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Gualeguaychu » El Dia
Fecha: 13/08/2025 03:42
En el Hospital Centenario, un programa educativo especial se convirtió en la llave para que tres trabajadoras de la institución, Delia, Clara y Liliana, completaron su educación secundaria. Lo que comenzó como una oportunidad tímida en 2022, se transformó en un recorrido de perseverancia, aprendizaje y compañerismo que, el pasado viernes, culminó con la aprobación de sus últimos exámenes. Liliana Márquez, una de las flamantes egresadas, recuerda el momento en que se enteró de la iniciativa: “Apenas me enteré que en el Hospital se podía terminar el secundario, me anoté. Fue una oportunidad única. Cuando era adolescente había hecho dos o tres años, pero dejé; después empecé a trabajar y la vida me llevó por otro lado. Nunca pensé que lo iba a terminar”. El Programa Oportunidades, desarrollado a través de la plataforma virtual ATAMA, está dividido en seis módulos que abarcan áreas como lengua y literatura, inglés, matemáticas, ciencias sociales y naturales, sumando economía o administración en los últimos tramos. Las clases virtuales son acompañadas por tutores que guían a los estudiantes en la comprensión de contenidos y la realización de actividades, finalizando cada módulo con un proyecto integrador y su defensa oral. Puede interesarte Para Liliana, el desafío fue doble: "No tenía computadora al principio. El hospital me prestaba una en el servicio de informática. Los profesores me enseñaron a usarla, a manejar la plataforma y hasta a escribir en Word. Cuando terminé el primer módulo y aprobé, me compré mi propia computadora. Eso me permitió avanzar más rápido”. Carolina Aguilar, coordinadora del equipo docente, destaca que de las 52 personas que se inscribieron, solo estas tres mujeres comenzaron y llegaron al final: “Les costó mucho, sobre todo por la mediación tecnológica. No sabían prender una computadora, pasar un archivo o subir una actividad. Pero fueron constantes, responsables y se apoyaron entre ellas. Incluso después de jornadas laborales largas, encontraban en la clase un espacio para ellas mismas”. El proceso fue también un camino de transformación personal. Aguilar recuerda: “Delia empezó con una autoestima muy baja, diciendo ‘no puedo’, y terminó explicando con seguridad en el examen. Lili mejoró muchísimo en redacción, vocabulario y confianza; ahora quiere seguir estudiando. Y Clara, que a veces quería abandonar, encontró la fuerza para continuar y terminó con una constancia admirable”. Puede interesarte El acompañamiento del equipo docente fue clave: “La paciencia y la dedicación de los profes hicieron la diferencia. Pero el mérito es de ellas, que decidieron pensar en sí mismas y dedicarse el tiempo que se merecen”, afirma Aguilar. Para Liliana, este logro se suma a otro capítulo de su vida profesional: “El hospital ya me había dado la oportunidad de profesionalizarme como enfermera. Ahora me dio esta. No me queda más que agradecer. Aprendí que nunca es tarde”. El pasado viernes, las tres “guerreras”, como las llaman sus docentes, rindieron exámenes sobresalientes, cerrando un ciclo que no solo les otorgó un título, sino también la certeza de que los sueños, con esfuerzo y apoyo, se cumplen.
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