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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 12/08/2025 12:39
Daniel Lauretta al llegar al Puerto de Buenos Aires esta mañana (captura TV) El regreso del buque Falkor Too al puerto de Buenos Aires puso punto final a una de las expediciones oceanográficas más cautivadoras y comentadas de los últimos años en la Argentina. La campaña Talud Continental IV, realizada en conjunto por el CONICET y el Schmidt Ocean Institute, no solo aportó valiosa información científica sobre el cañón submarino de Mar del Plata, sino que también acercó ese universo remoto a decenas de miles de personas gracias a una transmisión en vivo que rompió récords de audiencia y viralizó las imágenes de un mundo hasta ahora casi desconocido. El líder de la misión, Daniel Lauretta, investigador del Museo Argentino de Ciencias Naturales (MACN), describió la experiencia desde la dársena donde atracó el barco, con una mezcla de orgullo y entusiasmo: “Nos íbamos sorprendiendo todos al mismo tiempo”. La frase refleja la esencia del proyecto: un puente entre la ciencia y la sociedad, donde el asombro de los investigadores se compartió en tiempo real con el público. La expedición Talud Continental IV transmitió en vivo imágenes inéditas desde casi 4000 metros de profundidad en el Atlántico Sur (Conicet) El operativo no fue menor. Durante tres semanas, más de 30 especialistas de distintas instituciones argentinas y del exterior trabajaron a bordo para explorar una zona clave del Atlántico Sur. El buque transportó al robot submarino ROV SuBastian, capaz de descender hasta los 3900 metros y maniobrar en entornos de oscuridad total, temperaturas cercanas a los 0 °C y presiones aplastantes. Desde allí, envió imágenes en alta definición que revelaron no solo la diversidad biológica del cañón, sino también la presencia de microplásticos y otros residuos humanos. El proyecto del CONICET y Schmidt Ocean Institute combina investigación de alta mar con divulgación en vivo y acceso abierto (Conicet) “Muchas veces el trabajo científico es puertas adentro, pero en este caso en vivo y en directo con un montón de gente que no es especialista en el tema fue la gran diferencia en esta campaña. Poder bajar las cámaras y transmitir en vivo lo mismo que veían ustedes, eso fue una cosa increíble. Nos fuimos sorprendiendo al mismo tiempo. Nosotros teníamos una idea de cómo era la diversidad de la fauna en el Mar del Plata. Pero vimos muchas especies que no sabíamos que existían. No tengo los nombres porque es trabajo posterior, pero muchísimas especies no las hemos registrado previamente”, aseguró Lauretta sobre la repercusión que tuvo la campaña científica en Argentina y el mundo. “Creo que lo más lindo fue la recepción de la gente y especialmente los niños y niñas que mandaban dibujos de la fauna y jugaban a ser investigadores. La verdad que para nosotros es una alegría enorme. Y bueno, nuestro trabajo con científicos es investigar, pero también dar a conocer lo que podemos aportar y despertar la curiosidad de la gente. Esa parte del trabajo lo pudimos compartir”, sostuvo el experto del Conicet. Más de 92000 espectadores siguieron en tiempo real las maniobras del robot ROV SuBastian durante la campaña científica (Conicet) Y completó: “Estuvo muy bien el tema de la repercusión, porque son noticias positivas que muestra lo que hacemos. Además, esta campaña fue muy rara, porque fuimos 20 días en el barco. Estamos separados de la familia y estamos como en un universo paralelo arriba del barco y ahora es el momento de remontar con la familia y volver a la rutina normal”. La posibilidad de observar esos hallazgos en tiempo real fue el gran diferencial de Talud IV. Mientras los expertos estudiaban hábitats vulnerables, corales de aguas frías o criaturas de aspecto casi fantástico, los espectadores en YouTube podían hacer preguntas, recibir respuestas y compartir la emoción de cada descubrimiento. El pico de audiencia llegó a superar las 92.000 personas conectadas de forma simultánea, muy por encima de los registros habituales del canal del Falkor Too. La misión registró especies nunca antes vistas en la región desde el pulpo Dumbo hasta peces telescopio y calamares abisales (Conicet) Un laboratorio natural en el Atlántico Sur El cañón de Mar del Plata no es solo una depresión profunda en el lecho marino. Su ubicación, en el punto de encuentro entre la corriente cálida de Brasil y la fría de Malvinas, lo convierte en una frontera biogeográfica excepcional. Allí confluyen aguas con temperaturas, salinidades y nutrientes distintos, creando un mosaico de condiciones que favorece la coexistencia de especies de procedencias muy diversas. Ese cruce de corrientes, sumado a las características topográficas y a la dinámica de sedimentos, genera un laboratorio natural para estudiar desde la distribución de invertebrados y peces hasta procesos como el almacenamiento de carbono azul o el transporte de microplásticos. Las muestras tomadas durante la expedición permitirán, por ejemplo, analizar ADN ambiental, reconstruir cadenas tróficas y modelar en 3D organismos emblemáticos para su uso en programas educativos. El cañón submarino Mar del Plata es una frontera biogeográfica clave donde confluyen corrientes cálidas y frías del Atlántico Sur No es la primera vez que el CONICET y sus socios