gimena Accardi decidió alejarse de las redes sociales Ella se hizo cargo, se dijo responsable y remarcó: “Soy humana y cometo errores como cualquiera”. Pero además, como si sintiera que ser mujer es ese devenir ineludible de Eva, pecadora, comedora de la manzana prohibida, lanzó: “Quémenme en la hoguera, linchenme si quieren”. La frase puede sonar exagerada de este lado del mundo, donde las mujeres no son lapidadas por adulterio, pero hay que reconocer que aún existen países (Nigeria, Indonesia, Irán, entre otros) que penan hasta con la muerte a las mujeres por esa causa. Y cuidado, que en tiempos de retroceso de derechos y de avanzada de ultraderechas como el que vivimos en nuestro país, la idea de castigar a mujeres de una forma tan violenta quizás no esté tan lejos de algunas cabezas con peluca. Como dijo una usuaria en redes sociales: “Mi opinión sobre el affaire Accardi-Vazquez es que no puede ser el recorte en educación, jubilaciones, discapacidad y que nadie se haga cargo de las muertes del fentanilo”. El asunto entonces excede a la intimidad amorosa de una pareja del espectáculo y traza un desafío mayor: construir un pacto sanitario y una solidaridad nacional. Una infidelidad no es caída Una separación no es de un día para el otro; es un proceso de largo aliento. Es la forma de ponerle fin a un drama que se viene surfeando desde hace mucho rato. Una separación es tal vez el punto final. El momento cúlmine de un largo período de crisis. A veces hay que encontrar el momento para hacerlo. Y la mayoría de las veces se hace más largo, más desgastante, más doloroso de lo que debería ser. Pero lo cierto es que no hay recetas. Por eso, escuchamos pero no juzgamos. vazquez accardi.jpg Para la socióloga Eva Illouz quizás el momento más significativo de las relaciones sexoafectivas no es precisamente el iniciático del enamoramiento, sino justamente aquel en el que los vínculos “se terminan, se rompen, se desvanecen y se evaporan”. Leer más: Sabrina Rojas salió a bancar a Gimena Accardi Lo único cierto detrás de una ruptura es que nunca hay solamente una causa. Y aunque nos creamos deconstruidos, las formas de narrar una separación suelen caer hoy en los mismos yeites de toda la vida: tal dejó a cual; cual abandonó a tal, o en el medio de tal y cual estaba aquella, este, aquel. Entonces en vez de pensar que la separación es un evento que involucra a dos personas, lo que se instala frente a una ruptura, es que uno de los dos produjo el corte (es decir, “abrió la herida”) en el otro. O peor: que un otro/otra fue quien aceleró el trámite. ¿Entre tal y cual había un tercero o tercera? La pregunta que nunca falta. Y que el caso de Vázquez y Accardi sobró desde el momento cero. "Mala mujer" ¿Las mujeres recogen el guante y los varones se corren de escena? Esa parece ser la fórmula en el mundo del espectáculo cuando una pareja entra en crisis: delante de todo drama marital que incluye a un varón se oye ante todo la voz de una mujer. Aún cuando tomar la palabra signifique quedar en el medio del fuego cruzado. “La infidelidad suele ser mirada como un pecado imperdonable, como un sello de “mala persona”. Pero tu gesto viene a recordarnos que un hecho, por más doloroso que sea, no define a alguien en su totalidad. Nadie se reduce a un error. Todos somos mucho más que lo que hicimos en un momento de nuestras vidas. Claro que hay excepciones como infidelidades sistemáticas, mentiras extendidas, maldad y manipulación. Pero este no es el caso”, escribió Violeta Vázquez, escritora, puericultora, tanatóloga pero sobre todo una interesada en darle siempre una vuelta de tuerca a los vínculos. El posteo de Vázquez en su perfil de Instagram donde debate e intercambia opiniones con sus seguidoras, no sólo no ataca a Accardi, sino que le da las gracias por el gesto de valentía y la honestidad con la que habló del tema. Aún a riesgo de quedar como dice la canción de Tangana como “mala mujer”. Embed - C. Tangana - Mala Mujer (Video Oficial) El que no es especialista en el tema, pero también arrojó un interesante análisis en esa sintonía fue el periodista Víctor Hugo Morales en su programa La Mañana. El relator deportivo destacó que en una sociedad tan machista es valorable que Nico Vázquez supiera entender la situación: “Esto que los hombres presentan naturalmente con una cierta lógica de que las cosas son así y no les pasa nada, lo interesante, lo atrapante para la televisión es que sea una mujer la que confiesa un desliz por fuera de su matrimonio en circunstancias que le pueden pasar a cualquier pareja, pero cuando son conocidos, hay ahí alguna dificultad”. ¿Acaso la vara de la infidelidad es más alta para los varones que para las mujeres? ¿Le estaríamos dedicando tanto aire si la confesión salía de la boca de un varón? Seguro que no. Monogamia o bala Nicolás Vázquez y Gimena Accardi sobrevivieron al derrumbe de un edificio en Miami, a la muerte del hermano de él de un paro cardiorespiratorio en unas vacaciones en Punta Cana, a la del padre de ella de Covid-19 en plena pandemia de 2020 y antes, en 2013, la pérdida de un embarazo avanzado después de muchos intentos fallidos por tener un hijo. A lo largo de estos años los unió el amor, pero también el espanto. Lo que no lograron superar, según contaron ellos mismos cuando hace unos meses la ruptura se hizo pública, fue el desgaste de las casi dos décadas juntos. Desde que la varita mágica de Cris Morena los unió allá lejos y hace tiempo cuando filmaban “Casi Ángeles” nunca antes se habían separado, pero el desgaste y la rutina se llevaron puesto el deseo o bien entreabrieron la puerta para salir a buscarlo en otra parte. ¿Y está mal? Quien esté libre de pecado, que arroje la primera piedra. En aquel momento tuvieron que salir a hablar del porqué ya no estaban juntos. Luego de una catarata de chimentos y enigmáticos ambos dieron la cara y anunciaron que venían mal desde hacía tiempo, que había semanas que no dormían juntos y que la separación ya era un hecho. Pero también parece que tuvieron que recordarle a un país que los veía como la pareja inseparable y perfecta, que: “Nada es para siempre y nada dura para toda la vida”. Mucho menos el amor. “Hasta hoy creía en el amor”. “Si Nico Vázquez y Gimena Accardi se separan todo está perdido”. “Esto es el fin de todo”. “Duelo nacional, chicos”. Frase va, meme viene, los usuarios y usuarias de redes lamentaron la ruptura de la pareja en tiempo real. Aunque en estos últimos diez años se amplió la conversación pública de manera tal que la vieja frase de “lo personal es político” nos puso a revisar los vínculos sexo afectivos al interior de nuestras casas y nuestras camas, las cosas cambiaron. ¿Cómo llegamos acá? Casi sin solución de continuidad pasamos de una revisión del “amor romántico” (sinónimo de posesión, exclusividad, toxicidad) a un retorno de la pareja tradicional como forma de organización social. “Dios, patria y familia” o “Monogamia o bala”, se imponen en este clima epocal. Por eso, la confesión de Accardi desnuda además del tabú de la infidelidad, el desencuentro heterosexual y los mandatos que siguen pesando sobre las mujeres. En tiempos de pasiones encendidas, de levantar la voz para opinar de todo y de todos como práctica diaria, mejor pensar en vínculos sociales e instituciones novedosas para salir de la incertidumbre y de la crueldad.

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