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  • En 2023, médica de Concordia había denunciado “ampollas contaminadas con la bacteria que apareció en el fentanilo”. La Justicia aún no la convocó

    Colon » El Entre Rios

    Fecha: 11/08/2025 06:30

    En julio de 2023 –dos años antes de que se produzcan, al menos, 34 muertes por Fentanilo contaminado- un equipo médico del Sanatorio Garat de Concordia enfrentó un brote infeccioso inusual en pacientes oncológicas. Seis mujeres con diagnóstico de cáncer de mama presentaron infecciones en los catéteres tras recibir quimioterapia. La Dra. Florencia Prieto lideró una investigación clínica y bacteriológica que permitió aislar la bacteria Ralstonia pickettii en una ampolla de dexametasona cerrada, del laboratorio HLB Pharma. La experiencia, documentada luego en una prestigiosa publicación científica en agosto de 2024, ignorada por ANMAT, podría haber evitado la producción contaminada de Fentanilo del lote producido por HLB en diciembre de 2024 y que hoy circula por el sistema sanitario argentino. Prieto es una conocida profesional de la salud concordiense. En los comienzos de la intendencia de Francisco Azcué, estuvo al frente del área de salud municipal, hasta que decidió alejarse, haciendo públicas sus diferencias con el área de Desarrollo Humano de la que por entonces dependía la política de salud. —¿Cuándo detectaron que algo no andaba bien?, preguntó a Prieto el periodista Pablo Benito, para El Litoral de Santa Fe, a propósito del fentanlilo. —En julio de 2023 empezamos a ver varios casos de infecciones inusuales en pacientes oncológicas. Fueron seis casos en total, todos muy similares. Las enfermeras estaban preocupadas, los oncólogos también. Nadie entendía qué estaba pasando. Pensaban que quizás estaban haciendo algo mal en la administración. Pero nosotras, desde el laboratorio, sabíamos que no era eso. —¿Qué hicieron entonces? —Comenzamos una investigación interna. Revisamos todo el recorrido de las pacientes en el sanatorio, desde que ingresaban hasta que se iban. Evaluamos jeringas, agujas, guantes, elementos de desinfección, los procedimientos. Todo. —¿Había algo en común entre las pacientes? —Sí. Eran todas mujeres, con el mismo tipo de cáncer de mama, y todas recibían la misma quimioterapia. Usaban catéteres implantables para la medicación. Identificamos dos medicamentos administrados en común. Uno de ellos era la dexametasona. —¿Cuál fue el hallazgo clave? —Tomamos muestras de las ampollas de dexametasona que se estaban utilizando en ese momento. Había dos lotes diferentes de la misma marca en circulación. Mandamos a analizar ambos. En una de las ampollas cerradas creció Ralstonia pickettii. Nunca habíamos visto esa bacteria en el sanatorio. —¿Qué hicieron con ese dato? —Notificamos de inmediato al Colegio de Farmacéuticos de Entre Ríos, que es el canal formal antes de llegar a la ANMAT. También se retiró el medicamento y se cambiaron los catéteres. Las pacientes recibieron tratamiento antibiótico, y no hubo más casos. —¿Qué les respondió el Colegio de Farmacéuticos? —En octubre, varios meses después, nos respondieron que el producto “reunía las condiciones correctas para su uso”. Fue frustrante. Teníamos la evidencia microbiológica de una ampolla cerrada contaminada. Pero la respuesta fue que estaba todo en orden. —¿Qué sintieron ustedes como equipo de salud? —Fue desolador. Nosotras hicimos lo que correspondía: investigamos, documentamos, notificamos. Pero no hubo consecuencias. Nos quedó un sabor amargo. Y después, cuando vemos lo que pasó con el fentanilo contaminado, con consecuencias trágicas, sentimos que quizás si se hubiese actuado a tiempo, se podrían haber evitado muchas muertes. —¿Qué pensaste cuando salió a la luz el caso del fentanilo contaminado? -Sentí que era exactamente lo mismo que habíamos denunciado un año antes. No lo hace quien quiere, sino quien puede. La contaminación estaba en la manufactura. Si eso se hubiese investigado entonces, quizás se llegaba a tiempo. —¿El producto contaminado era también del laboratorio HLB Pharma? —Sí. Era dexametasona de ese laboratorio. Y aunque lo publicamos en una revista científica en agosto de 2024, nunca nos llamó ni la justicia ni ninguna autoridad para pedirnos más información. —¿Crees que tu trabajo puede servir ahora como antecedente en la causa judicial? —Creo que sí. Es una investigación epidemiológica completa, con confirmación bacteriológica. Si se hubiese escuchado, quizá se habría intervenido el laboratorio antes. En medicina, estamos acostumbrados a respetar las jerarquías. Pero cuando las jerarquías no responden, el sistema falla. —¿Qué debería cambiar, según tu experiencia? -Los mecanismos de alerta. No puede ser que una ampolla contaminada no dispare una investigación seria. La ANMAT debería actuar con más agilidad y más peso. Porque los medicamentos no son como cualquier producto: pueden salvar o pueden matar. Fuente: El Litoral de Santa Fe y El Entre Ríos

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