internacionales trabajan en esta zona. Las campañas anteriores —Talud Continental I, II y III— ya habían documentado decenas de especies desconocidas y revelado una biodiversidad sorprendente en corales, moluscos, crustáceos, equinodermos y peces de profundidad. Pero esta cuarta entrega llevó la exploración a otro nivel, tanto en alcance tecnológico como en participación pública. Hallazgos que superan la imaginación Las muestras tomadas permitirán estudiar biodiversidad de invertebrados y peces así como la presencia de microplásticos (Conicet) La lista de criaturas captadas por las cámaras del ROV SuBastian parece sacada de un catálogo de ciencia ficción. Entre ellas, el célebre pulpo Dumbo, que mueve sus aletas laterales como orejas; la estrella de mar apodada “culona” por su curiosa forma; peces telescopio de grandes ojos adaptados a la penumbra; calamares abisales y una langosta guerrera madre que, en un inusual acto de defensa, embistió al robot para proteger a sus crías. La transmisión convirtió a varios de estos animales en inesperadas estrellas virales, inspirando memes, ilustraciones y debates en redes sociales. El material obtenido pasará a repositorios científicos y educativos como CONICET Digital OBIS y GenBank para libre consulta (Conicet) Lejos de ser anécdotas pintorescas, estos registros ofrecen información clave sobre especies poco estudiadas, su distribución y su comportamiento. Algunos de estos organismos jamás habían sido observados en la región, lo que abre interrogantes sobre posibles cambios en sus rangos geográficos o sobre la influencia de variables ambientales en su presencia. La expedición también dejó en claro el impacto humano en las profundidades. Además de organismos vivos, el robot documentó restos de basura marina, evidenciando que ni siquiera los ecosistemas más remotos escapan a la contaminación generada en superficie. La misión incluye la creación de modelos tridimensionales de especies emblemáticas para uso en escuelas y museos del país (Conicet) El trabajo ahora entra en una fase distinta. Según explicó Lauretta, “se vienen años de trabajo de laboratorio. Tenemos un montón de imágenes para analizar y un montón de ejemplares para avanzar, además de los proyectos que había. Muy probablemente podamos generar algo, una exposición transitoria”. Esa etapa incluirá la clasificación taxonómica de las especies recolectadas, el estudio de sus adaptaciones y el análisis de las muestras de agua y sedimentos. El compromiso con la divulgación también se proyecta a futuro. El equipo planea que parte de los resultados se transformen en material didáctico para escuelas, museos y clubes de ciencia, y que las imágenes y datos se publiquen en repositorios de acceso abierto como CONICET Digital, OBIS y GenBank. Así, el conocimiento no quedará restringido a la comunidad académica, sino que podrá ser consultado y reutilizado por investigadores, docentes y ciudadanos. Los datos permitirán comprender la dinámica de sedimentos y el rol del carbono azul en los ecosistemas marinos profundos (Conicet) El impacto de la transmisión fue tal que algunos de los protagonistas de la misión ya piensan en nuevas rutas. El cierre oficial incluyó el anuncio de campañas previstas en aguas de Uruguay y en otros sectores del Atlántico Sur, con la intención de repetir el formato de streaming que demostró ser un potente canal de acercamiento entre ciencia y sociedad. En ese sentido, la bióloga Nadia Cerino, del Grupo de Estudios del Mar Profundo de Argentina (Gempa), expresó su gratitud y emoción hacia quienes siguieron la experiencia: “Es maravilloso poder transmitirlo, que nos acompañen... Que los niños lo miren, ver todo eso en los nenes y la inspiración... Fue mucho más de lo que esperábamos”. Su mensaje final, cargado de energía y ternura, incluyó una invitación abierta: “Adelante, gente, anímense. No hay edades, no hay límites si uno le pone ganas; esto es pasión, uno tiene que ponerle el corazón y las cosas después resultan así”. Expediciones previas describieron decenas de especies nuevas revelando corales de aguas frías y fauna profunda diversa (Conicet) Más allá de los resultados científicos, Talud IV dejó una huella en el vínculo entre la comunidad investigadora y la sociedad. El cartel sumergido al final de la última inmersión, con el mensaje “¡Gracias por el apoyo!”, sintetizó esa conexión construida a lo largo de las transmisiones. Lo que comenzó como una campaña de investigación se convirtió en un fenómeno cultural y mediático que logró que miles de personas sintieran como propio un rincón del océano a 4000 metros de profundidad. El área estudiada se considera un laboratorio natural ideal para evaluar cambios ambientales y distribución de vida marina en profundidad (Conicet) La expedición demostró que la ciencia, cuando se comunica de forma abierta y creativa, puede movilizar audiencias masivas y despertar vocaciones. También dejó claro que los fondos marinos de la Argentina todavía guardan secretos capaces de sorprender incluso a quienes llevan años estudiándolos. El reto, ahora, será mantener viva esa curiosidad colectiva y seguir explorando con el mismo espíritu que inspiró a los tripulantes del Falkor Too: trabajar en equipo, compartir el asombro y abrir ventanas a mundos ocultos bajo la superficie.
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