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» El Ciudadano
Fecha: 15/08/2025 07:45
Extorsión e instigación al suicidio. Esos son los dos delitos en los que el fiscal Alejandro Benítez enmarca la investigación que comenzó en noviembre del año pasado, cuando un hombre intentó quitarse la vida en la ciudad de Esperanza. La víctima permaneció cuatro meses en terapia intensiva, y falleció en febrero de este año. Este martes se realizó la primera audiencia del proceso judicial, en la que se dieron a conocer las evidencias recabadas hasta el momento. Una mujer fue trasladada desde Miramar hasta los tribunales de la capital provincial, en los que fue imputada ante el juez Nicolás Falkenberg. Carolina C., quien tiene a su pareja y a sus dos hermanos presos en la cárcel de Batán (cerca de Mar del Plata, Provincia de Buenos Aires), es señalada como quien recibía a través de una cuenta “puente” –que estaba a nombre de otra persona- el dinero producto de las extorsiones. Además, mantenía contacto fluido con el teléfono que acosaba al esperancino desde la unidad penitenciaria en cuestión. Extorsión La víctima fatal decidió terminar con su vida mientras era blanco de una sextorsión. Ya había realizado tres transferencias por un total de un millón de pesos, pero el acoso en busca de que enviara aún más dinero bajo amenaza de que divulgarían sus fotos íntimas e iría preso no cesó, ni siquiera cuando dijo que iba a suicidarse. La policía tomó conocimiento del intento de suicidio en noviembre de 2024 tras la llamada de un empleado de una curtiembre de Esperanza, que informó lo ocurrido. La víctima fue reanimada y trasladada al Hospital Cullen, y luego pasó por varios nosocomios hasta que falleció el 11 de febrero de este año. Momentos antes de atentar contra su vida, le había enviado un mensaje a su pareja en el que le pedía perdón, le decía que la amaba y que llamara a la policía. El celular del hombre se convirtió en la pieza clave para conocer qué había sucedido. Durante los meses en los que permaneció internado, e incluso tras su fallecimiento, el teléfono siguió recibiendo llamadas del número que lo extorsionaba. “Voy a dejar de existir” Según lo imputado, se logró establecer que la víctima fue contactada por un perfil de Facebook trucho en el que los delincuentes simularon ser una mujer, y le solicitaron que enviara fotografías íntimas. Cuando el hombre accedió, recibió una llamada en la que alguien que se presentó como un funcionario judicial le informó que había enviado las imágenes a una menor de edad. Fue entonces que le solicitó que transfiriera $500.000 “a cambio del levantamiento de la denuncia, no divulgar la causa, el retiro de cargos y el consentimiento de la familia”. La víctima accedió, y envió medio millón de pesos a una cuenta de una billetera virtual, la cual el fiscal Benítez estableció que pertenece a una mujer que está en situación de calle y que “era gestionada por Carolina C.”. Pero el ardid no terminó. Volvieron a solicitar dinero para una supuesta mediación judicial, y el hombre nuevamente les hizo transferencias por $200.000 y $300.000. Insistieron, pero la víctima les dijo que ya no tenía dinero. La respuesta fue que, de no hacer la transferencia, librarían una orden de detención en su contra. La extorsión continuó, incluso, cuando la víctima manifestó, en reiteradas oportunidades, que se quitaría la vida: – ¿Querés ir preso y que la familia te escrache? Vas a perderlo todo. – No tengo de dónde sacar más. Esperen que cobre. Primero me mato antes de ir preso. – Vamos a tu domicilio, tu familia, tu trabajo. – No tengo dinero. – Último aviso, se embarga la casa. – Ya tomé la decisión, voy a dejar de existir, me quito la vida. – Ok, es su decisión, mañana van a tomar recaudos, vea el programa de Mauro Zeta. – No voy a poder porque voy a estar muerto. – Bueno, le queda a tu familia el problema. El caso Loan y esto van a tener la misma repercusión. “Sabían lo que generaban y continuaron haciéndolo”, destacó el fiscal Benítez. Además, señaló que este no fue un caso aislado, ya que pudo comprobar que la cuenta que utilizaron los extorsionadores recibió en tres meses múltiples transferencias por un total de $7.000.000, que provendrían de extorsiones similares. Esa cuenta estaba vinculada con el número telefónico de Carolina C., y cuando recibía los depósitos éstos eran transferidos a una cuenta a nombre de la mujer. Cuando allanaron su casa y la detuvieron, secuestraron seis chips de celular. En el pabellón de Batán donde están alojados sus hermanos y su pareja, encontraron un teléfono que será peritado. Liberada La mujer fue imputada por delitos que prevén una pena de 5 a 13 años de prisión. La defensora pública Magalí Mazza cuestionó la atribución delictiva y sostuvo que las circunstancias en las que la víctima tomó la decisión de quitarse la vida no aplican a lo previsto por la figura de instigación al suicidio. En cuanto a la extorsión, consideró que no hay elementos que vinculen directamente a Carolina C. con los hechos descritos, ya que ella no mantuvo comunicaciones con la víctima. También indicó que no posee antecedentes, y que tiene dos hijos chicos. Por eso pidió la libertad, la cual fue otorgada por el juez. El magistrado consideró acreditada la ocurrencia de los hechos, pero no que Carolina C. tuviera conocimiento del contenido de las extorsiones. “Se probó que recibía dinero, pero las llamadas y mensajes que llevaron al hombre a la muerte fueron de otra persona”, indicó Falkenberg en su resolución. En esa línea, señaló que sería distinto si quienes hubieran sido imputados fueran los hombres que perpetraron las comunicaciones. Si bien hay fuertes sospechas, estos aún no fueron individualizados.
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