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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 15/08/2025 02:31
El derrumbe de los bonos y las acciones tiene una sola explicación: no hay pesos y terminó la ilusión de que el Ministerio de Economía buscó dar más liquidez con la licitación del Tesoro del miércoles donde liberó pesos. Además, se vio un enfrentamiento entre el ministerio de Economía y los bancos con medidas que les encarecen el costo del dinero a través de la suba de encajes y de elevarles al doble las multas cuando excedan la posición permitida en dólares. El Banco Central, a cuenta de lo que podía suceder el lunes cuando se liquide la licitación del Tesoro del miércoles, endureció la integración de encajes -los subió de 40 a 45%- y les permitió integrarlo con bonos. Por eso, tras la medida lanzó una licitación de TAMAR, letras que rinden la tasa de plazo fijo a 30 días por depósitos de más de $1.000 millones, que ayer subió a 49,94% nominal que equivale a una tasa efectiva mensual de poco más de 4%, para que los bancos los adquieran entregando pesos y tomen la ventaja de que esos mayores encajes sean remunerados con una elevada tasa. El daño colateral es que la ventana de liquidez para los bancos que están descalzados con sus depósitos, se encareció porque ahora deben pagar 54% contra garantía de bonos que adquirieron en licitaciones anteriores. En este escenario, las cauciones a un día se pagaron hasta 80% anual y cerraron en 50%. Si se observa lo que sucedió desde que el dólar quebró el techo de $1.300, la tasa cada día fue más cara. La tasa más alta, obviamente la pagaron los tenedores de la LECAP que vencen mañana y se pagarán el lunes. Ellos tiene que devolver la palanca que tomaron para comprar estos títulos. En los primeros tiempos los bancos e inversores comenzaron a sorprenderse con cauciones que tocaron un máximo de 35% anual. Ayer el máximo fue el doble y los bancos se encuentran en problemas porque una tasa más alta, cuando baja la inflación, no significa más renta sino más riesgo de que su cartera de morosos se incremente porque no pueden cubrir cheques o los descubiertos se hagan impagables. La cadena de pago de sus clientes está deteriorada y el mercado se lo advirtió porque las acciones de los bancos lideraron las bajas en la Bolsa donde el S&P Merval de las líderes bajó 4,33%. Los papeles del Banco Supervielle cayeron 9,6%; Galicia, 5,7%. No se salvó ninguna empresa de la caída porque las empresas viven de los consumidores y el consumo es lo más atenazado por esta tasa de interés. Por otra parte, la mayoría de los vendedores buscaba pesos. Juan Martín Yanzon, jefe de la mesa de dinero de ConoSur, que vivió la rueda desde adentro dijo que “hoy vendieron todos los activos y la tasa siguió alta. La preferencia por tener pesos es grande y como síntoma está la baja del tipo de cambio, la de los bonos en pesos y los mercados en general. Todos quieren tener pesos y están dispuestos a pagar un costo muy alto. El sistema está sin ningún tipo de emisión ni referencia, entonces se desespera.” Un post del ministro de Economía, Luis Caputo, explicó los motivos de las medidas. De su extenso y didáctico escrito señaló que ésta es la mejor forma de no aumentar la Base Monetaria. También explicó que pasaría si el dólar llega al techo de flotación donde se verían obligados a secar más la plaza porque venderían dólares contra pesos y, como dato dulce, señaló que si el dólar baja podrían comprar y colocar más pesos para aliviar las tasas. A este post en “X” fue tendencia: “Vuelve el Zar”. El dólar estuvo tan ofrecido que llegó a perforar los $1.300 pero pronto se acomodó en el borde. El MEP bajó $10,6 (-0,8%) a $1.308 mientras el contado con liquidación (CCL) cedió $9,23 (-0,7%) a $1.310. El “blue” retrocedió $20 a $1.320 y se transformó en el dólar más caro del sistema. En el Mercado Libre de Cambios (MLC) se operaron USD 529,5 millones porque los exportadores del agro siguen liquidando para evitar la caída diaria del dólar mayorista y aprovechar las tasas de interés. El dólar en esta plaza bajó $13 a $1.300. En 4 ruedas bajó $26. Según la consultora F2 de Andrés Reschini “los futuros mostraron ajustes mixtos. Las tasas implícitas, por su parte, volvieron a escalar arrastradas por mayores rendimientos en la curva pesos. El interés abierto (IA) sigue mostrando incrementos relativamente altos en la parte larga de la curva motorizados por el atractivo en la estrategia de sintéticos (vender dólares para comprar bonos a tasa fija a un plazo y comprar dólar futuro al mismo plazo). El tramo más corto de la curva de futuros se encuentra arbitrado con la curva pesos por lo que también ofrece rendimientos reales de aproximadamente 30% anualizado contra expectativas de inflación en el mercado de bonos”. “Estos altos rendimientos reales que ofrecen los instrumentos en pesos difícilmente puedan sostenerse en el tiempo y si no se reducen por las buenas, lo harán por las malas. Es decir, si no caen con las medidas de BCRA y un mercado optimista en cuanto al resultado electoral (o un buen resultado) las tasas reales terminarán cayendo por mayor inflación y probablemente haya un tipo de cambio más alto. Por esta razón, pueden resultar atractivos los bonos CER que están sufriendo los avatares de este nivel de tasa”, explicó F2. Las bajas coincidieron con las malas noticias que llegaron de Estados Unidos donde el Índice de Precios al Productor superó todas las estimaciones y tuvo un aumento interanual de 0,9%, frente al 0,2% que calcularon los analistas. En términos interanuales la inflación mayorista ahora es de 3,3%. Las expectativas de un recorte de las tasas podría verse afectada. Otro dato que preocupó fue la difusión de una encuesta local donde muestra una caída en los votos a La Libertad Avanza, que saldría triunfadora, pero con menor margen. La política es la que más influye en este escenario negativo. Además de la proximidad de las elecciones, la amenaza son las leyes que pueden afectar el superávit fiscal si no son vetadas. El lunes se vivirá otro día de tensión en el mercado por la licitación del Tesoro de la letra TAMAR. Los pesos seguirán faltando y las tasas seguirán siendo tan altas como la incertidumbre de bancos, empresas y consumidores.
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