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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 22/08/2025 08:07
Carla Aguilar, la dama de los cabellos de acero, en acción Carla Aguilar se toma una media hora antes de subir al escenario a mostrar su arte. Es un tiempo en el que suele estar sola. Allí, en su camarín busca concentración. Se mira a esos espejos clásicos rodeados de bombitas y se hace el peinado que la sostendrá en el aire a unos cinco metros del suelo. La joven es conocida como La dama del cabello de acero. Y cada vez que sale a escena en la arena de un circo genera exclamaciones del público que no pueden ver su destreza. Desde que era muy chica, Aguilar quería ser actriz. A los 17 años su vida daría el vuelco definitivo. Si fuera una película de esas biopics de plataforma, se la vería a la adolescente soñar con el aserrín de las carpas, los payasos deambulando entre los tráileres y los trapecistas elongando, mientras camina por las veredas de Florencio Varela. “El circo es la actividad artística más completa. Se comunica con todo el cuerpo, no sólo la voz o la actuación - explica la chica en diálogo con Infobae-. Empecé con las actividades clásicas como trapecio o malabares en el circo criollo de los hermanos Videla, pero al poco tiempo encontré mi lugar en la fuerza capilar”. Carla Aguilar en acción en un show de fuerza capilar (@rodrigofrancoph) Así nació La dama de los cabellos de acero Así Carla empezó a investigar y halló las formas correctas de llevar el pelo para lograr mantenerse colgada a varios metros de altura. “Tengo un cuidado muy estricto de mi cuerpo. Hago ejercicios en forma diaria y también mantengo una dieta muy sana. También preservo mi pelo, por ejemplo no me tiño para mantenerlo fuerte”, cuenta Carla. En el caso de la fuerza capilar no hay magia. “Todo depende del peinado que permite mantenerte en la altura. Hay dolor, pero los que hacemos esta actividad tenemos corrido ese umbral - explica con naturalidad Carla-. Siento una sensación de placer en ese dolor”. La dama de los cabellos de acero recostada sobre los clavos (@rodrigofrancoph) Los secretos de la fuerza capilar “El pelo no sostiene todo el peso. Todo el cuerpo trabaja para mantenerse en el aire. Los músculos del cuello, de la cabeza y la espalda son claves para mantener la postura. Las personas me ven en el aire, pero es un trabajo corporal muy importante”, revela Aguilar. Entre sus proezas, Carla pudo mover un auto o levantar un hombre con su cabello. “Son pruebas muy difíciles y riesgosas. En esos momentos es como que entro en trance y la concentración es total. No veo nada alrededor. Mi cuerpo se tensa para poder hacer el show”. Aguilar dio sus primeros pasos en el mundo del espectáculo en el show llamado Circo del horror. Era un show atípico de artes circenses que nada tenía que ver con la presencia de animales. La historia se iniciaba con un payaso que por una venganza incendió un circo en el que varios artistas murieron quemados y sus almas en pena sólo podrían volver al mundo de los vivos a través de sus actuaciones en el escenario. Carla se traspasa la piel con un elemento punzante (@afviolante) Acostarse sobre clavos Ahí, conoció las artes de los faquires que jugaban al límite del dolor en todas sus presentaciones. “Empecé a experimentar con otro tipo de destrezas muy comunes en el circo de otra época”, cuenta. El origen de la actividad de los faquires se remonta a la India, asociada con ascetas y monjes hindúes que buscaban la iluminación a través de la austeridad y el control físico y mental.Con el tiempo, el término se extendió a la India y se asoció con prácticas de resistencia física y mental, que en Occidente se popularizaron como espectáculos circenses. Así, Carla se sumó a esa tribu a la que no le molesta ver sangre o quedar con la espalda marcada por los clavos o la garganta con sabor a kerosene por lanzar fuego. “En Argentina se había perdido ese tipo de shows extraños que se hacían en otra época que iban desde el aguante del dolor hasta la exposición de personas con deformidades. En este caso, el Circo del Horror tomó sólo la parte de las habilidades que llaman la atención”, sostiene Carla. Las ceremonias antes del show Así, Carla se sumó a la troupe y encontró su lugar en el mundo. Cada noche, se hacía el peinado frente al espejo en la soledad del camarín. “El peinado es la clave de mi actividad, si queda mal puede ser mortal para mi actividad -advierte Aguilar-. Podés caer desde cinco metros y es peligroso”. Un hombre rompe varios ladrillos sobre el abdomen de Carla (@afviolante) El look que más le gusta a la gente es de metalera. De ahí su nombre, La dama de los cabellos de acero. La joven incursionó en la cama de clavos. Se la puede ver en los videos como se recuesta sobre cientos de puntas que le dejan marcada toda la espalda. ¿Cuál es el secreto? “En este tipo de actividades no hay trampa, ni magia. Son clavos de verdad. Las claves son aguantar el dolor por un lado y mantener el cuerpo tensionado para que no recaiga todo el peso en la espalda”, revela Carla. La joven no solo se acuesta sobre los clavos. También, le rompen ladrillos sobre sus abdominales. “Claro que duele y quedan las marcas, pero el placer de escuchar las exclamaciones del público son hermosas”. Aguilar, además, se suele traspasar la piel de los brazos y cara con elementos punzantes durante los espectáculos. En esta actividad tampoco hay secretos o magias. “Todo es real. Me traspaso la piel y muchas veces sale sangre - afirma Carla con una naturalidad que sorprende-. Pero el público se flashea cuando lo ve y eso me encanta”. Carla sostenida por su cabello (@rodrigofrancoph) Carla explica que existe un mercado muy grande para su actividad. “Hay mucha gente interesada en ver estos shows de circo y faquires. Genera mucha curiosidad y también adrenalina, tanto en los que actuamos como en la gente que nos viene a ver”, sostiene. La joven siempre va por más en su actividad. Si se cuelga a cinco metros de altura, quiere ir más alto. Se le iluminan los ojos cuando planea sus nuevas pruebas. “Quiero poner una cama de clavos abajo y otra arriba de mi cuerpo. Quizás, hasta se puede subir una persona para hacer presión sobre mi cuerpo”, explica y ya en su mente se imagina sobre el escenario. Carla peina su pelo cada mañana. Lo cuida como un tesoro. Es la que la mantiene en el aire cuando cientos de personas la miran desde una platea y no pueden creer que La dama de los cabellos de acero haga giros y piruetas sólo sostenida por su fuerza capilar. “En esos momentos me siento como si tuviera un superpoder”, admite.
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