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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 14/08/2025 02:38
El James Webb detectó 14 galaxias latentes en el universo primitivo, un hallazgo que desafía la visión tradicional de la formación estelar (ESA/WEBB, NASA & CSA) En los últimos años, el Telescopio Espacial James Webb (JWST) revolucionó la astronomía con descubrimientos que no solo amplían nuestro conocimiento, sino que también desafían ideas largamente aceptadas sobre cómo evolucionan las galaxias. Uno de los hallazgos más sorprendentes es la detección de las llamadas galaxias latentes o “galaxias Bella Durmiente”: enormes estructuras cósmicas que, contra todo pronóstico, dejaron de formar estrellas apenas unos cientos de millones de años después del Big Bang. Este fenómeno, registrado en los primeros mil millones de años de vida del universo, ha tomado por sorpresa a la comunidad científica. Según los modelos previos, las galaxias primitivas debían estar en plena ebullición creativa, formando estrellas a un ritmo frenético gracias a la abundancia de gas frío y materia prima cósmica disponible. Antes del James Webb apenas se conocían unas pocas galaxias latentes, ahora se identificaron catorce en el universo más temprano (NASA) Sin embargo, las observaciones del JWST mostraron que no todas siguieron ese camino. Algunas se “apagaron” prematuramente, deteniendo por completo su actividad estelar. El hallazgo se dio a conocer a través de un estudio subido al servidor de prepublicaciones arXiv por un equipo internacional de astrónomos dirigido por Alba Covelo Paz, estudiante de doctorado en la Universidad de Ginebra. Su investigación no solo revela un capítulo inesperado en la biografía del cosmos, sino que también plantea nuevas preguntas sobre los mecanismos que regulan el ciclo de vida de las galaxias. Un descanso inesperado en plena juventud cósmica El Telescopio Espacial James Webb capturó imágenes de una formación apodada "Tornado Cósmico". (NASA, ESA, CSA, STScI) Cuando los astrónomos enfocaron el JWST hacia regiones extremadamente distantes del espacio, esperaban encontrar galaxias jóvenes, repletas de estrellas recién nacidas. En cambio, detectaron sistemas que parecían haber entrado en una fase de hibernación cósmica. La luz captada por el telescopio, analizada en el espectro infrarrojo cercano, mostró la firma inequívoca de una interrupción en la formación estelar. A estas galaxias se las bautizó como “Bella Durmiente”, un apodo que refleja la idea de que están en reposo, a la espera de un estímulo para reactivar su producción de estrellas. El fenómeno resulta desconcertante porque ocurre en un momento del universo en el que, teóricamente, nada debería impedir un crecimiento sostenido. El equipo de Covelo Paz detectó un total de 14 galaxias latentes en un conjunto de más de 1600 observadas. Algunas tenían masas relativamente modestas, de unos 40 millones de masas solares, mientras que otras alcanzaban cifras colosales de hasta 30 mil millones. Este rango amplio rompe con la suposición de que la latencia era exclusiva de galaxias muy pequeñas o extremadamente masivas. Estas galaxias interrumpieron su formación estelar en los primeros mil millones de años tras el Big Bang, mucho antes de lo previsto por los modelos (NASA, ESA, CSA, STScI, M. Meyer - University of Michigan) La explicación más aceptada hasta ahora involucra la actividad de agujeros negros supermasivos en el centro de estas galaxias. La energía liberada por estos gigantes gravitatorios puede calentar el gas interestelar hasta el punto de impedir que se enfríe y colapse para formar nuevas estrellas. Pero no es la única hipótesis: las interacciones gravitacionales con otras galaxias, las colisiones que despojan a las galaxias de su gas frío o la retroalimentación estelar —donde explosiones de supernovas y vientos estelares intensos expulsan el material necesario— también podrían jugar un papel clave. En palabras de la propia Covelo Paz, esta interrupción “suele ser una fase temporal, que dura unos 25 millones de años” en promedio. Aunque pueda parecer breve, en la escala humana, se trata de un periodo significativo dentro de la vida de una galaxia. Este paréntesis podría incluso influir en su evolución futura, ya que un cese prolongado podría significar la pérdida de la capacidad de retomar la formación estelar. El telescopio espacial James Webb de la NASA, la ESA y la canadiense CSA ha observado las afueras de la Vía Láctea, una zona conocida como "Galaxia Exterior Extrema", una región que se encuentra a más de 58 000 años luz del centro galáctico. Imagen: ESA/NASA/CSA Antes de la llegada del JWST, las galaxias latentes detectadas en el universo temprano podían contarse con los dedos