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  • Día Mundial del Mosquito: cómo la ciencia redefine la lucha contra enfermedades transmitidas por vectores

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 20/08/2025 02:32

    El mosquito es el animal más letal del planeta, transmite malaria dengue zika fiebre amarilla chikunguña y otras enfermedades (Pexels) Cada 20 de agosto el mundo detiene su atención para recordar un hallazgo que cambió la medicina moderna: el descubrimiento de Sir Ronald Ross en 1897, cuando confirmó que el mosquito Anopheles hembra transmite la malaria. Esa revelación no solo resolvió un misterio médico de siglos sino que también abrió la puerta a estrategias concretas para salvar millones de vidas. En 2025, más de 125 años después de aquel momento histórico, el Día Mundial del Mosquito vuelve a subrayar la urgencia de prevenir el avance de enfermedades graves como el dengue, el zika y el chikunguña. Cada año más de un millón de personas mueren y 700 millones se enferman por patologías transmitidas por mosquitos en todo el mundo (James Gathany/CDC vía AP, Archivo) Los mosquitos no solo incomodan con su zumbido y las picaduras que provocan comezón. Son vectores de enfermedades devastadoras que afectan a regiones enteras y dejan huellas profundas en los sistemas de salud. Malaria, dengue, zika, fiebre amarilla, chikunguña, encefalitis y el virus del Nilo Occidental son parte de una lista que sigue creciendo, sobre todo en contextos de crisis climática y urbanización acelerada. En palabras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), los brotes se han vuelto más impredecibles, lo que exige repensar los métodos de prevención. El tema de este año, “Acelerar la lucha contra la malaria para un mundo más equitativo”, resalta un aspecto crucial: no todas las comunidades enfrentan en igualdad de condiciones a los mosquitos. Las poblaciones vulnerables son las más expuestas y, muchas veces, las últimas en recibir mosquiteros, pruebas rápidas o vacunas prometedoras. La fecha busca visibilizar esa desigualdad y al mismo tiempo impulsar un compromiso global por revertirla. En 2024 el dengue registró más de 14 millones de casos y 12000 muertes convirtiéndose en la peor temporada global de la historia (AP) Un presente marcado por cifras alarmantes En el último año, los números confirmaron que el problema está lejos de resolverse. Las enfermedades transmitidas por mosquitos causan más de un millón de muertes anuales e infectan a cerca de 700 millones de personas, es decir, casi una de cada diez en el planeta. El 2024 fue catalogado como el peor año de la historia en materia de dengue, con más de 14 millones de casos y alrededor de 12.000 muertes. Y aunque el calendario marcó el inicio de 2025 con expectativas de control, los datos no fueron alentadores: hasta ahora se registraron 3,6 millones de casos de dengue y más de 1900 muertes en 94 países y territorios. La situación más dramática se vivió en el Pacífico, donde naciones como Samoa, Fiyi, Tonga y las Islas Cook declararon brotes que desbordaron sus sistemas sanitarios. El dengue se convirtió en la enfermedad viral transmitida por mosquitos que más rápido se expande en el mundo, sin mostrar señales de retroceso. Esta realidad obliga a reforzar la prevención con nuevas herramientas y enfoques que superen la mera reacción frente a los brotes. Hasta agosto de 2025 ya se notificaron 3,6 millones de casos de dengue y más de 1900 muertes en 94 países y territorios (REUTERS/Josue Decavele) El impacto del cambio climático se hace evidente: temperaturas más altas prolongan las temporadas de transmisión y amplían la presencia del mosquito en regiones donde antes no era un problema. La globalización, con la movilidad constante de personas y mercancías, también favorece que los virus viajen con facilidad. Y la urbanización, sobre todo en ciudades sin planificación adecuada, genera entornos ideales para la proliferación de criaderos. Estos factores combinados transforman al mosquito en una amenaza global, no confinada a los trópicos. Ronald Ross descubrió en 1897 que el mosquito Anopheles transmite malaria, ese hallazgo revolucionó la salud pública mundial - crédito Freepik El legado de Ross y la transformación de la medicina Cuando Ronald Ross demostró la conexión entre el mosquito y la malaria, derribó teorías erróneas que atribuían la enfermedad al aire enrarecido o a los pantanos. Su trabajo confirmó de manera irrefutable que los mosquitos eran vectores de transmisión y que controlar sus poblaciones podía reducir drásticamente la carga de enfermedad. Ese descubrimiento fue la semilla de una revolución sanitaria: el desarrollo de mosquiteros tratados con insecticidas, la pulverización en interiores y la gestión ambiental enfocada en eliminar criaderos. El propio Ross propuso instaurar un Día del Mosquito, convencido de que la conciencia social era un pilar tan importante como la ciencia en la lucha contra estos insectos. Su propuesta, que en un inicio sonó excéntrica, terminó consolidándose como una fecha clave en el calendario global de la salud pública. Hoy, el Día Mundial del Mosquito no solo honra ese hito, sino que invita a repensar los desafíos actuales y a poner en agenda la necesidad de más investigación, innovación y equidad sanitaria. Durante décadas, las políticas de control se centraron en la fumigación y la nebulización, pero hoy se reconoce que esas prácticas ya no son suficientes. La experiencia demostró que la reacción llega tarde, es costosa y suele fallar en evitar picos de contagios. Por eso surge una pregunta clave: ¿y si la protección se pudiera integrar en los sistemas sanitarios incluso antes de que aparezcan los brotes? El cambio climático y la urbanización expanden los criaderos de