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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 14/08/2025 20:30
Diego Fernández Lima tenía 16 años “Esa familia necesita saber la verdad y cerrar esa herida”, le dice a Infobae uno de los investigadores del crimen de Diego Fernández Lima, el adolescente de 16 años que fue hallado enterrado en el jardín de la casa de su ex compañero Cristian Graf, ubicada en el barrio porteño en Coghlan. Lo encontraron de casualidad, 41 años después. Lo habían matado de una puñalada en el pecho. No hay castigo penal para él o los responsables. La causa prescribió. Pero sí la Justicia puede, en base a pruebas, contarles a los parientes de la víctima qué le pasó a ese chico de 16 años que ninguna autoridad buscó en 1984. El papá de Diego se murió sin saber qué había pasado con su hijo, pero la madre, el hermano y el sobrino que sospechó que los restos encontrados podían ser de su tío pueden tener mucho más que la historia y la herida cerrada. Y una pieza clave de ello fueron los testimonios que le dieron al fiscal Martín López Perrando los responsables de la obra de la casa que alguna vez ocupó Gustavo Cerati y que hallaron los restos en mayo pasado durante una excavación en la medianera con la propiedad que aún hoy, 41 años después, sigue ocupando la familia Graf. La que convivió todo este tiempo con el cadáver en el jardín, al lado de la pileta. En el tren de la investigación para la identificación de esos huesos que encontraron los obreros más allá de la medianera del terreno de la obra de la avenida Congreso 3748, el fiscal López Perrando escuchó al arquitecto, a los albañiles y al encargado de Seguridad e Higiene. Los restos de Diego Lo que le contaron le valió un pedido de indagatoria a Graf, ya no por el crimen porque no se puede, pero sí por haber encubierto el hallazgo de los restos de Diego y por el delito de supresión de pruebas. Es que uno de esos testigos le dijo al fiscal que desde la casa de los Graf les pidieron: “Ese bananero no lo toquen”, refiriéndose a la zona próxima donde aparecieron los restos el 20 de mayo pasado, cuando los albañiles los encontraron durante tareas de remoción de sedimento. El arquitecto responsable de la obra notificó a la Policía de la Ciudad: “A 80 centímetros de la tierra, (hay) restos óseos de un ser humano, más precisamente un cráneo”. Así, se secuestró, además, un reloj calculadora Casio, restos de ropa, fragmentos de calzado, un llavero y una llave. El Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) determinó que el enterramiento original se encontraba completamente dentro del predio de la Avenida Congreso 3742, propiedad histórica de la familia Graf. La fosa funeraria tenía 1,20 metros de largo, 0,67 metros de ancho y 0,60 metros de profundidad. Avenida Congreso al 3700, en Coghlan Y descubrieron que los restos eran de un adolescente de entre 15 y 19 años y se identificaron múltiples lesiones perimortem de tipo cortante y cortopunzante en costillas, húmeros, clavícula, omóplato y fémures, compatibles con un intento de desmembramiento. Para el EAAF, había sido asesinado y luego se intentó desmembrar el cadáver. La identificación de la víctima se logró mediante cotejo genético entre el ADN extraído de los restos y una muestra de sangre de Bernabella Irma Lima de Fernández, madre de Diego Fernández, desaparecido a los 16 años el 26 de julio de 1984 en la Ciudad de Buenos Aires. Así se supo que la víctima y Cristian Graf, uno de los dueños de la casa donde estaban el cadáver de Diego, cursaron juntos el segundo año en la ENET Nº36 “Almirante Brown” en 1983, que compartían el amor por las motos y que en esa casa que fue el cementerio de Fernández Lima hubo también un taller. “Intención deliberada de desviar la atención” La obra en la que fue la casa de Cerati Y con todos los ojos puestos en Graf, lo que contó el encargado de Seguridad e Higiene de la obra tras el hallazgo fue crucial para el fiscal: es que dijo que el vecino y ex compañero de Diego intentó instalar hipótesis alternativas sobre el origen de los huesos, sugiriendo que podrían provenir de una antigua iglesia, un establo o tierra traída para rellenar el terreno. Para el fiscal, esas versiones son “absolutamente inverosímiles” pero dejaron en claro “un claro conocimiento previo de la existencia de los restos óseos en el lugar; así como una intención deliberada de desviar la atención y generar hipótesis falsas que relativizaran o confundieran su hallazgo”. El expediente detalla que Graf mostró preocupación por las excavaciones cercanas a la medianera y llegó a prohibir a los obreros tocar un árbol próximo al lugar donde se hallaron los restos: “Ese bananero no lo toquen”. Seguridad e Higiene Cristian Graf Este medio accedió a la declaración de F.D.S., encargado de Seguridad e Higiene de la obra, quien afirmó que el día del hallazgo él llegó “a los 15 minutos” y tomó conocimiento que uno de los obreros “estaba paleando, se abrió un hueco 15 centímetros hacia adentro, de una profundidad de 40 o 50 centímetros, y se le cayeron hacia él los restos óseos”. Agregó que los empleados, inmediatamente, colocaron la cinta de peligro y lo llamaron. En ese contexto, F.D.S. contó que Graf, frente al hallazgo, le dijo: “Donde es mi casa pudo haber sido una iglesia... Los curas pudieron haber enterrado a los que se iban muriendo”. Luego, Graf le sugirió que hacía muchos años ese lugar “fue un establo” y, finalmente, argumentó que durante la nivelación del terreno del fondo donde estaba la pileta, “pidió tierra para nivelarla y los huesos pudieron haber estado en el camión”. Dicho todo eso, contó que el vecino se retiró. En ese contexto, F.D.S. le preguntó a otro trabajador sobre eso y el hombre le explicó que: “Al momento de caer tierra de una descarga, el transportista o el maquinista ven el material que cae”. Para el encargado de Seguridad e Higiene y los obreros, las explicaciones de Graf se consideraron inverosímiles: “Era imposible el traslado de restos óseos en la tierra que se llevaba a un terreno”. Por eso, para el fiscal Graf intentó obstaculizar el descubrimiento. Y por ello pidió indagarlo en calidad de imputado. El fiscal López Perrando sostiene: “Cristian Graf ha ejecutado diversos actos con miras a encubrir el delito precedente -homicidio de Diego Fernández-, pudiendo establecerse como la primigenia fecha de la manifestación de estos actos el hallazgo de los restos óseos de la víctima, es decir, 20 de mayo de 2025”.
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