de una mano. Ahora, con las capacidades espectroscópicas del telescopio, se ha multiplicado la muestra y se ha logrado una caracterización más precisa. Según el estudio, todas las galaxias identificadas habían detenido su formación estelar entre 10 y 25 millones de años antes de ser observadas, lo que sugiere un patrón común: períodos de intensa actividad seguidos de pausas prolongadas. Este modelo de crecimiento intermitente, con estallidos seguidos de letargos, rompe con la imagen clásica de una formación estelar continua. Si se confirma, podría implicar que la evolución de las galaxias en el universo primitivo fue mucho más caótica e impredecible de lo que pensábamos. Un desafío para los modelos de evolución galáctica El hallazgo muestra que la evolución de las galaxias puede incluir fases de reposo, con pausas temporales en la formación de estrellas (NASA) La existencia de galaxias latentes tan temprano en la historia cósmica obliga a replantear varias ideas sobre el desarrollo del universo. Tradicionalmente, se creía que las primeras galaxias, formadas a partir de las enormes reservas de gas que dejó el Big Bang, crecían de manera constante durante cientos o miles de millones de años antes de experimentar pausas significativas en su formación estelar. Sin embargo, los datos actuales muestran que algunas galaxias interrumpieron su actividad mucho antes, en escalas de tiempo que parecen “prematuras” si se comparan con las predicciones. Esto plantea un dilema: o bien los modelos actuales subestiman la influencia de procesos internos y externos capaces de frenar el nacimiento de estrellas, o bien existen mecanismos aún desconocidos que actúan con rapidez en las etapas iniciales del universo. Uno de los aspectos más intrigantes es que la latencia no implica necesariamente el fin definitivo de la formación estelar. De hecho, hay indicios de que algunas de estas galaxias podrían reactivarse en el futuro. Los investigadores consideran que factores como el aporte de nuevo gas frío —ya sea por acreción desde el medio intergaláctico o por fusiones con otras galaxias— podrían “despertar” a las Bella Durmiente. Esta imagen de la NIRCam del telescopio espacial James Webb de la región de formación estelar NGC 604 muestra cómo los vientos estelares de estrellas jóvenes, brillantes y calientes crean cavidades en el gas y el polvo circundantes (NASA, ESA, CSA, STSCI) El concepto de formación estelar explosiva también gana relevancia con este hallazgo. Se trata de episodios breves pero intensos, donde una galaxia produce una gran cantidad de estrellas en un lapso reducido, para luego entrar en un estado de reposo. Este patrón, de confirmarse, sugiere que la historia de una galaxia es una sucesión de pulsos creativos y pausas, en lugar de un proceso uniforme. En términos de física, la clave podría estar en la capacidad de la galaxia para mantener el equilibrio entre la acumulación de gas y los procesos que lo expulsan o calientan. Cuando la balanza se inclina hacia la pérdida de gas frío, la formación estelar se detiene. Y dado que en el universo primitivo las interacciones y fusiones galácticas eran mucho más frecuentes, no es difícil imaginar que estas interrupciones fueran comunes. Pero persiste una pregunta crucial: ¿qué determina la duración de la latencia? Si una galaxia permanece inactiva durante decenas o cientos de millones de años, podría agotar por completo las condiciones necesarias para reiniciar su actividad. En ese caso, el cese no sería temporal, sino definitivo. Por ahora, las observaciones no permiten determinar con certeza si algunas de las galaxias latentes halladas por el JWST volverán a encender sus fábricas de estrellas. Algunas galaxias latentes tienen masas de hasta 30 mil millones de soles, rompiendo la idea de que todas eran pequeñas en el universo temprano (NASA) Lo que sí está claro es que este descubrimiento abre una nueva ventana para entender los procesos que moldearon el universo en sus primeras etapas. El hallazgo no solo aporta datos, sino que también redefine las preguntas que los astrónomos deben plantearse. ¿Qué tan común era la latencia en el universo primitivo? ¿Podría ser una etapa inevitable en el ciclo de vida de todas las galaxias, o es exclusiva de ciertos tipos? ¿Qué papel juegan los agujeros negros y las colisiones en este fenómeno? El JWST, con su capacidad para observar galaxias extremadamente lejanas y jóvenes, seguirá proporcionando pistas. Cada nuevo dato permitirá refinar los modelos y, posiblemente, derribar más de una suposición establecida. La historia de las galaxias latentes apenas comienza a escribirse, y todo indica que será una de las más fascinantes del relato cósmico.
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