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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 10/08/2025 03:19
Javier Milei en Moreno, provincia de Buenos Aires Javier Milei citó en su último discurso a Sun Tzu, un general y pensador chino, al que sitúan alrededor del siglo VI a. de C. Si bien hay discusiones acerca de la autenticidad de su figura, se le atribuye una obra de notable influencia titulada El arte de la guerra. Es un tratado de estrategia militar cuyo contenido a lo largo de los años se adaptó en otras áreas, como política, negocios, liderazgo, superación personal. El Presidente acudió al filósofo para cuestionar a la oposición, a la que acusó de intentar “prender fuego el país con tal de reinar sobre sus cenizas”. Aunque no existe esa frase en el texto, sí podría tratarse de una reinterpretación posterior de sus ideas. Quizá la coincidencia más clara entre Milei y Sun Tzu está en el capítulo III, denominado “sobre las proposiciones de la victoria y la derrota”, en el que sostiene que el triunfo no depende del tamaño de la tropa: “La prudencia y la firmeza de un pequeño número de personas pueden llegar a cansar y a dominar incluso a numerosos ejércitos”. La gran pregunta, en términos del estratega chino, es si el Gobierno hace la evaluación correcta acerca de la situación de sí mismo y del rival, clave previo al inicio de cualquier acción. Milei le ha declarado la guerra al Congreso, donde registra la representación más débil desde el retorno de la democracia: 8% en el Senado y 15% en la Cámara de Diputados. Parte de su argumento de campaña es justamente esa vulnerabilidad, y la inexorable necesidad de arrebatarle bancas a “la casta” que no le permite llevar adelante su plan. Sea cual sea el resultado electoral, matemáticamente es imposible que La Libertad Avanza pueda prescindir de acuerdos con otros bloques para aprobar reformas estructurales, como las que planifica enviar en la segunda mitad de su mandato. Milei tuvo un aceptable primer año legislativo, y un mal segundo año en curso. No sólo no logra sancionar propuestas oficiales (por ejemplo, la norma vinculada a la medida de “los dólares abajo del colchón” ni se movió), sino que le votan con facilidad leyes en contra. Cuando se analiza cómo fue que, en minoría, el Presidente consiguió desregular amplios sectores de la economía, desarmar la burocracia del Estado y reformar normas de todo tipo, la respuesta es básica: a través de facultades delegadas (atributos que el Congreso le otorgó a principios de su gestión y vencieron el mes pasado), y Decretos de Necesidad y Urgencia. Martín Menem y Germán Martínez - Jaime Olivos Es altamente probable que Milei no cuente con esos “superpoderes” en lo que queda de su administración y que la oposición, que entró en una dinámica distinta, emprenda una cruzada para modificar la ley que regula los DNU y hacer más complicado su uso. Eso, en los hechos, le quitaría un enorme margen de maniobra al Poder Ejecutivo. Traducido: aunque gane en las legislativas de octubre, cuente con más soldados en sus filas, no necesariamente habrá una baja de hostilidades. Milei puede mostrarse intransigente y tildar de “genocidas” a los legisladores de la oposición, pero todo aquello que no consiga respaldo a través de la negociación política para convalidar mayorías será visto frágil como un castillo de naipes. El consenso no está de moda, aunque sí la previsión del largo plazo, crucial para el mercado y los inversores. Hay un desafío previo en el corto plazo que son los vetos presidenciales sobre la suba de jubilaciones, la moratoria previsional y la actualización de las prestaciones a discapacitados. El Gobierno asegura que son medidas que atentan contra el equilibrio fiscal, corazón de su programa, y no ha querido ceder en alternativas intermedias para aminorar el gasto. A todo o nada. A eso se suman dos proyectos impulsados por los gobernadores para recuperar fondos, cuyo dictamen podría firmarse esta semana. Es decir, antes de que termine agosto, emerge en el horizonte otra sesión explosiva con desenlace complejo. “Si ustedes quieren volver atrás me van a tener que sacar con los pies para adelante”, lanzó Milei. Más allá del dramatismo de la declaración, la reacción del Presidente a través de la cadena nacional fue eminentemente política. Buscó amedrentar a esos legisladores del medio, los que terminan de definir el juego, y dar una señal de contundencia. El Gobierno no se ha percatado a tiempo de que funciona con mayor fluidez un conglomerado opositor que fue sumando peso. De hecho, a los que participan de esos chats para coordinar las tácticas los llaman “el grupo de los dos tercios”. Allí hay de todo: kirchneristas, radicales, provinciales, “lilitos”, y siguen las firmas. “Te vamos a tumbar la sesión”, le deslizó la noche del miércoles Martín Menem a Germán Martínez, jefe del bloque de diputados de Unión por la Patria. Había habido varios amagues durante la jornada: los libertarios creían que podían hacer caer el quórum