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Parana » AIM Digital
Fecha: 19/08/2025 11:05
La consecuencia directa del fuerte apretón monetario que desplegó el Gobierno en las últimas semanas es un mayor encarecimiento del crédito, que ya había comenzado a mostrar señales de agotamiento ante el incremento de la mora en los últimos meses. Esta política monetaria más contractiva busca contener la inflación y fortalecer el peso, pero ya está generando efectos colaterales. La semana pasada se observaron las primeras señales contundentes: la tasa de adelanto en cuenta corriente superó el 91 por ciento al jueves pasado, de acuerdo con datos oficiales del Banco Central. Este tipo de financiamiento es uno de los más utilizados por las empresas para sostener su capital de trabajo, por lo que su encarecimiento genera preocupación en el sector productivo. Si bien los bancos mejoraron el interés por los plazos fijos, como una forma de atraer depósitos, la contracara es el aumento en el costo del dinero. En este contexto, la tasa de los préstamos personales ya superó, en promedio, el 75 por ciento anual, lo que limita fuertemente la demanda de crédito por parte de los consumidores. Las pymes, bajo presión por el salto en las tasas El aumento en las tasas también golpea directamente a las pequeñas y medianas empresas. “A principio de julio estábamos en 43/44 por ciento la tasa de grilla (la promedio, que va para arriba y para abajo según particularidades de clientes) y esta tasa hoy está en 68 por ciento anual”, explicaron desde un banco privado. Este salto encarece el financiamiento para capital de trabajo, compras de maquinaria o inversiones de corto plazo. Donde también se siente con fuerza el encarecimiento financiero es en el uso de tarjetas de crédito. Hasta hace pocos días, pagar en 12 cuotas fijas implicaba una tasa nominal anual del 92 por ciento, pero esa cifra ahora roza el 100 por ciento. A su vez, el costo financiero total se disparó al 240 por ciento, lo que impacta directamente en el consumo en cuotas. Una de las dudas que comenzó a surgir entre los ahorristas es si esta suba generalizada de tasas puede afectar las cuotas de los créditos hipotecarios UVA. La respuesta, por el momento, es tranquilizadora: “No se cambian los contratos”, explicaron en una entidad financiera líder. Los préstamos UVA tienen un componente variable ajustado por inflación (UVA), más una tasa fija, que no se modifica a lo largo del contrato. Las tasas fijas de nuevos hipotecarios podrían subir “La tasa de los que tienen un crédito anterior no se modifica, es tasa fija en UVAs. El que sacó el crédito a 5,5 por ciento + UVA, paga eso, el que lo sacó cuando estaba a 7,5 por ciento o a 9 por ciento, también paga lo acordado. No le cambia la tasa”, agregaron desde el sector bancario. Sin embargo, las tasas de los nuevos créditos hipotecarios sí se han ido ajustando al alza en los últimos meses, en línea con el contexto financiero más estricto. Por ahora, no se anunciaron nuevas subas, aunque los bancos no descartan futuros ajustes en función de cómo evolucione el mercado. La cautela es generalizada tanto del lado de las entidades como del público. Desde la consultora LCG advirtieron: “La incertidumbre monetaria generada ciertamente no es gratuita, las tasas de interés posiblemente se ubiquen bastante por encima de lo que hubiese sido necesario para estimular la demanda de pesos y contener la demanda de dólares. Estas tasas reales bastante positivas restringirán el crédito, aumentará la mora y mantendrán el dinamismo económico anestesiado”. Crecen las tensiones en la cadena de pagos El efecto de estas condiciones financieras más duras ya comienza a sentirse también en el tejido empresarial. “Las tensiones financieras se trasladaron a las empresas y el flujo de caja se tensó en las últimas semanas. Como primera respuesta, esto debería aumentar las preferencias por la liquidez de las firmas pero también podría reforzar las tensiones preexistentes sobre la cadena de pagos”, alertaron desde la gerencia de Estudios Económicos del Banco Provincia. En un escenario de tasas altas, acceso limitado al financiamiento y caída del consumo, las empresas se ven forzadas a priorizar liquidez y ajustar su operativa, en muchos casos postergando inversiones o renegociando pagos. Con este panorama, el crédito privado podría seguir en retroceso, impactando negativamente en la recuperación económica. Clarín
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