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Chajari » Chajari al dia
Fecha: 14/08/2025 19:02
Editorial Por lo que se extrae de las recientes contiendas electorales realizadas en distintos puntos del país, la apatía de los ciudadanos crece, y en casos, gana la partida. Ejemplo de eso es lo vivido en Entre Ríos. En las elecciones internas que la UCR llevó a cabo el pasado domingo, el porcentaje de votantes fue pequeño. Esto es un llamado de atención, tanto como que el resto de los partidos políticos ni siquiera hicieran internas, eligiendo candidatos a gusto de algunos dirigentes y dejando a sus seguidores fuera de las decisiones. Si nos atenemos a las elecciones realizadas en otros puntos del país, veremos que la participación ciudadana cayó en relación a lo sucedido en otras oportunidades, dando muestras indiscutibles de alta apatía. Este año, 10 provincias desdoblaron sus comicios locales de las elecciones legislativas nacionales. Ya se votó en casi la totalidad de los distritos y el promedio de participación fue del 58 por ciento, un valor 19 puntos más bajo que la media histórica del 77 por ciento para una elección de medio término. Salta, Chaco, Jujuy, Ciudad de Buenos Aires, San Luis, Misiones, Santa Fe y Formosa ya realizaron las elecciones para sus propias cámaras de diputados y senadores. Aún quedan Corrientes (31 de agosto) y la provincia de Buenos Aires (7 de septiembre). Hasta el momento, de acuerdo a lo informado por medios nacionales, los porcentajes de participación variaron entre el 46 por ciento y el 65 por ciento. Además, ninguna provincia tuvo más del 70 por ciento de asistencia de su electorado. Formosa (65,8%) fue la provincia con el porcentaje más alto de participación, mientras que Santa Fe (46%) fue la de menor porcentaje. De manera que las elecciones legislativas provinciales desarrolladas hasta el momento marcan récord de deserción electoral. Es perentorio preguntarse por qué y hallar soluciones. En principio es menester reconocer que hay un mensaje del electorado. Ese mensaje suma desconfianza, desilusión, apatía. desencanto y hasta rebeldía contra las fuerzas políticas. Esto incluye a oficialismos y oposiciones. Hay datos que son muy graves. Según informara Infobae, en Argentina, un estudio de Poliarquía reveló que el 72 por ciento de la población se muestra insatisfecha con la democracia y que el 50 por ciento estaría dispuesto a aceptar un gobierno no democrático si este resolviera los problemas más urgentes. Esto no sólo es peligroso; es además muy triste. Se evidencia, entonces, que el vínculo entre dirigencia y ciudadanía está seriamente debilitado. Hay que considerar, asimismo, que la democracia va más allá del voto. Este sistema de gobierno incluye valores, hábitos y la disposición de los ciudadanos a informarse, reflexionar y conversar sobre los temas políticos. Además, la decisión de participar es primordial, pero es demasiada la gente que critica al político -seguramente con razón- pero no está dispuesta a comprometerse en alguna agrupación política y participar de la política. Se limitan a criticar y a decir “siempre son los mismos” que es una manera de justificar su apatía y la falta de participación. Hay dos puntos que no deberían ser dejados de lado por los dirigentes: el respeto por el adversario y la aceptación del otro y su legitimidad. Esto también falta en estos días. No hay propuestas claras y en las voces políticas sólo se escuchan agresiones e improperios de distinta índole. Nada de esto colabora con el sistema. También es cierto que no pocos políticos caminan por un sendero absolutamente diferente al empleado por la ciudadanía. En líneas generales, los primeros pretenden no perder el poder. Los segundos intentan llegar al 30 de cada mes con menos sobresaltos. Pensamos que la democracia es un acuerdo entre gente que no se conoce para poder vivir juntos bajo reglas comunes, pese a la existencia de profundas diferencias. ¿Es difícil de lograr?, sí lo es, pero por años se pudo. Por lo tanto la pregunta es ¿por qué ahora no? G.S.
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