22/08/2025 07:21
22/08/2025 07:21
22/08/2025 07:21
22/08/2025 07:21
22/08/2025 07:21
22/08/2025 07:21
22/08/2025 07:21
22/08/2025 07:21
22/08/2025 07:21
22/08/2025 07:21
Buenos Aires » Infobae
Fecha: 22/08/2025 04:52
Esta semana, en la Cámara de Diputados, se sostuvo el veto de Javier Milei al aumento a los jubilados (RS Fotos) Cerraron las listas para las elecciones legislativas nacionales y cada extremo se plantó sobre su núcleo duro. Por un lado, se busca la mayor cantidad de manos al servicio del Presidente, sin importar qué se trate o a quién perjudica. Lo importante es ser dador de leyes a Milei. Esto lo digo con las excepciones del caso, dado que en las listas hay personas muy formadas. Del otro lado, pasa lo mismo. Fueron obligados a la unidad. Todos sabemos que eso no dura, que la unidad debe tener un proyecto aglutinante. Como dice el consultor Raúl Timerman: “No es lo mismo unidad que lista única”. Aquí fueron convocados en el nombre de lo que fue y con un preámbulo: “Cristina libre”. En el medio, una incipiente formación de gobernadores, “Provincias Unidas”, sin la fuerza suficiente aún para abrir un espacio que separe los extremos tan antagónicos. Pero esto queda lejano cuando aparece algo viejo, con particularidades nuevas: la corrupción. Parece que se asienta eso de que las corrupciones de los oficialismos son “corrupciones del bien” y las de los opositores “las del mal”. Todo obscenidad. Pregunto: ¿qué pasó con la sociedad argentina que pudo resistir golpes militares y sus respectivas dictaduras, y hoy acepta con solo protestas sectoriales la destrucción de todo lo público? Esta semana, en Diputados se rechazó el veto presidencial a la emergencia en discapacidad, pero algunos gobernadores canjearon los votos para no rechazar el veto de un mísero aumento a los jubilados. Entre paréntesis, la abstención de María Eugenia Vidal ante esta ley es indigna: alguien que fue gobernadora, acostumbrada al Ejecutivo, no puede dudar entre el sí y el no, y mucho menos ante una situación grave, crítica, sensible de la sociedad. Tuvo esta dirigente un capítulo anterior: escribir en Linkedin su enorme preocupación por tener que volver a lo privado. No es un tema personal. Refleja la manera de pensar de una parte de la dirigencia argentina, acostumbrada a vivir de la política y no para la política. Sobre el tema jubilados, sabemos que mayoritariamente han hecho sus aportes, ante lo cual, ¿no estaríamos en presencia de la confiscación de sus haberes -para no utilizar el sustantivo robo-? Estamos asistiendo impávidos a una destrucción de nuestro pasado. Rifamos años de ciencia con premios nobeles incluidos. Destruimos salud y educación pública de altísima calidad. Todo en nombre de un futuro que no solo no aparece asible, sino que no busca incluir a todos. También asistimos a la desaparición de los partidos políticos. Vemos los estertores del PJ, la UCR, el PRO, y la categoría que los reemplaza no los supera. Vemos amontonamientos, no proyectos. Se supone que en política, desde el presente, se prepara el futuro. Lo que se ve no es halagüeño. La estructura hacia ese futuro muestra, en principio, fallas que lo vuelven frágil, hasta diría no transitable. Pero es imposible no ir hacia él de cualquier manera, así sea caminando para atrás. La política no debiera estar conducida ni por el odio al otro, ni por el “sálvese quien pueda”, ni sin el protagonismo absoluto de la palabra como único método de conexión con el otro. ¿Qué pasó y qué pasa en Argentina para que hoy el otro sea un enemigo a destruir y los vulnerables reducidos y tratados como excremento? Una sociedad y un Estado que no protegen la vejez, la niñez, los discapacitados y los vulnerables, es una sociedad que ha perdido sus valores. Es una muestra palpable de la decadencia. Imposible soslayar las más de 100 víctimas del fentanilo porque un señor del poder decidió que controlar lo que contienen productos médicos que se inoculan a los pacientes atenta contra la decisión que tiene cada persona de cuidarse sola. ¿Será esta la razón o algún negocio distinto que interese más? Asistimos por estos días a corrimientos vergonzosos de La Libertad Avanza (Pagano y compañía en Diputados) y del PRO (Ritondo y compañía). Todo indica que no lo hacen por un problema ideológico, sino por una disputa de cargos. En el PJ, con otra característica, pasó lo mismo. Grabois fue el más beneficiado en cuanto a cargos, dado que todo vale por aquella supuesta “unidad”. Y en Santa Fe, Agustín Rossi bajó al segundo lugar para que traccione Ciudad Futura. Caren Tepp es una sólida dirigente no emparentada con el peronismo. La ideología, ¿ha dejado de ser una divisoria de aguas a la hora de definir la composición de las listas? La CGT se encamina a renovar su conducción. Existen dos posturas: a) Mantener el esquema de triunvirato; y b) Volver a una Secretaría General. La próxima semana, los días 27 y 28, se reúnen en SETIA. Tendrán un almuerzo de camaradería (el 27) y sesionará el Consejo Directivo (el 28), de allí saldrán las fechas para el Confederal (septiembre) y el Congreso donde elegirán sus autoridades (noviembre). No es menor la posibilidad que se presenta. El mundo ha cambiado y también sus representados. Argentina tiene 23 millones de trabajadores, de los cuales entre 8 y 9 millones lo son de manera formal. Afiliados hay 3.500.000. El resto, son monotributistas, changarines, independientes. Pero aun cuando habla esta alicaída CGT, todos se sienten aludidos para asentir o disentir. Tiene una oportunidad de madurez, de reconversión discursiva y actitudinal. Hoy la sociedad la interpela. La IA la apura. Y los poderes económicos y políticos la desdeñan. Reordenar esta institución señera en la historia argentina es un deber, ante tantas injusticias. Si no lo logra, pierde su razón de ser. Se habla y mucho de un santafesino, Jorge Sola (Sindicato del Seguro de la República Argentina), quien se destaca desde la actual Secretaría de Comunicación. ¿Logrará la CGT lo que decía el Dr. Lucio Garzón Maceda, quien sostenía que “la CGT debe tener mil voces adentro y afuera una sola unificada”? La dirigente Graciela Camaño sostiene que “la Argentina necesita dirigentes decentes, un Estado fuerte y una política que piense en el futuro, no solo en el poder inmediato”. Dado que estamos en el mes del 175 aniversario del fallecimiento del Gral. San Martín, el ex director del Instituto Sanmartiniano, Dr. Claudio Morales Gorleri, apartado por WhatsApp de su función ad honorem, le dijo a Infobae: “¿Qué nos trae San Martín como enseñanza a los argentinos?: la cultura del proyecto contra la cultura de la improvisación, la cultura del plan, del trabajo tesonero. El mal de los argentinos es la improvisación".
Ver noticia original