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  • Giulia Mangoni, la artista italiana que puso en diálogo el spaghetti western y el gaucho argentino

    » Clarin

    Fecha: 11/08/2025 02:41

    La obra de Giulia Mangoni es la que se lleva todas las miradas en la muestra Pintura italiana hoy: una nueva escena montada en el Palacio Libertad (exCCK). Se encuentra en el medio de la sala principal y se presenta como una obra dentro de otra. O como una obra rodeada por otra con la que dialoga; y se mezclan. La exposición fue ideada por la Trienal de Milán (Triennale Milano) y el Instituto Italiano de Cultura de Buenos Aires, y promovida por el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional italiano y por la Embajada de Italia en Buenos Aires. Con curaduría de Damiano Gullì, la muestra trajo a Buenos Aires la riqueza y la complejidad de la nueva escena de la pintura italiana a través de las obras de 27 artistas representantes de las principales tendencias de este tiempo. La obra “L’incroccio di Vallefredda”, de Giulia Mangoni presenta un ida y vuelta, un encuentro entre Italia y Argentina. Es una pintura hecha en su taller italiano montado sobre una pared de la sala del exCCK en la que la artista trabajó durante dos días elaborando un fondo que acompaña y contrasta los sentidos y personajes representados. Allí hay imágenes y protagonistas: el gaucho, el campo argentino, los caballos se confunden con las praderas italianas donde se filmaron películas del tipo spaghetti western italianos. En la tela se plasma el sueño del vaquero, la naturaleza, y la fuerte presencia italiana en Argentina. “L’incroccio di Vallefredda” en la muestra: Pintura italiana hoy: una nueva escena. Mangoni estuvo presente en la inauguración y contó cómo fue el proceso de trabajo para concretar esta composición: "La obra, un óleo sobre lienzo, nació en Italia para una exposición que formaba parte de un trabajo que realicé y que traducía una idea de la construcción de un territorio, porque desde hace años me interesa este tema. Volví a vivir a Isola dell'Iri en la provincia de Frosinone, donde nací. Me interesan mucho las narrativas fuera de lo urbano, entrar en lo rural, ver un poco del realismo mágico italiano. Soy mitad italiana y mitad brasileña, así que siempre tengo un poco las dos visiones de las cosas. Al volver a mi ciudad, empecé a hacer trabajos que exploraban la identidad cultural de ese territorio y la construcción de la identidad". Giulia Mangoni ganó el premio Skinner Connard's Travel Award y el premio Chadwick Healey de pintura. –¿Qué encontraste en común entre los territorios italiano y argentino parta hacer esta obra? –En este caso, tiene que ver con el spaghetti western y la idea del vaquero, hay una zona que fue muy utilizada en los años 50, 60, 70 para rodar esas películas. Hay muchos paisajes que parecen Nevada, México o Sudamérica, sí, pero son Rocca Secca, Campo di Appennino, muy cerca de Roma. Y me fascinaba porque esto se vinculaba con la tradición territorial de los bandoleros, que eran auténticos vaqueros del siglo XIX, me fascina cuando hay capas de la historia que se tocan en el tiempo. Entonces imaginé a un joven protagonista que se encuentra en un momento decisivo de su vida, en una encrucijada, como la de Vallefredda. La obra habla de esta pluralidad de caminos abiertos, pero no es obvio qué camino debe tomar, y cada animal representa un héroe, un camino, una vía, en este paisaje. “L’incroccio di Vallefredda”, de Giulia Mangoni, en Pintura italiana hoy: una nueva escena. Palacio Libertad, exCCK. –¿Cómo es el protagonista retratado en tu obra? –Se encuentra en un momento de equilibrio. Es un personaje que también habla del territorio como uno en equilibrio, está a medio camino, no ha entendido bien lo que quiere ser. Es un ser no muy industrial, rural ni muy turístico y no ha entendido en qué dirección irá culturalmente. Luego, en mi interpretación, él sueña en este contexto con ir más allá de su propio territorio, tal vez a Abruzzo, para ser una especie de vaquero, vivir una vida romántica, encontrar la solución en el imaginario del western, y por eso me divertía pensar en el imaginario