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» Diario Cordoba
Fecha: 17/08/2025 01:45
Rafael De La-Hoz Arderius (1924-2000) está considerado como el arquitecto de la modernidad. De su mano comenzó una transformación urbana en Córdoba que supuso el tránsito desde una tranquila ciudad de provincias a una urbe contemporánea. Algunas de sus obras se han convertido en referentes arquitectónicos y son de sobra conocidas, por no decir bien visibles: el Hospital Provincial, la fábrica de El Águila, el urbanismo autosuficiente del Parque Figueroa o incluso el propio edificio que alberga aún hoy a Diario CÓRDOBA, entre otros muchos. Pero la huella de Rafael De La-Hoz se siente también en espacios urbanos más modestos como tiendas, edificios de oficinas o bloques de viviendas, todos ellos con su sello. Están repartidos por buena parte de la ciudad, especialmente en el centro y la periferia. Y aunque no todas las obras que este arquitecto cordobés diseñó en su día siguen en pie, muchas de ellas son apreciables por cualquier ciudadano que dé un paseo por la ciudad o realice simples gestiones. Otra cosa es que el viandante sea consciente de ello. Para rescatar todos esos diseños urbanos, la Diputación de Córdoba ha reeditado este año el catálogo que en 1991 ya preparó el Colegio Oficial de Arquitectos de Córdoba, en el que se recogía por primera vez lo más significativo del trabajo de De La-Hoz. Los primeros trabajos El primer encargo de Rafael De La-Hoz en la ciudad fue el diseño de la tienda de Vogue en la calle Gondomar, 13, hoy desaparecida, en 1951. Dos años después concibió la Cámara de Comercio, que sí se mantiene con su diseño original en el que destaca, entre otras cosas, la escalera interior. El arquitecto elaboró incluso los detalles del mobiliario y contó con la colaboración de Miguel del Moral para un mural pirograbado, o del escultor Oteiza. Bloque de viviendas de Rafael De La-Hoz en la calle Cruz Conde. / Víctor Castro Los chalés en la zona del piedemonte de Sierra Morena ocuparon parte del trabajo del arquitecto en aquellos primeros años de mediados del siglo XX, si bien algunos de ellos han desaparecido ya. Se pueden citar, por ejemplo, el chalé La Cabaña, que sirvió como residencia del propio De La-Hoz, en La Arruzafa; o los chalés Canals, La Barraca o El Bosque, todos ellos repartidos por El Brillante. La vivienda fue otra de las preocupaciones de Rafael De La-Hoz. El primer bloque diseñado por el arquitecto en la ciudad se completó entre 1955 y 1958, y aún puede apreciarse en una manzana de planta complicada entre las calles Cruz Conde, Pastores, Eduardo Lucena y Conde de Robledo. Se caracteriza desde el exterior por sus esquinas romas, cinco plantas y un bajo diferenciado. Las viviendas Al contrario de lo que ocurrió con los diseños de tiendas y espacios comerciales, en su mayoría ya engullidos por las nuevas formas urbanas, los edificios de viviendas se han conservado en su mayor parte y puntean el entramado de calles de la ciudad. Una excepción fue un bloque de viviendas de tres plantas levantado en 1956 en lo que hoy es Ronda de los Tejares (entonces avenida del Generalísimo), ya desaparecido. Otros bloques son aún visibles y están en uso. Es el caso del edificio entre las calles Jesús y María y R. Sánchez, con una «fachada mondriánica» (en alusión al pintor Piet Mondrian y sus composiciones geométricas), según el catálogo, que data de 1957. Muy cerca, en la esquina entre las calles Sevilla y Málaga, levantó en 1958 un edificio en el que se combinan las oficinas de la planta baja con las viviendas de las tres alturas siguientes, con una esquina lisa y achaflanada. Un año después se construyó con preceptos racionalistas el bloque de viviendas de Gran Capitán, 19. Más edificios de viviendas están en las calles Priego López (1956); Infanta Doña María con José María Valdenebro (1959); una manzana entre las calles Diego Serrano, José María Herrero (hoy Alcalde Sanz Noguer) y Vázquez Aroca (1960), en Ciudad Jardín; o un gran bloque en la calle Blanco Soler, junto al hospital de la Cruz Roja, conocido como el Edificio Cicusa (1964). Uno de los bloques de pisos de Rafael De La-Hoz en Ciudad Jardín. / A. J. González La planimetría de algunas de estas viviendas que aparece en el catálogo recuperado por la Diputación de Córdoba muestra la existencia de algunas estancias que ningún arquitecto actual incluiría en una urbanización, pero que sí demandaba la clase media-alta de la época. Son las habitaciones para el servicio, siempre separadas de algún modo del resto de la vivienda, en las que se apiñaban una o varias camas y poco más. Casas baratas La preocupación por los problemas de acceso a un hogar, tan corrientes en la actualidad, ocuparon también el esfuerzo de Rafael De La-Hoz. Quizás en Córdoba el mejor ejemplo para demostrarlo es el diseño del Parque Figueroa, pensado como una pequeña ciudad en sí misma, con todos los servicios indispensables a la mano. Pero hay otros menos llamativos, como las viviendas sociales del Sector Sur para la Fundación Benéfico-Social (1963), los antiguos albergues provisionales para las barriadas de Las Moreras y Las Palmeras (1963), aún hoy recordados por muchos cordobeses que se criaron allí, o incluso las microescuelas diseñadas para el Plan Escolar 1963 de la Diputación, que aunque no fueran viviendas revelan el interés de De La-Hoz por diseñar soluciones fáciles y económicas para la clase media y baja de la sociedad de su época. Rafael De La-Hoz diseñó notables edificios por todo el país, algunos de ellos premiados y reconocidos por los arquitectos. Ministerios, bancos, conventos, colegios, una prisión y hasta un pueblo de pescadores entero fueron concebidos por su mente. Pero en ningún otro sitio como en Córdoba es posible aún apreciar la huella urbana de sus conceptos, incluso en plena calle. Suscríbete para seguir leyendo
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