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  • Luis Rodríguez, guitarrista de la banda de rock León Benavente: "León Benavente somos como un matrimonio a cuatro, pero sin sexo"

    » Diario Cordoba

    Fecha: 15/08/2025 03:56

    Este jueves será su tercera actuación en Ibiza. ¿Qué recuerda del último concierto, en agosto de 2022? Puede ser, si tú lo dices. Tengo una memoria así asá. Después de tanto tiempo tocando, porque somos un grupo que toca muchísimo, se me difuminan un poco los sitios donde estuvimos. Pero siempre que vamos a Ibiza es muy guay. Tenemos amigos y ya me están escribiendo nerviosos en plan "que te vienes a la isla, que te voy a ver". En fin, que estamos muy contentos. ¿Cómo lleva el nomadismo de vivir de gira? ¿Es como un ‘Gran Hermano’? Es nuestro modo de vida desde hace casi veinticuatro años. Estamos muy agradecidos porque hay que ser conscientes de que, con los tiempos que corren, somos unos privilegiados porque nos podemos dedicar a lo que queremos. Por esa parte somos muy felices. Cuando encadenas mucho bolo seguido, sí es cierto que empiezas ya a imaginarte ir a tu sofá y quieres llegar a casa, pero en fin, esto es algo que nos divierte y nos apasiona. Mis compañeros de banda son mis hermanos, nos llevamos bien. Como alguien dijo, es un matrimonio a cuatro, pero sin sexo. Lo hablaba el otro día con Juan, el baterista de Carolina Durante, que es amigo mío, y me decía, «tío, que somos unos privilegiados», y me pareció una reflexión muy acertada. Su último disco, ‘Nueva sinfonía del caos’, es un cambio de sonido respecto a trabajos anteriores. ¿Tenían miedo a que su público no lo entendiera? Pues siempre hay una cierta angustia, una incertidumbre. Siempre que haces algo, cuando pasas mucho tiempo dando forma a algo que nadie escucha, cuando lo presentas te lo juegas todo a una carta. Siempre hay ese nervio, pero teníamos un disco en directo y la verdad es que fue una sorpresa increíble. Los temas en directo funcionan como un tiro. Hay un baremo perfecto para saber si algo funciona y es cuántas canciones del disco tocas en directo. Y, en nuestro caso, llevamos tocando todas las canciones del disco en todos los shows. Eso es un buen síntoma y la respuesta de la gente es muy guay. Tanto yo como mis compañeros somos gente de escenario, de directo. Hay que trabajárselo ahí encima y, sobre todo, no dar nada por sentado porque todo esto es muy cambiante. ¿Sienten la angustia de dejar de gustar? ¿De quedar fuera de la ola? Somos gente de 50 años, quiero decir, esto no es nuevo para nosotros. Tenemos detrás tenemos mucho, mucho curro hecho ya. El hecho de gustar o no gustar tampoco es algo que nos dirija. Nuestra fórmula es que nos emocione y que nos convenza a nosotros. Y yo creo que, más allá de eso, no lo puedes controlar. Tienes que hacer música que te convenza, que te emocione a ti para que después eso se traslade y llegue al público. Este verano tocan en muchísimos festivales. El ambiente que se vive en ellos da para un estudio sociológico, con todas esas personas en la crisis de la mediana edad que durante un fin de semana aparcan sus problemas para vivir los que quizás sean sus mejores días del año. ¿Qué piensa de este fenómeno? Hombre, si ese es el único fin de semana bueno... ¡qué pena! Yo entiendo que la vida no es fácil para nadie y que la gente está hasta la polla de currar y se diga «me voy al festival y me olvido de todo». Pero, mira, prefiero que el recuerdo bonito del año tenga que ver con la música a que tenga que ver con otras cosas como puede ser el fútbol, la política, los toros o mierdas de estas. León Benavente, además de ser un grupo hecho para directos, siempre ha parecido una banda muy obsesionada con sonar bien. Somos un grupo que intentamos que el sonido evolucione en todos los sentidos, no solo desde un punto de vista compositivo. A nivel técnico tenemos una apuesta grande y la suerte de que en el grupo tanto César [batería] como Edu [bajo], antes de tocar en León Benavente y antes de trabajar con Nacho Vegas, que fue donde nos conocimos todos, eran técnicos de sonido. Esto hace que lo relacionado con la parte técnica sea uno de los aspectos que nos gusta trabajar. Tú puedes tocar muy bien, pero como suenes mal es un trabajo vacío. Es tan importante sonar bien como tocar bien y debes estar muy atento. ¿Recuerda el primer concierto al cual asistió como público? Yo veraneaba cerca de Gijón, con mis padres, y mi vecino de al lado dijo, «oye, que os voy a llevar a un concierto de Tina Turner en el Molinón». Yo no entendía absolutamente nada, nunca había visto tanta gente junta, y luego cuando salió ‘La Leona’, o sea, un concierto, yo, o sea, yo me quedé en shock. Me voló la cabeza. ¿Subirse a un escenario tiene algo de exhibicionista? ¿No es trabajo para tímidos? Bueno, te sorprendería la cantidad de gente que es tímida pero que no lo parece. Está claro que si tú no quisieras que la gente te escuchara, pues harías tu música y la dejarías en tu casa. Hay un punto, efectivamente, de exhibición, o de... más que de exhibición, a mí me gusta verlo como algo comunitario. En plan, tengo unas canciones increíbles, vamos a pasarlo bien, pero entre todos, no solo los músicos. Entonces eso también hace que genere una especie de flujo de energía en las dos direcciones que es maravilloso. Luego, sí, hay gente muchísimo más flipada y mucho más dada a la exhibición, ¡hay de todo! Pero esto hay que manejarlo porque si no puedes perder cualquier conexión con la realidad. Pero sí, hay mucha gente muy tímida haciendo grandes shows. ¿Que no lo parecen? Bueno, porque son profesionales. Puede ser un oficio para tímidos. Con buenas dosis de cerveza y de acting, todo se puede hacer. ¿Cómo imagina la música del futuro? Buf, ¡ha cambiado todo tantísimo! Yo estoy viendo que incluso en las redes sociales hay páginas que ofertan acordes ya combinados entre sí, y me parece muy heavy. Muy heavy para mal, quiero decir. Espero que en el futuro se siga manteniendo la figura humana, porque hoy en día tú le puedes decir a una IA, "oye hazme una canción que sea como una cumbia y que diga que me voy a Ibiza y que suene como los Beatles". Y te la hace. En el futuro puede cambiar mucho la forma y los instrumentos que tenemos para hacer música, pero me gustaría pensar que se seguirá manteniendo la esencia del músico. Aunque cambien las tecnologías seguirá existiendo el factor humano. Porque lo sentimos, por mucho que se intente, nunca se va a poder sustituir a alguien que te crea una canción con una emoción detrás. Suscríbete para seguir leyendo

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