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» La Capital
Fecha: 18/08/2025 12:59
La historia de Matías Raimundo, más conocido como Maty Cocina, tiene todos los condimentos para atrapar a un lector . Es que su caso es muy curioso, se trata de un fotógrafo que cocinó desde pequeño para ayudar a su mamá y cuando en pandemia se quedó sin trabajo ante la falta de eventos, hizo un video sobre cocina que se replicó sin cesar . Y a partir de allí a este fotógrafo nacido en Fighiera se le abrió un mundo infinito de posibilidades. Y, además, muy rentable. Para entender la envergadura de este protagonista los números son claves: la comunidad de Matías llega a 6, 5 millones de personas entre sus seguidores en Tik Tok, Instagram, Facebook y YouTube . Se trata de seguidores orgánicos, genuinos, lo que hace que las grandes marcas y las agencias lo busquen porque su llegada al público es incuestionable. Y, para tener una idea de lo que significa como negocio, se calcula que una campaña se cobra un peso por seguidor. Por lo cual, si alguien quisiera una campaña para todas sus redes el número sería muy tentador, aunque no funciona así, porque en general las marcas eligen hacer campañas en una o dos redes y a partir de allí se obtiene el cálculo. Por ejemplo, en Tik Tok tiene 2.5 millones de seguidores, por lo cual un sólo video de un minuto y medio para esas redes se puede cobrar alrededor de $2 millones. “La idea correcta, en el horario correcto” , con esos dos condimentos Matías entiende que alguien puede arrancar un buen camino como influencer. En el caso de él, en el 2020 la iniciativa que tuvo fue la de desarrollar recetas dentro de lo que llamó “moldes marginales” , es decir utilizar latas de dulce de batata como moldes para tortas o cartones de leche para hacer budines. Como era muy original, se hizo viral rápidamente. En aquella época él estaba sin trabajo y su mamá, propietaria de un almacén en Fighiera, le enviaba materia prima para que cocine. Entonces, con ese marco, aprovechó todo lo que tenía alrededor para desarrollar su idea: “Lo primero fue definir cómo quería comunicar, me puse a ver videos de locución, elegí hablar pausado y eso fue lo que gustó, porque veía a otros creadores de contenidos que gritaban y no me gustaba ”, recuerda Matías. También otro distintivo de él es que llama a sus seguidores “mi ciela”, un modo cercano y amable que ya es una marca registrada en Maty Cocina. Embed Ver esta publicación en Instagram Una publicación compartida por Matycocinaok (@matycocinaok) Una vez que esa idea pegó, sin haber tenido antes ninguna experiencia como influencer, sumó en tres meses un millón de seguidores no sólo de Argentina, sino de España, México, Brasil y Uruguay. Y fue allí cuando el equipo de Meta se puso en contacto con él a partir de las métricas que empezó a registrar. “Ellos buscan creadores de contenidos con valor, gente que enseñe cosas. Ahí me contactaron y comencé a integrar un grupo con otros creadores de contenidos. Ellos te coachean, te explican el algoritmo, te dicen cuándo publicar e incluso te dan con anterioridad los hashtag que van a lanzar para que cada uno prepare material vinculado a esa temática, por ejemplo #tododulce. Entonces vos sabés qué publicar y cuándo. Ellos mismos te ayudan a que vos te vuelvas viral”, relata. Así, entonces, es cómo funciona la cosa porque a partir de esa capacitación el crecimiento se vuelve cada vez más exponencial. Y a Meta le sirve que los creadores sigan creciendo dentro de su red y no se vayan a otra, como por ejemplo a su archi competencia, Tik Tok. Como monetizar una cuenta Matías hizo su camino bastante solitario, porque hasta que lo convocaron de Meta no encontraba quién le explicara cómo funcionaba el mundo de las redes y fundamentalmente su potencial económico. Luego entendió que, cuando una cuenta tiene tantos seguidores y se cumple con determinados requisitos, se