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Concordia » Cadena Entrerriana
Fecha: 20/08/2025 03:23
Desde hace nueve meses, las argentinas Melisa Leguiza y Andrea Toledo han transformado las rutas del país en un lienzo de poesía andante. A bordo de un modesto Renault 12 y con una vieja máquina de escribir Olivetti como compañera de ruta, estas viajeras han recorrido más de 6.400 kilómetros y visitado 40 ciudades, llevando su proyecto «Vivir km a km Literario» a rincones poco explorados de Argentina. La iniciativa, que improvisa poesía en calles y plazas, nació de la pasión de ambas por los viajes y la literatura. «Queríamos combinar lo que nos apasionaba y a la vez nuestras ganas de descubrir destinos que no fueran masivos», relatan. El viaje comenzó en diciembre pasado, tras dejar atrás trabajos fijos y una vida estable en Córdoba, para embarcarse en una aventura nómade que también busca dar visibilidad al trabajo de artistas locales. Una Olivetti cargada de historia y poesía El corazón del proyecto es una antigua máquina de escribir Olivetti color verde agua, que perteneció al abuelo de Melisa. Con un valor afectivo incalculable, el objeto no es solo una herramienta, sino la protagonista que da vida a sus poemas. «El contacto con las teclas y su sonido casi hipnótico ayudan a viajar con la inspiración a otro mundo», explica Melisa, que se inspira en la escritora española Clara Carusa para sus improvisaciones callejeras. El camino, sin embargo, no ha estado exento de desafíos. Tras dos intentos fallidos de viaje en otros vehículos, Melisa, licenciada en Turismo, y Andrea, bachiller en economía, lograron finalmente adaptar un Renault 12 para su aventura. Andrea recuerda los primeros tramos como una prueba de fuego: «Nos fuimos sin despedirnos de nadie, y el primer tramo de 140 km nos llevó 6 horas porque el carro perdía estabilidad». El camino como maestro A lo largo de su recorrido por las provincias de Córdoba, Buenos Aires, Santa Fe, San Luis, Entre Ríos y Corrientes, las viajeras se sostienen económicamente a través de la venta de sus poemas y artesanías, y la organización de talleres literarios. La recepción en los pueblos, aseguran, ha sido generosa y llena de conexiones inesperadas. «Cuando inicié el viaje me enfoqué en qué podía dar yo a los lugares», confiesa Melisa. «Pero el camino me enseñó que es exactamente al revés. Lo que puedo brindar es pequeño con relación a todo lo que uno recibe de los demás», reflexiona. Andrea comparte esta visión, recordando la ayuda invaluable de la gente, desde mecánicos que las asistieron hasta extraños que las remolcaron en plena ruta. Con la meta de seguir sumando kilómetros en Argentina y eventualmente llegar a México, Melisa y Andrea también trabajan en la publicación de un libro que compile sus poemas artesanales y sus crónicas de viaje. Su historia, cargada de poesía y resiliencia, se ha convertido en un testimonio de que los miedos se diluyen al tomar la ruta y que no hay edad para emprender un sueño. Como ellas mismas lo dicen, han resignificado la expresión popular: llevan y traen «palabras mágicas». No hay edad para hacerlo. Es solo largarse y confiar en que somos capaces de muchas más cosas de las que pensábamos.. TN compartir
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