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  • Halle Berry: una infancia rota, la estatuilla dorada que le dio un lugar en la historia y una saga de amores turbulentos

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 14/08/2025 02:41

    alle Berry, miembro del jurado del 78.º Festival de Cine de Cannes, posa en la alfombra roja durante la llegada de la película "The Phoenician Scheme", en competición en el 78.º Festival de Cine de Cannes, Francia, el 18 de mayo de 2025. REUTERS/Sarah Meyssonnier Hoy Halle Berry cumple 59 años. En 2002 se convirtió en la primera actriz afrodescendiente en ganar el Oscar a Mejor Actriz por Monster’s Ball, un reconocimiento que inscribió su nombre en la historia del cine. Pero sus éxitos van más allá de ese hito: su vida es un testimonio de grandes conquistas y de una resiliencia inquebrantable. Por empezar, su infancia no transcurrió en un mundo feliz, sino violento. Lejos del glamour, creció en los márgenes de Cleveland, donde fue criada por su madre blanca, Judith Hawkins, junto a su hermana Heide. El padre, Jerome Berry, abandonó el hogar cuando Halle tenía sólo cuatro años. Judith, enfermera de turno doble en un hospital psiquiátrico, sostuvo a la familia entre carencias y el abandono, lo que llevó a la futura actriz a colaborar desde pequeña, guardando propinas de trabajos esporádicos mientras intentaba no descuidar los estudios. A los ocho años, el regreso de su padre no trajo alivio, sino violencia doméstica. “Cuando bebía, todo empeoraba”, resumió Berry sobre esos años dramáticos de su vida. La situación llegó a tal punto que la Justicia dictó una orden de restricción definitiva. Desde entonces, ella y su madre vivieron en medio de privaciones económicas y juntas enfrentaron el racismo: “Por mi origen siempre fui discriminada. Por más que mi mamá fuera blanca, yo llevaba un signo en la frente por mi color, así que cuando crecí, me encargué de que la gente no me categorice por mi color”. Halle Berry en una sensual escena como chica Bond en "Otro día para morir" (2002) Aquellas cicatrices forjaron un carácter indoblegable. Tras destacar en concursos de belleza— fue finalista de Miss Mundo en 1986—Berry se adentró en el mundo de la actuación. El debut en Jungle Fever (1991) de Spike Lee le abrió un camino hacia papeles memorables en X-Men, como Storm, en la saga de James Bond junto a Pierce Brosnan y, más tarde, en Gatúbela. Su versatilidad, autenticidad e impacto visual la convirtieron en una de las actrices más emblemáticas de su generación, aunque pronto el foco mediático se desplazó a su vida privada. Halle Berry en la piel de Gatúbela (Warner Bros.) Los romances bajo el ojo público La vida amorosa de la actriz dejó expuesto, una y otra vez, su lado más vulnerable. Tras el brillo de los premios y la fama, sus romances se convirtieron en un campo de batalla mediático y personal, con conflictos que trascendieron la esfera privada Su relación con el beisbolista David Justice comenzó en 1992 con un flechazo: ella lo vio en MTV y, a los pocos días, tomaron contacto. En cuestión de cinco meses ella le pidió matrimonio. El romance fue tan veloz que se casaron el primer día de 1993. Pronto, la rutina deshizo el idilio. Justice arrastraba concepciones tradicionales sobre el rol de la mujer en el hogar: “Mi conocimiento, mi entendimiento, mi sabiduría sobre las relaciones no era grande. Yo soy del Medio Oeste, y en mi mente, en ese entonces, una esposa debía cocinar, limpiar, ser tradicional”, confesó décadas después en el podcast All the Smoke. Berry, inmersa en su carrera ascendente, viajaba constantemente para filmar, y esas ausencias minaron la conexión emocional. Halle Berry junto al beisbolista David Justice en Los Ángeles, California (Photo by Kevin Mazur/WireImage) “No cocinaba, no limpiaba, no parecía muy maternal, y ahí empezaron los problemas”, dijo Justice al evocar sus expectativas frustradas. Admitió que aceptó casarse con dudas (“No sabía si mi corazón realmente estaba en eso. Dije ‘OK’ porque no podía decir que no. ¿Quién iba a decirle que no en ese momento?”) y que el desgaste y el desencanto precipitaron el final. La separación llegó en 1996 y Berry, devastada, reveló años