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» El litoral Corrientes
Fecha: 13/08/2025 02:35
Jorgesimonetti.com “La corrupción es la conducta que se desvía de los deberes formales de una función pública para obtener beneficios privados pecuniarios o de prestigio, o viola cierto tipo de reglas que sancionan el ejercicio de ciertos tipos de influencias relacionadas con lo privado” Jospeh Nye, politólogo estadounidense Con el advenimiento del libertarismo al gobierno, la sociedad argentina ha debido acostumbrarse a una distinta perspectiva de las cosas, buenas y malas. La musa inspiradora de la nueva corriente instalada en el poder es la del estado mínimo, a través del cual salimos del estado social o estado benefactor, de un gran gasto social, y navegamos hacia la orilla opuesta. Obviamente que ello importa un conjunto de medidas, esencialmente de la privatización de los activos del estado, de manera de trasladar servicios, actividades y empresas que orbitan en el ámbito público, al sector privado. La corrupción es un dato incontrastable de los estados gordos, se tiene mayor cantidad de fondos públicos para gestionar, y consecuentemente la tentación del desvío de los mismos a los bolsillos indebidos. Nuestro país ha tenido una rica experiencia en materia de lo que yo llamaría corrupción directa, que es el pasaje de los fondos de las arcas públicas hacia el bolsillo del funcionario, con pocas escalas en el camino. El kirchnerismo ha hecho escuela en tal sentido, sobre todo utilizando la obra pública para ello. “La corrupción pública no es unidimensional. Puede presentarse de diversas formas, pero tiene un elemento común: el poder del estado” Tal como es la dinámica judicial en nuestro país, lenta con los titulares del poder pero activa con los que emergieron del mismo, ha comenzado a caer el peso de la ley sobre el entramado de corrupción durante los gobiernos kirchneristas. Si hacemos centro en Cristina Kirchner, la misma se encuentra cumpliendo una sentencia de prisión (domiciliaria en su caso) por la causa Vialidad, y le esperan algunos juicios orales cuyos procesos están en las etapas finales. Hablamos de las causas Cuadernos, Hottesur-Los Sauces y Pacto con Irán, en las que, casi seguramente, sumará años a su condena inicial. Todavía la sociedad está fuertemente impactada por la corrupción kirchnerista, que no termina de irse y no lo hará por bastante tiempo más. Es que, no sólo quedan los procesos penales, sino también el trabajo para recuperar (tarea casi imposible creo yo) la montaña de dinero mal habido. Mantener en la consideración pública la gestión de Cristina, significa un activo político importante para los libertarios, contra la cual desean confrontar en las bonaerenses del 7 de setiembre y en las nacionales de octubre. Pero, volviendo al tema principal de este artículo, la nueva impronta libertaria del estado mínimo también trae una novedosa forma de corrupción pública, que es hacer valer la influencia del poder para extraer ilícitamente los dineros privados. Es lo que pasó con el escándalo LIBRA#, en el que el Presidente utilizó su cuenta de X para promocionar la criptomoneda, lo que, sólo unas pocas horas después, se convertiría en una gran estafa en beneficio de amigos de Milei y en detrimento de muchos inversionistas. “Entre la corrupción analógica que no termina de irse y la corrupción virtual que ya está instalada, la sociedad no tiene verdaderas opciones” A pesar de sus veleidades de una inteligencia superior, no hesitó el libertario en reconocerse como un estúpido engañado, teniendo en cuenta que la noche que se le venía encima. Ni lo uno ni lo otro, ni talento superior ni estupidez extrema, sólo un presidente que se prestó a promocionar una estafa. “Los hermanos sean unidos”, frase nunca mejor aplicada a los Milei. Karina, la encargada de la caja. Hyden Davis, se jactaba de tener en un puño a Javier: “Yo controlo a ese “nigga”, expresión esta última utilizada por los supremacistas blancos para referirse a personas de ascendencia afroamericana. El susto sigue. Milei se auto absolvió en el marco de la Oficina de Anticorrupción. En el Congreso pone todas las trabas al funcionamiento de la comisión investigadora, la justicia va lenta, pero ya se han obtenido algunas pruebas importantes. El fiscal Eduardo Taiano lo investiga por los delitos de estafa, tráfico de influencias, cohecho, abuso de autoridad y negociaciones incompatibles con la función pública Mientras tanto, en la justicia norteamericana progresa la acción colectiva de los perjudicados, y la investigación también salpica a los hermanos Milei. “La cuestión es que, con un estado gordo o un estado mínimo, la corrupción siempre encuentra su zona de confort en la inmoralidad de los gobernantes” No olvidamos, tampoco, las valijas traídas por Belén Arrieta en el avión de Scaturicce, ambos de la cofradía libertaria, que no fueron revisadas por Aduana. La corrupción pública tiene múltiples caras. En todas, el estado es el actor común. En la corrupción directa del kirchnerismo, a través de la malversación, en la indirecta del mileísmo, utilizando las influencias que otorga el poder. La única diferencia que podemos establecer, hoy, es una cuestión de proporciones y formas, pero el sustrato inmoral es el mismo. Mientras tanto, valiéndose de la influencia que automáticamente deviene del manejo de las decisiones públicas, los empresarios prebendarios alimentan con fortunas a la fundación oficialista Faro, manejada por el recaudador de Milei, Agustin Laje. Todo sigue como era entonces.
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