puede monetizar en dólares puntualmente en Facebook y en YouTube. De esa forma, al haber hecho todos los pasos, logró que cada vez que miren sus contenidos él automáticamente cobre por ellos. Ahí puede haber una doble ganancia, porque si se hace un video para una marca determinada, se cobra el cachet y además la viralización. >> Leer más: Influencers gastronómicos: ¿cuánto ganan y cómo trabajan en Rosario? Matías cuenta un caso: “Hice un contenido junto a Dos Anclas que tuvo como 20 millones de reproducciones. Eran unos ñoquis de polenta, porque me pedían recetas para celíacos ya que son productos muy caros. Entonces se me ocurrió eso, la posibilidad de hacer ñoquis sin gluten con lo que tenés en casa y funcionó”, describe. La receta ahí es clara: buscar la demanda de contenido que hay en una comunidad y desarrollarlo de un modo que sea atractivo y si tiene sponsor cierra por todos lados. Otro factor para tener en cuenta es saber en qué red social están las marcas. Matías en un principio posteaba mayormente en Tik Tok y es por eso que hoy es la red donde más lo siguen, luego empezó a armar su comunidad en Instagram porque vio que las empresas eligen mostrar sus productos mayormente en esa red. IMG_0993 Matías se reconoce como una persona simple, que no le gusta ostentar. Por eso prefiere no mostrar continuamente su cara en las redes. Foto gentileza En el caso de Matías, otro punto diferente a otros influencers es que él no expone su cara: “Yo no me muestro, no me gusta, no estoy acostumbrado, estuve doce años siempre detrás de cámara cuando era fotógrafo. En realidad, soy tímido y soy una persona muy simple, no me gusta ostentar nada”. Esta decisión lo ha llevado también a negarse a dar el salto a la televisión, porque ha tenido más de una propuesta para ir a participar de programas de cocina a nivel nacional, pero él prefiere que su crecimiento vaya por otro lado, su búsqueda es la de crear una marca propia. El trabajo con las agencias y las plataformas Para los influencers, las agencias de marketing y publicidad son un aliado interesante, porque son los que les acercan muchos de sus clientes. Matías trabaja con múltiples agencias del país que lo convocan para los contenidos, ha hecho piezas para Paladini, Ledesma, Tremblay, Gafa, Dos Anclas, Sparkling entre muchísimas otras. Pero además de este camino tradicional, están quienes llegan a los influencers a través de plataformas. Por ejemplo, Matías utiliza OTH Network, una fintech que conecta a las empresas con algunos de los creadores más influyentes de un país y funciona como una tarjeta. Así, las marcas dan crédito a los influencers para que vayan a sus restaurantes, hoteles o utilicen sus servicios (hay también compañías aéreas) y en la app queda expresamente claro el acuerdo entre las partes: los contenidos que deben hacer, el costo, los beneficios. Para moverse en todo este mundo, es claro que tener a alguien que pueda explicar los pasos a seguir agiliza mucho los tiempos. Matías detalla que ya ayudó a algunos amigos y amigas que vio que tenían potencial y lograron buenos resultados. Como sabe que tiene un camino aprendido, está pensando en crear su marca propia y comenzar a dar cursos para quienes se inician en este camino. “Cualquiera puede vivir de las redes sociales, pero no todo el mundo está dispuesto a invertir tiempo para que eso suceda. A la gente que yo capacité le llevó ocho meses ser viral y armar la comunidad. Antes era un poco más fácil, la pandemia fue el momento justo porque estaba todo el mundo con el celular en la mano, ahora te implica más tiempo, pero podés hacerlo y vivir de las redes”, propone Matías. Su trabajo en la cuenta Maty Cocina le ha dado grandes satisfacciones, quizás el mejor sueño que logró fue el de estar hoy construyéndole una casa a su mamá Zulma, quien fue su primera maestra de cocina.
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