después que estuvo al borde del suicidio por la depresión. Durante el proceso, solicitó una orden de restricción por “temor por su seguridad personal y bienestar”, acusaciones que Justice negó. Con el tiempo, el exbeisbolista, aún resentido, acusó a Berry de repetir el mismo patrón de villana con sus siguientes parejas: “¿Todo era mi culpa? Sí, lo mismo hizo con Eric, Gabriel y Olivier. Es todo hermoso hasta que se termina y somos los malos. Solo quienes salieron con ella saben cómo es realmente.” De la cima profesional a la traición pública Canciones románticas, alfombras rojas y una ceremonia de Oscar de por medio marcaron el comienzo de la historia con Eric Benét, con quien Berry se casó en 2001 tras dos años de relación. Para la actriz, esta etapa representó la cúspide profesional y emocional: en 2002, Berry subió al escenario de la Academia convertida en la primera afroamericana en recibir el máximo galardón de actuación y agradeció emocionada a su esposo. Halle Berry y su entonces esposo, Eric Benet, en la 75.ª edición de los Premios Óscar el domingo 23 de marzo de 2003. (Foto por gsb) Pero detrás de esa imagen de cuento empezaban a asomarse las grietas. Ese año, Benét fue internado por adicción al sexo tras confesar infidelidades. Los titulares globales hablaron del escándalo y, pese a los intentos de rehabilitación, el matrimonio se quebró: en 2003 se separaron y el divorcio quedó oficializado en 2005. La prensa, que estigmatizó a Benét como el villano infiel, fue desmentida por su entorno: “Siempre lo pintaron como el adicto al sexo que le rompió el corazón a Halle, pero ella también fue responsable de los problemas que tuvieron, y Eric siempre sintió que nunca quiso reconocerlo”. El drama familiar sumó un capítulo sensible: India, hija de Benét, había sido cuidada por Berry durante la relación (la madre de la nena había muerto en un trágico accidente) y mantenían un lazo maternal. Tras la separación, el contacto se rompió. Berry denunció que Benét impedía los encuentros, mientras el músico sostuvo que la actriz no buscaba ver a la niña y que él jamás se lo prohibió. La batalla interminable por Nahla En 2005, una sesión de fotos de producción reunió al modelo Gabriel Aubry y Halle Berry: la atracción fue fulminante y, poco después, su nuevo romance copaba titulares. En 2008 nació Nahla Ariela Aubry. Pero la pareja, de temperamento igual de fuerte y sin concesiones durante las discusiones, se separó en 2010. Inició, entonces, una de las disputas por custodia más largas y mediáticas de la farándula. El romance con Gabriel Aubry nació en un shooting (Grosby Group) Berry y Aubry se acusaban mutuamente de negligencia y racismo. Halle llegó a declarar ante el tribunal que Aubry discriminaba y era negligente con la niña, ejercía abuso psicológico y le había confesado relaciones incestuosas en el pasado. Tales declaraciones, sin embargo, no prosperaron en la Justicia. El debate culminó con una decisión clave: Nahla debía permanecer cerca de su padre en Los Ángeles y Berry debía pagar más de 14 mil euros mensuales al modelo por manutención, además de asumir los costos de su defensa legal. Un episodio de violencia exacerbó el escándalo: tras rechazar un juez el pedido de Berry de mudarse con Nahla y su nueva pareja a Francia, Aubry y Olivier Martinez se enfrentaron físicamente en la casa que la actriz compartía con el actor francés. Aubry terminó con cortes en el rostro y una fractura de costilla; Martinez, con heridas en las manos. Ambos solicitaron órdenes de restricción tras la pelea y, según testimonios judiciales, hubo amenazas graves: el actor francés habría dicho que mataría a Aubry si no permitía que la niña viviera en Francia. El sueño francés que no pudo ser El inicio de la relación entre Olivier Martinez y Halle Berry fue motivado, en parte, por el anhelo de encontrar un espacio seguro y armónico para su familia. Berry deseaba mudarse a Francia con Nahla y Martinez, convencida de que ese entorno le daría estabilidad a su hija lejos del cerco mediático de Los Ángeles. Gabriel Aubry se opuso rotundamente, argumentando que cambiar de país violaba su acuerdo de custodia compartida y pondría en riesgo el contacto con su hija. El conflicto