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» Data Chaco
Fecha: 14/08/2025 17:04
Chaco, con su calor y su historia, vio nacer a Esteban "Ekeco" López, un artista circense que transforma malabares en emociones. Actor, malabarista —incluso con fuego— y equilibrista en monociclo, Ekeco construyó su camino en la profesión del circo con la disciplina, curiosidad y creatividad como pilares. "Es un largo camino. Durante años los malabares fueron un hobby, hasta que descubrí que el mundo circense tiene muchas ramas", recuerda en una entrevista en El Garage de Data . Esa exploración lo llevó al teatro y, más tarde, al clown, donde los objetos y trucos adquieren vida y se convierten en historias que llegan al público. "Empezó también lo laboral, cuando me di cuenta de que quería dedicarme a esto", añade. Detrás de cada show de pocos minutos hay años de entrenamiento silencioso. "Cómo cobrar, qué precio ponerle a diez años de práctica… lo principal es poder disfrutar de lo que uno hace", dice, consciente del valor del esfuerzo que no siempre se ve en escena. Antes de dedicarse por completo a la actuación, probó distintos caminos, estudió varias carreras y trabajó en diversos oficios hasta sentirse preparado para dar el salto. "La magia del circo viene de tener confianza en lo que uno hace", asegura. Y es que transmitir emociones a través de los malabares y la actuación "es lo que hace que el público se conecte". Formarse en este arte no fue sencillo: hace años no existían cursos ni escuelas especializadas. La calle, otros malabaristas, los viajes y los escasos videos disponibles en internet eran sus maestros. Incluso fabricar sus propias pelotas de malabares era parte de la investigación. La disciplina y la autogestión son ejes de su carrera. Durante un año y medio viajó en camioneta por Latinoamérica, haciendo funciones en Bolivia, Perú y Paraguay. "Fue un viaje de mucho aprendizaje y con mucha autogestión. Hacer que todo funcione es un desafío hermoso", cuenta. Hace apenas un año regresó de Arabia Saudita, donde la experiencia profesional cambió: tenía manager, salario y horarios pautados. "El calor era intenso, más que en Chaco. Tenía que hablar inglés y adaptarme a una cultura distinta: no podía usar shorts, no hay alcohol, pero la hospitalidad y la comida eran increíbles", relata. Entre fuego, pelotas y monociclos, Ekeco equilibra tradición, creatividad y libertad. Cada función es una síntesis de años de esfuerzo, curiosidad y pasión: el arte de emocionar con destreza, disciplina y un toque de locura circense. Notas Relacionadas
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