pero pasaban las horas y, a pesar de los insistentes llamados de la mesa política del Gobierno, no lo conseguían. A las 22.22, cuando todavía no se había llegado a tratar la resurrección de la comisión investigadora de $LIBRA ni los decretos “motosierra” de Federico Sturzenegger, pidió la palabra Martínez. “No pisemos ningún palito de ninguna negociación extraña”, advirtió, en un mensaje al resto de los bloques, especialmente, a los gobernadores: habló directamente de “reciprocidad” de cara a lo que viene. La Casa Rosada no obtuvo, como otras veces, el favor de las provincias del norte. El gobernador Sergio Ziliotto (La Pampa) actuó como interlocutor entre la bancada de Unión por la Patria con Martín Llaryora (Córdoba) e Ignacio Torres (Chubut), ambos del flamante frente electoral Provincias Unidas, una posición distante entre los K y los libertarios. El balance a la madrugada fue desolador: LLA perdió cada una de las 13 votaciones (en general y particular) que promovió la oposición. “El Gobierno no actualizó el mapa de las relaciones políticas”, describió un referente que estuvo detrás de la trastienda parlamentaria. La consecuencia ya se aprecia en la agenda de la Cámara baja de los próximos días, después de los “emplazamientos” (orden de citación) aprobados en la sesión: Martes: las comisiones de Asuntos Constitucionales, y Peticiones, poderes y reglamentos tratan el proyecto sobre el caso de la criptomoneda que difundió el Presidente. Miércoles: se reúnen distintas comisiones para tratar la coparticipación de los Aportes al Tesoro de la Nación (ATN), la modificación del impuesto a los combustibles líquidos, la emergencia del sistema nacional de ciencia impulsado por Facundo Manes. Las primeras dos iniciativas son promovidas por los gobernadores y obtendrían despacho, paso previo para ser tratados en el pleno. La derrota legislativa del oficialismo convivió con una victoria: la imposición de Karina Milei sobre Mauricio Macri para competir juntos en octubre en la Ciudad de Buenos Aires. Es difícil llamar acuerdo a lo que se arribó, puesto que simplemente consistió en que le ex presidente aceptó el pliego de condiciones de la secretaria general de la Presidencia. No figurará la sigla PRO en la boleta, tampoco el color amarillo, y los dos nombres que le permitieron colocar en los puestos 5 y 6 de diputados deberán ser avalados por LLA. Primera actividad de campaña de Milei en el conurbano Nadie supo dar un argumento robusto para justificar la rendición de Macri: que no quería perder nuevamente en su cuna, que no quería hacer una campaña como opositor en CABA y como oficialista en provincia, que lo hizo para garantizar la gobernabilidad de su primo Jorge, etc, etc. Lo cierto es que aquéllos que aún permanecen en el PRO y están a disgusto con la determinación piensan en una profunda revisión interna desde noviembre. María Eugenia Vidal hizo visible su disgusto, y es una de las que plantea armar una alternativa hacia el año que viene. La tesis que manejan dirigentes de diversos espacios no K es delinear el post mileísmo, una manera de surfear la polarización. Después de haber liquidado el partido que fundó, ¿se retira Macri de la presidencia del PRO? Es una especulación que da vueltas, pero nada cambiará antes de que culmine el proceso electoral de 2025. El kirchnerismo/peronismo se enfoca en la provincia de Buenos Aires. Axel Kicillof y la mayoría de los intendentes del PJ pusieron la estructura en marcha y ajustan el operativo para el día de la votación. Ya están trabajando los jefes de fiscalización por sección. Lo viven como una interna peronista: no van a ir a buscar ningún apoyo por afuera, seducir a ningún desencantado de otro bando, el objetivo es ir por los propios. “Hay que llevar a los nuestros”, explica un dirigente que participa del despliegue. Bajo esta lógica, no hay el más mínimo interés que se movilice gente por fuera de su dispositivo, por ejemplo, en ciudades del interior que le son esquivas. Los distintos espacios consideran que la apatía electoral característica de los comicios previos puede repetirse, y será determinante a la hora de establecer un ganador. “Si nosotros conservamos nuestros votos de 2021, cuando (Victoria) Tolosa Paz perdió pero sacó 38 puntos, tenemos posibilidad de ganar”, arriesgan desde el peronismo. Es porque la opción de Juntos por el Cambio esta vez se divide en al menos dos ofertas por cada sección, lo que allana el camino aún para un PJ golpeado por el desgaste y las peleas internas. El clima en la LLA no es para nada épico. El debut con la bandera “Kirchnerismo Nunca Más” en La Matanza puede ser, como mucho, un hashtag para provocar en redes pero no tiene penetración en la coyuntura diaria del vecino de los barrios más pobres del Gran Buenos Aires. La campaña recién empieza y todo es posible. Dependerá de los generales el desempeño en esta batalla. Como predicó Sun Tzu, en definitiva: “El arte de la guerra se basa en el engaño”.
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