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  • El Departamento de Agricultura de Estados Unidos retoma acciones controvertidas en la gestión agrícola

    Parana » Informe Digital

    Fecha: 16/08/2025 16:00

    En numerosas ocasiones, desde esta columna he expresado una postura crítica hacia las diversas estimaciones que el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) presenta en sus reportes mensuales. A veces, los cambios son sutiles y casi pasan desapercibidos para quienes no están familiarizados; en otras ocasiones, son drásticos. Este último informe sobre la oferta y demanda mundial y estadounidense correspondiente al mes de agosto ilustra precisamente esta última situación. En él, el USDA llevó a cabo modificaciones significativas en los datos del país del norte. En este contexto, los cultivos en el Midwest estadounidense están atravesando un periodo crítico, especialmente el de la soja, y este reporte se vuelve esencial para trazar el escenario de precios en relación con la cosecha en esa región. Se prevé que los rendimientos del maíz alcancen cifras récord esta temporada, dado que el periodo crítico de floración, que generalmente ocurre en julio, se desarrolló este año en condiciones excepcionales. En cambio, la soja se encuentra en una fase de definiciones, ya que el llenado de granos se lleva a cabo precisamente este mes. La crítica, que siempre es constructiva, no se dirige al rendimiento final de los cultivos en cualquier rincón del mundo, algo que resulta muy complicado de estimar para cualquiera. Se enfoca más bien en errores flagrantes. Resulta difícil de aceptar que el USDA haya subestimado nada menos que 1 millón de hectáreas de maíz y soja. En efecto, eso fue lo que ocurrió en el reporte de agosto, donde el organismo con sede en Washington “se dio cuenta” de que había casi un millón más de hectáreas de maíz sembradas, que “obviamente” habían sido recortadas de la soja. Soja, campo; illinois, Estados Unidos, Economía, comunidad de negocios,Shutterstock Es inaceptable, ya que esa discrepancia también provoca cambios significativos en la oferta. En el caso del maíz forrajero, en un abrir y cerrar de ojos, la producción aumentó más de 26 millones de toneladas. Para ponerlo en perspectiva local, esto equivale a aproximadamente la mitad de la cosecha de maíz de nuestro país. De un día para otro, la mitad de la cosecha argentina de maíz se sumó a la oferta global. Además, el incremento en la producción se vio potenciado por los aumentos en los rendimientos proyectados, que el mercado ya había anticipado, aunque resulte complicado calcular con un incremento de casi un millón de hectáreas. En cuanto a la oleaginosa, la reducción de la producción fue menor (de 118 millones de toneladas a 116,8 millones), ya que también en este caso se vio compensada por rendimientos superiores a los considerados en julio. Aun así, el USDA logró “suavizar” los datos de existencias al aumentar la demanda de maíz, mientras que redujo este dato para la soja. Las relaciones stock/consumo (un verdadero termómetro para nuestro mercado) pasaron del 10,8% al 13,3% en el caso del maíz forrajero y del 7,1% al 6,7% para la oleaginosa. Poco más que agregar en este contexto; solo queda esperar cómo evoluciona la demanda en esta situación tan compleja y desafiante, con un Donald Trump que parece no querer ceder su protagonismo en las decisiones que el mundo adopta cotidianamente. “Stay Tuned…”

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