del spaghetti western adaptado a este lugar. –¿En qué consistió la convocatoria para venir y traer una obra de estas características a Buenos Aires? Detalle de “L’incroccio di Vallefredda”, de Giulia Mangoni. –Cuando Damiano Gullì me pidió que trajera un trabajo aquí, le dije: "Llevémoslo a él, porque es un personaje que sueña con viajar. Hagámoslo viajar aquí y en Sudamérica", porque muchas veces los westerns retrataban una Sudamérica falsa. En mi interpretación, hay una capa adicional en la que, en la pintura mural, trabajo su sueño de Buenos Aires, por lo que él imagina la vida del vaquero, del gaucho argentino, viendo los westerns argentinos, todos las películas que transcurren en la Pampa. De todos modos, esos westerns son un retrato visto desde fuera, desde el cine, visto con la influencia estadounidense, no es un retrato real, sino una construcción sobre una construcción, sobre una imaginación, sobre un sueño. –¿Cómo es ese sueño? Giulia Mangoni con el curador Damiano Gullì. –Habla de este deseo de encontrar su propio camino, y de soñar con caminos diferentes. Y eso es lo que he hecho en este mural que me llevó dos días, y es una composición no planificada, así que me preparé dibujando mucho sobre películas y cosas cinematográficas que hablaban del territorio argentino. Creé un archivo de dibujos que luego reuní aquí porque yo tampoco conozco muy bien Argentina, así que también es mi forma de decir "Hola, soy Giulia". –¿Y cómo te construiste esa imagen de Argentina? –Es solo la primera capa de un conocimiento más profundo. Veo todo un sueño argentino, los caminos, el viaje, la inmigración, la memoria, la nostalgia, la imaginación, la idealización del otro país: eso siempre está ahí. Están todas estas historias de inmigración, conquista, violencia y de movimiento de arraigo y desarraigo. Esa es más o menos la idea. Sí, también es una situación actual, no solo histórica. Luego también está la idea del joven que ha perdido el camino, que ahora, en nuestro mundo plural, es maravilloso porque siempre hay muchos caminos abiertos, la globalidad, los viajes, Internet, pero también es cierto que hay mucha confusión y que este momento de evaluación del camino no es obvio. –¿Cómo ves ubicada tu obra en el conjunto de esta muestra? –Es una celebración de una narración. En mi opinión, muchos de estos cuadros de esta sala tienen esta cualidad de celebrar la narratividad, sus estratificaciones. Existe un camino y quien lo ve tiene que trabajar un poco, dar los pasos, mirar, caminar. Luego me gusta que la obra aparezca y se borre: después de la exposición, se destruye. –¿Qué elementos conceptuales confluyeron en esta obra? –Es una invitación, me gusta que el cuadro diga "Ven aquí a ver". La obra proviene de mis raíces pictóricas, de los artistas que vi mientras crecía en Brasil en los años 80, la pintura brasileña que era expansiva, que también el movimiento antropófago que ahora está en el Malba, el "Abaporu", de Tarsila do Amaral. Es mi "Mona Lisa", fui a saludarla porque es la filosofía, un imaginario, una cultura que se alimenta de otras culturas para sobrevivir. Creo que si realmente estudias la pintura, la pintura lo contiene todo: literatura, filosofía, teatro, matemática porque para hacer algo así se necesita proporción. Sí. Se convierte en una lente para ver el mundo. Esa es mi idea. Yo soy más de esta escuela que la de usar la pintura para aplicar una filosofía. Creo que la pintura es la filosofía y te ayuda a ver el mundo. Pero esto no es para todos, solo yo lo veo así. Pintura italiana hoy. Una nueva escena. En el Palacio Libertad (Ex CCK). 2025 Giulia Mangoni y Damiano Gulli –¿La naturaleza entra y sale de tu vida? –Es muy importante porque tienes como una cosmovisión, una visión completa e integral. Es una forma de posicionamiento de la vida, de las relaciones. Mi pintura me cambia la vida. Muchas veces cuando trabajo con animales, incluso los que crío en mi casa, como con Rupert, el gallo. Veo que la naturaleza no es una aplicación fría, es mi vida. Hasta el 21 septiembre 2025, de 14:00 - 20:00, en las Salas 705 y 706 del Palacio Libertad. Bio

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