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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 18/08/2025 10:56
En un contexto donde la eficiencia es cada vez más valorada, los feriados forman parte de los factores que deben gestionarse junto con el clima, la congestión en rutas o puertos y las fluctuaciones de la demanda (Ilustración: Movant Connection) En el mundo de la logística y el comercio exterior, los feriados no significan una pausa total. Las operaciones continúan, pero el ritmo se ajusta: la disponibilidad de personal, los turnos en terminales portuarias, la programación de despachos aduaneros y la coordinación del transporte pueden variar. Esto se traduce en reprogramaciones, ajustes de itinerarios y, en algunos casos, demoras que repercuten tanto en el comercio como en la vida cotidiana. El impacto no está limitado a un país o a una fecha concreta. A nivel global, un día festivo en origen o destino puede condicionar toda una operación. Un contenedor con alimentos frescos, una carga de insumos industriales o repuestos para maquinaria pueden quedar a la espera hasta que los servicios retomen su ritmo habitual. Impacto en cada eslabón de la cadena Los feriados afectan distintos niveles de la cadena de suministro. En el transporte marítimo, las terminales portuarias suelen reducir personal y ajustar horarios, lo que puede retrasar la carga o descarga de buques. Esto se amplifica si coincide con jornadas de alta demanda, como las que preceden a grandes eventos comerciales o temporadas de producción agrícola. En lo que respecta a la movilidad terrestre, tanto urbano como interurbano, los centros de distribución y depósitos pueden trabajar con dotaciones mínimas, lo que ralentiza la preparación y salida de pedidos. Incluso si las rutas están más despejadas por menor tránsito, la falta de personal en puntos clave puede generar cuellos de botella. En el transporte aéreo, la actividad en los aeropuertos se mantiene, pero los procesos aduaneros y de control de cargas pueden operar con menos personal. Esto impacta de manera especial en envíos que requieren rapidez o condiciones específicas, como medicamentos, productos perecederos o repuestos urgentes para maquinaria. El efecto suele ser acumulativo. Un retraso de horas en un puerto o centro logístico puede modificar agendas, alterar la planificación de inventarios y, en última instancia, influir en la disponibilidad de productos en tiendas físicas y plataformas de comercio electrónico. Efectos visibles en la vida cotidiana La logística está tan integrada a la vida diaria que su funcionamiento suele pasar desapercibido hasta que algo se demora. Un feriado en un país exportador puede significar que ciertos productos importados lleguen más tarde a las góndolas. Un cambio en la programación de un buque puede retrasar el ingreso de insumos esenciales para una industria local, afectando la producción. En fechas de alta demanda, como las fiestas de fin de año, el inicio de clases o temporadas turísticas, un solo día festivo en algún punto de la cadena puede desencadenar reprogramaciones en cascada. Esto obliga a empresas y operadores a prever inventarios más altos o a reforzar turnos antes y después del feriado para compensar el bache operativo. En el comercio electrónico, los plazos de entrega también pueden verse alterados. Los compradores, acostumbrados a recibir sus pedidos en pocos días, pueden experimentar demoras si el procesamiento o la distribución se interrumpe parcialmente. La comunicación anticipada al cliente y la planificación de la última milla son esenciales para evitar reclamos y mantener la confianza. En el mundo de la logística y el comercio exterior, los feriados no significan una pausa total. Las operaciones continúan, pero el ritmo se ajusta: la disponibilidad de personal, los turnos en terminales portuarias, la programación de despachos aduaneros y la coordinación del transporte pueden variar (Foto: Shutterstock) La planificación como herramienta clave Para las empresas, anticipar los feriados en todos los puntos involucrados en la cadena de suministro es fundamental. Esto implica coordinar con proveedores, transportistas, agentes de carga y autoridades para minimizar el impacto. En operaciones internacionales, se elaboran calendarios que cruzan las fechas festivas de distintos países, identificando posibles momentos de congestión y estableciendo planes alternativos. Entre las estrategias más habituales para mitigar el efecto de los feriados se encuentra adelantar despachos o entregas para evitar acumulaciones posteriores, incrementar inventarios en puntos estratégicos antes de fechas clave, coordinar turnos adicionales antes y después del feriado y utilizar tecnología para monitorear en tiempo real el estado de la carga y reprogramar rutas si es necesario. Estas medidas no eliminan el impacto, pero lo reducen significativamente, manteniendo la continuidad del flujo de mercancías y asegurando que el consumidor final perciba el menor cambio posible. Un desafío permanente en la logística global En un contexto donde la eficiencia es cada vez más valorada, los feriados forman parte de los factores que deben gestionarse junto con el clima, la congestión en rutas o puertos y las fluctuaciones de la demanda. Aunque no se pueden evitar, sí se pueden prever y gestionar estratégicamente. En definitiva, estas fechas son una constante en todo el mundo y su impacto logístico es inevitable. Sin embargo, con planificación, comunicación y capacidad de adaptación, es posible que su influencia se perciba mucho menos, manteniendo abastecidos los mercados y cumpliendo con las expectativas de las personas.
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