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  • A 100 años del nacimiento de Carlitos Balá: sus primeros shows sobre el colectivo 39 y su historia de amor con Marthita

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 13/08/2025 02:31

    Carlitos Balá haciendo su gestito de idea (Facebook: Carlitos Balá) Carlitos Balá ya no está en este plano para celebrar sus cumpleaños número 100, que se conmemora justamente este miércoles 13 de agosto. Pero, sin lugar a dudas, su espíritu sigue presente en el corazón de todos los argentinos a los que les marcó la infancia, en el de su familia a la que le dedicó su vida y, muy especialmente, en el de su amada esposa, Martha Venturiello. Marthita, como él le decía. Y es que es imposible separar lo que fue la historia de vida del creador de latiguillos como “Un gestito de idea”, “¿Qué gusto tiene la sal?“, “¡Mirá como tiemblo!”, ”Un kilo y dos pancitos" o ”Sumbudrule“, de la historia de amor con la mujer que lo acompañó durante más de seis décadas. La que le dio dos hijos: Martín y Laura Balaá. Y la que, a pesar del éxito y la fama, lo vio mantener la humildad hasta el último día de su vida. Había nacido en 1925 en el barrio porteño de Chacarita como hijo de un inmigrante libanés y de una argentina descendiente de croatas. Su nombre completo era Carlos Salim Balaá. Y era un humorista nato. Sin embargo, a pesar de haber estudiado teatro incentivado por su hermana Norma que lo quería sumar a las obras del colegio, sus primeros pasos no los dio en un escenario, sino en el colectivo 39 donde ofrecía su show a voluntad. Carlitos en su juventud, con su típico flequillo Cuentan que, por entonces, los choferes de la línea que une el barrio natal de Carlitos con Barracas se peleaban por llevarlo. Y que, en más de una oportunidad, los pasajeros se pasaban de paradas por estar entretenidos con sus ocurrencias. Nadie imaginaba, por aquellos años, lo que vendría después. De hecho, hasta ese momento, él rodaba de un empleo al otro sin tener muy en claro su objetivo. Pero llegó la radio (La revista dislocada, Los tres...), la televisión (El flequillo de Balá, El show de Carlitos Balá), el teatro (Canuto Cañete, conscripto del siete), el cine (El tío Disparate, La carpa del amor, Qué linda es mi familia) y el circo (El circo de Carlitos Balá). Profesionalmente, lo logró todo. No obstante, él siempre supo que, lo más importante, estaba puertas adentro de su casa. Con su esposa y sus hijos. La primera vez que Carlitos la vio a Marthita, ella tenía apenas 18 años y él estaba por cumplir los 30. Fue en un casamiento, mientras bailaban, cuando quedó flechado por su presencia. Y el mundo se detuvo frente a él. De los 500 invitados que se movían al ritmo de La Conga, sus ojos solo podían reparar en ella. Así que, apenas terminó el festejo, se ofreció a acompañarla hasta su casa con la ilusión de poder convencerla de que le aceptara una cita. Y lo logró. Él sabía que su fuerte era el humor. Así que decidió apelar a sus morisquetas. A ella, al principio, le daba vergüenza. Al punto que le dijo a la amiga que la acompañaba que nunca más lo vería. Pero cuando Carlitos se paró en medio del colectivo imitando a un vendedor de birome, terminó entendiendo que junto a él solo le podía deparar un futuro de risas. Y se animó a darle una oportunidad al amor. Balá forjó una carrera en radio, cine y televisión Pero no solo se tuvo que acostumbrar a sus incansables bromas. Martita también tuvo que aceptar que todos lo miraran “raro” por su corte de pelo. Es que, desde su juventud hasta el último día de su vida, Carlitos usó flequillo. Y, aunque al principio resultaba llamativo, luego logró imponer el “corte Balá”, con el que todas las peluquerías del país conocían al también llamado estilo “hongo” o “casquito” que lo caracterizaba. Lo cierto es que, aunque le costó, finalmente Marthita se fue acostumbrado a la personalidad de Carlitos, que a pesar de ser muy tímido en la intimidad se mostraba sumamente extrovertido hacia afuera. Decía que, con el tiempo, se había dado cuenta de que ese “payaso” que había conocido en una fiesta había resultado ser “el hombre más respetuoso del mundo”. Y, tras siete años de noviazgo, ambos oficializaron su relación con una boda que se concretó en 1962. “Para un cumpleaños mío me regaló el anillo de compromiso. Gracias a Hilda Bernard y su esposo nos pudimos casar, porque él tenía un contrato de un año seguido, entonces me dijo: ‘Ahora nos casamos’. Fue escalonando todo de a poco, porque no queríamos arriesgarnos y ese fue el momento ideal”, había contado Martitha en una entrevista. Luego llegaron sus hijos y sus nietos, Laura y Tomás Gelfi, a los que Carlitos se encargó de malcriar como buen abuelo. Carlitos con su mujer, Martha, y sus hijos Laura y Martín ¿Si todo fue color de rosas? Seguramente no, como no lo es para ninguna pareja. Sin embargo, Balá y su esposa lograron encontrar la manera de entender la postura del otro ante cada situación problemática. Y buscaron la forma más armoniosa de solucionarlas, para poder seguir unidos. “Nos conocemos de memoria. Así como es de exigente, Marthita también me da todos los gustos. Por ejemplo, me cocina todo lo que quiero: empanadas de choclo, empanadas de pollo y sopa de sémola para que yo crezca fuerte y lindo”, contaba Balá siempre apelando a la comicidad. Carlitos decía que tenía un champagne preparado para celebrar los 100 años junto a Marthita. Y que no le tenía miedo a la muerte, porque estaba seguro de que Dios no iba a ser tan injusto de mandarlo al infierno. Lo cierto es que, entre noviazgo y matrimonio, sumaron 67 años de amor. Y solo la muerte de él, ocurrida el 22 de septiembre de 2022, a tan solo un mes de haber cumplido los 97, logró separarlos. Es verdad que, en ese momento, una parte de ella también se fue. Pero también es cierto que la memoria de Balá sigue presente. De hecho, celebrando el centenario de Carlitos, este miércoles en la sede comunal 15 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y con la conducción de Silvina Chediek, se está lanzando una campaña nacional bajo el hashtag #Carlitos100, con la que se busca que todos aquellos que crecieron viéndolo o tuvieron la suerte de conocerlo, suban sus fotos, anécdotas o comentarios en las redes sociales etiquetando a @carlitosbalaoficial. Al mismo tiempo, se realizarán diferentes acciones con las que se intentará homenajearlo, entre las que se incluyen el anuncio de un mural en la terminal de la línea 39, la exposición de dos obras realizadas por la artista Vika Ferreyra de la Fundación Pinta Argentina con el apoyo del Centro Rossi, la presentación de un taxi intervenido Por Sony Music Argentina con la imagen de Balá que recorrerá la ciudad y un especial que se verá por la señal Volver, sumado a una recepción a cargo de El imperio de la Pizza de Chacarita. Carlitos y Marthita celebrando junto a Panam Así, con el aval de su familia, se intentará mantener el legado de este hombre que conservó las cartas de sus fanáticos ordenadas cronológicamente año por año, el que jamás le negó una foto o un autógrafo a nadie y el que ya estando retirado, después de décadas de éxitos, en 2011 aceptó volver al ruedo junto a Laura Panam Franco y se encontró con que los niños de la era de los celulares también lo amaban. Y preferían cantar Aquí llegó Balá junto a él, en lugar de mirar sus pantallas.

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