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Parana » Informe Digital
Fecha: 22/08/2025 01:36
Los primeros cien días de todo pontificado marcan inevitablemente el rumbo y el estilo de gobierno espiritual que pretende imprimir un Papa. En el caso de León XIV, su elección del nombre no fue un gesto meramente simbólico, sino una clara afirmación de continuidad histórica: la de retomar el legado de León XIII, autor de la encíclica Rerum Novarum (1891), documento fundacional de la Doctrina Social de la Iglesia. Ese texto, surgido en plena ebullición de la cuestión obrera, supuso un antes y un después en el diálogo de la Iglesia con el mundo del trabajo, al reconocer el derecho de los trabajadores a organizarse, la legitimidad de los sindicatos y la obligación de los empleadores de garantizar condiciones dignas de labor y salario justo. Fue, en su tiempo, un texto revolucionario: no por alentar la lucha de clases, sino por proponer una vía de justicia social en la clave de la dignidad humana y la solidaridad cristiana . Un siglo después, san Juan Pablo II retomó ese legado en Centesimus Annus (1991), encíclica que profundizó en el contexto de un mundo transformado por la caída del comunismo y la expansión del capitalismo global. Allí se reafirmó que el trabajo es dimensión esencial de la persona humana y que la economía debe estar siempre subordinada a la ética. En su momento, el Papa Juan Pablo II alertó sobre los riesgos de un liberalismo sin frenos, que reduce al hombre a mero consumidor o productor, y recordó que la verdadera libertad económica requiere justicia social y protección de los más débiles. León XIV Hoy, en el marco de los primeros cien días de León XIV, la cuestión obrera vuelve a interpelar, particularmente enArgentina. Con una inflación persistente que erosiona salarios, con un mercado laboral precarizado y con nuevas formas de empleo que muchas veces escapan a toda regulación, los dilemas planteados en Rerum Novarum recobran dramática actualidad. La necesidad de un “salario justo” se torna hoy reclamo urgente en un país donde millones de trabajadores, aun con empleo, permanecen bajo la línea de pobreza. A ello se suma la falta de acuerdos paritarios eficaces y oportunos, lo que agrava el deterioro del poder adquisitivo y produce un menoscabo directo en la dignidad del salario. La paritaria, concebida como herramienta de diálogo social para equilibrar las relaciones laborales, se convierte en un terreno de conflicto permanente cuando no logra actualizar los ingresos frente a la inflación. En este escenario, el trabajador queda atrapado en un círculo vicioso de empleo formal pero insuficiente, lo que contradice el principio histórico de la justicia salarial proclamado por la Doctrina Social de la Iglesia. Además, se hace cada vez más evidente la necesidad de empresarios con conciencia social, capaces de priorizar el bienestar comunitario y de los trabajadores por encima de la mera maximización de beneficios económicos. La Doctrina Social de la Iglesia ha recordado insistentemente que la empresa es también una comunidad humana, y que el capital, sin el trabajo, pierde su dimensión ética y social. Sin esta visión integral, la economía se deshumaniza y la fractura social se profundiza. León XIV parece haber comprendido que su pontificado se abre en un tiempo de “cuestión obrera globalizada”: migraciones masivas, automatización, plataformas digitales y nuevas esclavitudes laborales, desde el trabajo infantil hasta la trata de personas. Retomar la inspiración de León XIII implica recordar que la dignidad del hombre no puede quedar subordinada a las oscilaciones del mercado. Y recuperar la fuerza de Centesimus Annussupone advertir que la economía contemporánea solo será humana si reconoce el trabajo no como mercancía, sino como participación en la obra creadora de Dios. En Argentina, donde la deuda social se traduce en exclusión estructural, la voz de León XIV podría convertirse en un faro. Sus primeros gestos muestran la intención de convocar a gobiernos, sindicatos y empresarios a una “alianza social” que no se limite a parches coyunturales, sino que piense un nuevo pacto laboral basado en dignidad, subsidiariedad y solidaridad. Si Rerum Novarum inauguró la Doctrina Social de la Iglesia y Centesimus Annus la renovó en tiempos de globalización, los cien días de León XIV invitan a pensar qué mensaje necesitará nuestro tiempo. Quizá la misión sea —otra vez— hacer oír la voz de los que trabajan, y de los que aún esperan un trabajo. * Abogado, Magister en Asesoramiento de Empresas.
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