escaló a los tribunales, donde un juez falló a favor de Aubry: Nahla debía permanecer en Los Ángeles. Halle Berry quiso vivir en Francia con Olivier Martinez y su hija Nahla (Grosby) Al poco tiempo estalló la violencia: Berry fue testigo impotente de la agresión entre su expareja y su nuevo compañero. Las repercusiones mediáticas devastaron a la actriz, quien llegó a expresar su enojo y decepción por la conducta “juvenil” de ambos hombres delante de su hija. A pesar de los líos judiciales y los gestos de enojo, Berry decidió seguir adelante con Martinez. En julio de 2013, la pareja se casó en Borgoña y, meses después, nació su hijo Maceo. Sin embargo, la relación pronto se deterioró por nuevos desencuentros: Martínez, temperamental y poco tolerante a la exposición mediática, protagonizó hechos violentos, como golpear a un fotógrafo con la sillita del bebé en Los Ángeles. Estos incidentes intensificaron la distancia con Berry, incapaz de encontrar una convivencia apacible. La separación llegó oficialmente en 2015, aunque firmaron su divorcio un año después. Un comunicado conjunto pedía privacidad y respeto, pero el proceso legal no cesó: en 2023, acordaron la custodia compartida y un oneroso pago mensual de manutención para Maceo. No obstante, en 2024 Berry solicitó la custodia exclusiva, alegando discrepancias irreconciliables sobre la crianza y la falta de colaboración activa de Martinez en tratar los “problemas educativos y conductuales” de su hijo. Luego del turbulento final de su matrimonio con Olivier Martinez, la vida de Halle Berry enfrentó un nuevo viraje. En lugar de lanzarse de inmediato a un nuevo romance, optó por una pausa deliberada. En una entrevista con la revista Marie Claire, la actriz contó que eligió tomarse un “periodo sabático” para entenderse a sí misma, alejándose del circuito de citas, y sumergiéndose en una etapa de autoexploración profunda. Esos tres años de soledad la chica Bond volcó su energía en prácticas que promovieron su bienestar emocional: acudió a terapia, se internó en la lectura y viajó hasta la India para adentrarse en el estudio de la meditación. Introspectiva, reconoció que hasta ese momento había sido “descuidada” con sus elecciones afectivas, y decidió enfocarse en entender qué era lo que realmente buscaba en una pareja. Así comenzó a escribir listas con sus necesidades y las características que deseaba para una futura pareja. En sus propias palabras, Berry describió este giro interior como el más intencional que alguna vez había dado fuera del ámbito profesional: “Me dediqué a mi carrera con intención. Sabía lo que quería y lo hacía. Pero nunca había sido tan intencional con mis relaciones”. Aquella búsqueda no solo transformó su modo de encarar los vínculos, sino que, curiosamente, abrió la puerta a un nuevo amor. El regreso de la pasión fue tan inesperado como sereno: a través del hermano de Van Hunt, músico y compositor, Berry recibió la propuesta de conocerlo justo en el momento en que sentía haber comprendido sus propios patrones. El contacto inicial, mediado por la pandemia, fue estrictamente telefónico: durante cuatro meses hablaron e intercambiaron ideas. En septiembre de 2020 oficializaron su romance de manera pública. La actriz Halle Berry y el cantautor Van Hunt posan en la gala del Museo de la Academia de Cine en Los Ángeles, California, EE. UU., el 25 de septiembre de 2021. REUTERS/Mario Anzuoni La conexión, subrayó Berry, marcó una diferencia radical respecto a todo lo que había experimentado antes. “Era la primera vez que estaba locamente enamorada antes de tener sexo”, confesó la actriz en una entrevista. El proceso, impregnado de madurez y paciencia, hizo de ese amor una vivencia inédita: “Nunca antes me había pasado. Es una experiencia hermosa que cambia tu vida. Fue mágico, simplemente mágico”. Con Van Hunt, Berry parece haber encontrado estabilidad después de años marcados por desencuentros y litigios. El aprendizaje, la búsqueda espiritual y el autoconocimiento constituyeron el preámbulo necesario para reencontrarse con el amor, esta vez en una relación que ella misma definió como la más plena y consciente de su vida.

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