22/08/2025 02:32
22/08/2025 02:32
22/08/2025 02:32
22/08/2025 02:31
22/08/2025 02:30
22/08/2025 02:30
22/08/2025 02:30
22/08/2025 02:29
22/08/2025 02:29
22/08/2025 02:29
» LT 3
Fecha: 21/08/2025 23:48
Vicente Muglia, periodista del diario Olé especializado en temas vinculados a Independiente de Avellaneda, habló en el programa Digamos Todo tras los violentos hechos que se sucedieron ayer en el partido que el rojo jugaba ante la U de Chile por la Copa Sudamericana, que terminó con la suspensión del partido con heridos graves y detenidos. El presidente de Independiente, Néstor Grindetti, brindó una declaración pública enfocada casi exclusivamente en la defensa institucional del club, apuntando directamente contra la hinchada de Universidad de Chile y dijo que “vamos a estar defendiendo los intereses de Independiente en todas las instancias que correspondan”, afirmó, sin hacer mención alguna a la gravedad de los incidentes, ni a las fallas en seguridad que pusieron en riesgo vidas humanas. Muglia calificó estas declaraciones como “vergonzosas”, destacando la falta de sensibilidad y el enfoque exclusivamente deportivo en un contexto de violencia extrema. Los disturbios, según relata Vicente Muglia, comenzaron alrededor de los 20 o 25 minutos del primer tiempo. Sin embargo, el germen del problema estaba presente desde mucho antes: la organización del operativo de seguridad fue absolutamente deficiente. Los hinchas visitantes, ubicados en la tribuna alta del sector sur del estadio de Independiente, tenían contacto visual y físico con los locales en la tribuna baja, sin ningún tipo de separación efectiva. A diferencia de lo que se vio en otros partidos recientes —como el de Racing contra Peñarol en el mismo torneo— en Avellaneda no se instalaron estructuras preventivas como rejas, alambrados o barreras físicas que evitaran el lanzamiento de objetos entre ambas parcialidades. Las provocaciones cruzadas no tardaron en escalar. Hinchas de Universidad de Chile comenzaron a arrojar objetos contundentes hacia las tribunas inferiores, incluyendo partes de baños destruidos y, en un momento alarmante, una bomba de estruendo. Este acto desató la reacción de la barra brava de Independiente, ubicada en la tribuna norte, detrás del arco contrario. Un grupo abandonó su lugar y rodeó todo el estadio con la intención de atacar a los hinchas chilenos. Mientras esto sucedía, el ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, Javier Alonso, solicitó oficialmente a Conmebol que el partido fuera suspendido antes del final del primer tiempo. La respuesta fue negativa. El partido debía continuar. Esta decisión —o falta de acción— marcó un punto de inflexión. La irrupción de la barra de Independiente en el sector visitante fue registrada por las cámaras y las imágenes son estremecedoras. Al llegar, encontraron a unos 20 hinchas comunes de Universidad de Chile: hombres, mujeres, niños. Los barras chilenos ya se habían retirado del estadio. Lo que siguió fue una agresión cobarde y brutal contra personas indefensas. Uno de los hinchas chilenos fue arrojado desde lo alto de la tribuna y sufrió fractura de cráneo. Se encuentra intubado, en estado grave. Otros 18 hinchas fueron hospitalizados con heridas de diversa consideración. Afortunadamente, la mayoría están fuera de peligro, pero el saldo podría haber sido mucho peor. Quizás la pregunta más escalofriante de todo este relato es cómo un grupo organizado de barras logró acceder desde una punta del estadio hasta la otra sin intervención policial. Muglia en ese sentido habló de «una verdadera zona liberada a pesar de haber 650 efectivos en el operativo policial». La Conmebol, organizadora del torneo en cuestión, emitió finalmente un comunicado tras el escándalo. En él, aseguró que tomará “cartas en el asunto” y que será “muy dura” al momento de determinar sanciones para los responsables. Sin embargo, esta respuesta institucional llega tarde y no está exenta de cuestionamientos. Con respecto a lo que sería una definición que atañe a lo estrictamente deportivo, en medio del caos, comenzaron a circular versiones sobre sanciones severas para ambos clubes. Entre las posibilidades se baraja directamente la eliminación tanto de Independiente como de Universidad de Chile de la Copa Sudamericana.
Ver noticia original