mosquitos, prolongan la transmisión y vuelven impredecibles los brotes ( REUTERS/Eva Manez) Esa es precisamente la apuesta del World Mosquito Program (WMP), una iniciativa respaldada por más de veinte años de investigación científica. Su estrategia consiste en liberar mosquitos portadores de una bacteria natural llamada Wolbachia, que bloquea la transmisión de virus como dengue, zika, fiebre amarilla y chikunguña. Esta intervención no elimina al mosquito, pero interrumpe su capacidad de contagiar. El método, probado ya en 14 países, se consolidó como seguro, efectivo y escalable. La OMS, a través de su Grupo Asesor de Control de Vectores (GACV), avaló oficialmente la tecnología y la recomendó como una herramienta complementaria de gran potencial. Lo notable es que no se trata de un proyecto aislado, sino de una estrategia que se integra con los sistemas de salud pública locales. Los gobiernos pueden adoptarla como parte de su infraestructura preventiva y reducir la dependencia de medidas reactivas. El éxito del WMP no se mide en teorías, sino en datos concretos: comunidades enteras registraron descensos significativos en los casos de dengue después de aplicar el método. Además, su costo resulta mucho más bajo en comparación con las campañas de fumigación masiva. Se trata de un cambio de paradigma que, según expertos, podría marcar un antes y un después en la forma en que el mundo enfrenta a los mosquitos. Más allá de las innovaciones tecnológicas, la batalla contra los mosquitos requiere de un componente social ineludible: la participación comunitaria. Sin el compromiso de las personas para eliminar criaderos en sus hogares, patios y barrios, ningún programa alcanza el éxito esperado. En este sentido, la Semana de Acción contra los Mosquitos, que la Organización Panamericana de la Salud organiza en mayo, cumple un rol pedagógico esencial. El World Mosquito Program libera mosquitos con Wolbachia, una bacteria que bloquea virus como dengue zika y fiebre amarilla. (AP Foto/Salvador Meléndez, Archivo) Del 5 al 9 de mayo de 2025, esa campaña buscó concientizar sobre la relación directa entre los mosquitos y las enfermedades, y al mismo tiempo impulsar la colaboración entre autoridades y comunidades. La premisa es simple pero contundente: solo con acciones colectivas se logra reducir la reproducción de mosquitos. Las charlas educativas, las jornadas de limpieza de barrios y las actividades en escuelas son parte de esa construcción de conciencia que se extiende más allá de una fecha en el calendario. En Argentina, la discusión sobre los mosquitos adquirirá un espacio propio en octubre de 2025, con la realización de las XIII Jornadas Regionales sobre Mosquitos en la ciudad de San Juan. Allí se reunirán científicos, médicos y funcionarios para debatir políticas de prevención y nuevas herramientas de control. La cita refleja cómo el tema dejó de ser un problema exclusivamente tropical para convertirse en una cuestión de salud global que involucra a todos los continentes. El desafío de la equidad sanitaria Uno de los puntos centrales del Día Mundial del Mosquito 2025 es la necesidad de garantizar un acceso equitativo a la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades como la malaria. En muchos países de bajos ingresos, los mosquiteros tratados con insecticidas todavía no llegan a todas las familias, y el acceso a pruebas rápidas o vacunas en desarrollo es limitado. El riesgo es claro: sin igualdad en la distribución de recursos, las comunidades más vulnerables seguirán siendo las más golpeadas por los brotes. La OMS avaló la estrategia de Wolbachia tras comprobar que es segura, efectiva y de bajo costo para integrar en sistemas de salud (Imagen Ilustrativa Infobae) Por eso, el lema de este año no es solo una consigna, sino una hoja de ruta. “Acelerar la lucha contra la malaria para un mundo más equitativo” significa apostar por la innovación científica, pero también por la justicia social. La ciencia puede crear herramientas poderosas, pero si esas herramientas no alcanzan a quienes más las necesitan, el problema seguirá intacto. En ese marco, los organismos internacionales remarcan la importancia de financiar programas que prioricen a las comunidades de mayor riesgo, además de promover la educación sanitaria como un derecho universal. La batalla contra los mosquitos, en definitiva, no se libra solo en los laboratorios, sino en los barrios, escuelas y hospitales de cada región. El mosquito es un insecto diminuto, pero su impacto en la humanidad es colosal. Cada picadura es un recordatorio de que la salud global depende de la capacidad de anticiparnos a los brotes y de diseñar respuestas colectivas. A medida que el clima, la urbanización y la globalización amplían la presencia del mosquito, el desafío se vuelve más complejo, pero también más urgente. En octubre de 2025 San Juan será sede de las XIII Jornadas Regionales sobre Mosquitos con científicos médicos y autoridades.(AP Foto/Pat Wellenbach, Archivo) En 1897, Sir Ronald Ross transformó la medicina con un descubrimiento que abrió un camino. En 2025, el reto es no detenernos en la conmemoración, sino continuar esa senda con nuevas herramientas, cooperación internacional y un compromiso real con la equidad. El Día Mundial del Mosquito es, al mismo tiempo, un homenaje al pasado y una brújula hacia el futuro. Si el siglo XIX fue el tiempo del descubrimiento, el XXI debe ser el de la acción. El mosquito, ese enemigo silencioso, sigue marcando la agenda de la salud pública global. La diferencia ahora es que contamos con conocimiento, tecnologías innovadoras y una conciencia cada vez más extendida. La pregunta es si lograremos usarlos con la rapidez y la justicia que el mundo necesita.

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