18/08/2025 15:50
18/08/2025 15:50
18/08/2025 15:50
18/08/2025 15:50
18/08/2025 15:49
18/08/2025 15:48
18/08/2025 15:47
18/08/2025 15:47
18/08/2025 15:45
18/08/2025 15:44
Parana » Informe Digital
Fecha: 18/08/2025 13:54
Aunque pueda sonar a un tecnicismo impositivo, la acumulación de saldos técnicos en el IVA impacta de manera significativa en el flujo de caja de uno de los sectores más cruciales del país: la producción agropecuaria. Mensualmente, el productor agropecuario adquiere insumos: fertilizantes, semillas, paga por labores y compra maquinaria de última tecnología, entre otros. Por cada una de estas inversiones, abona un porcentaje de Impuesto al Valor Agregado (IVA), lo que le genera una acumulación de crédito fiscal y da lugar al denominado “saldo técnico”. Este saldo, en teoría, debería ser recuperado mediante el débito fiscal generado por la venta de su cosecha. Sin embargo, aquí surge el primer inconveniente: debido a la estructura del sistema, el IVA recaudado por la venta de la cosecha es inferior al IVA pagado por las compras. En el caso de la faena de ganado, en lugar de vender el animal en pie, se lo sacrifica y se comercializa la carne con un valor agregado, lo que resulta en un débito fiscal mayorESV ¿Cuál es el resultado? Un saldo a favor. Esto significa que el Estado le “debe” dinero. Sin embargo, este no es un saldo que se pueda utilizar con facilidad. Los expertos lo denominan “saldo técnico”, y es como tener dinero en una caja fuerte con una cerradura que no puede abrirse. Aunque existe, no puede ser utilizado para pagar otros impuestos ni se devuelve automáticamente, quedando expuesto a la devaluación y/o inflación que disminuyen su valor presente. Este problema, que afecta a diversas industrias, es especialmente grave en el sector agropecuario. Los productores, en particular aquellos que invierten considerablemente en tecnología, enfrentan significativos saldos a favor que se acumulan mensualmente. Esto representa capital de trabajo que queda inmovilizado en las arcas del Estado, impidiendo la compra de nuevas cosechadoras, la inversión en sistemas de riego o la ampliación de la capacidad de producción. La falta de liquidez se convierte así en un freno para el crecimiento. Iniciar la planificación y desentrañar el rompecabezas Muchos productores se resignan a esta situación, considerando que forma parte de las reglas del juego. Creen que no existe manera de recuperar ese dinero y que el saldo a favor es un costo impositivo inevitable. Sin embargo, esto no es cierto. El primer paso para abordar este problema es dejar de ser reactivos y pasar a ser proactivos, lo que implica utilizar la herramienta conocida como “planificación fiscal”. ¿Qué implica la planificación fiscal? Lejos de ser un sinónimo de evasión, se trata de una gestión inteligente de las finanzas empresariales, guiada por un profesional en la materia. Consiste en comprender las reglas del juego para emplearlas a favor del negocio, siempre dentro del marco legal. En el caso del IVA, la planificación no solo significa mantener las cuentas en orden, sino también anticiparse a la acumulación de saldos técnicos, evaluando futuras inversiones y opciones disponibles para recuperar esos fondos. La venta de cereales en estado natural está gravada a tasas diferenciales, lo que genera un débito fiscal insuficiente. Sin embargo, al transformar ese cereal a través de un proceso industrial, por ejemplo, se agrega valor al producto, permitiendo aprovechar el crédito fiscal: el IVA abonado por la maquinaria, los fertilizantes, etc., se compensa de manera más efectiva con el débito fiscal generado por la venta de productos semi y/o elaborados industrialmente. Esta estrategia de integración puede implementarse de diversas formas, como en el procesamiento de leche: en lugar de vender la leche cruda, se transforma en quesos, yogures o manteca. En la faena de ganado, en lugar de vender el animal en pie, se lo sacrifica y se comercializa la carne con un valor agregado, lo que se traduce en un débito fiscal mayor. Otra estrategia es explorar actividades comerciales que, por su naturaleza, generan un débito fiscal considerable. Por ejemplo, una empresa agropecuaria podría complementar su actividad principal con el alquiler de maquinaria, ofreciendo en arriendo las cosechadoras o tractores que no están en uso. Este servicio genera un débito fiscal que ayuda a absorber el crédito. Devolución de crédito fiscal por inversiones en bienes de uso Aquí entra en juego una herramienta legal vigente que deberíamos emplear: la Resolución General 4581/2019 de la AFIP. Esta norma es, en esencia, la clave que abre la caja fuerte y libera el dinero congelado. En términos sencillos, la ley establece que, cuando se trata de saldos técnicos derivadas de inversiones en bienes de uso que no pueden ser recuperados con débito fiscal, el contribuyente puede solicitar al Estado la devolución de estos. El régimen devolutivo representa un camino claro y seguro para que los productores recuperen esos fondos; es un derecho que les asiste bajo ciertas condiciones. ¿Cuáles son esas condiciones? No son más que los requisitos fundamentales de cualquier contribuyente responsable: tener las cuentas al día, presentar las declaraciones juradas y no tener inconvenientes con la ARCA. El proceso es relativamente sencillo, aunque requiere la asesoría de un profesional experimentado. Se debe presentar una solicitud por internet, a través de la página de la ARCA. El contribuyente tiene que justificar su pedido con datos y documentación. Este informe es la garantía que verifica que los números son correctos, que el IVA solicitado está bien calculado y que el bien de uso por el cual se generó el crédito fiscal realmente existe y está afectado a la actividad productiva. Una vez que la ARCA valida toda la información, autoriza la devolución del monto. De este modo, el productor recupera un capital que estaba inmovilizado y que puede volver a circular en la economía productiva del sector. En conclusión, la acumulación de saldos técnicos de IVA no es un problema sin solución. La planificación fiscal y el uso inteligente de herramientas como la RG 4581 permiten al sector agropecuario recuperar liquidez, fomentar la inversión en tecnología y seguir siendo el motor que impulsa el desarrollo de nuestro país. Es hora de dejar de considerar ese saldo a favor como una cuenta perdida y comenzarlo a ver como una oportunidad. El autor es contador especializado en temas agropecuarios.
Ver noticia original